BUITRAGO DEL LOZOYA. Madrid
N-Ia PK 75,520 y A-1 PK 74 y 76
Interesante puente sobre el río Lozoya que da servicio a la
vieja nacional N-I y que probablemente sustituyó en los tránsitos al Camino
Real de Francia que salvaba este río por el llamado Puente del Arrabal. Desconozco
totalmente su proyecto y fundación pero a juzgar por su impronta, bella y
robusta, cabría ubicarla en el catálogo de puentes con modelos normalizados que
a mediados del siglo XIX diseñaron los ingenieros Lucio del Valle, Víctor Martí
y Ángel Mayo. Son obras funcionales, fuertes, placadas en buena sillería,
cabeceras normalmente abocinadas y que se levantan con frecuencia con apoyo en
roca madre lo que les confiere aún más resistencia y evita las socavaciones. Si
nos fijamos en algunos de los diseños del propio Lucio del Valle para puentes
del Canal de Isabel II se puede observar cierta semejanza con esta obra civil.
En sus andanzas por la zona para la construcción del famoso Canal de Isabel II
pudiera ser plausible que hasta hiciera dibujos para este paso que pudieran
hacerse realidad independientemente de que no estuviera en su cometido el
mantenimiento o mejora de esta carretera radial pero los continuos viajes por
esta sierra para los proyectos de canalizaciones, acueductos, puentes o la
propia presa del Pontón de la Oliva tomando esta vieja calzada y quedando sorprendido
por el angosto y difícil paso por el Puente del Arrabal, pudieran ser motivos
suficientes para que aconsejara hacer la variante en la que se encuentra
nuestro flamante puente.
Así permaneció esta obra hasta el año 1929 en que por alguna
razón que desconozco se actuó sobre la bóveda, probablemente de piedra y que se
sustituyó por otra de hormigón armado, reafirmando quizás también otros
paramentos y estribos en una actuación que probablemente ensanchó el puente de
6 a 8 metros.
Ya en los años 60 del siglo XX se procede a la burda
transformación de esta digna obra sustituyendo el viejo tablero por otro más
ancho y gran vuelo en lado de aguas arriba. Se refuerzan también con hormigón
parte de las cabeceras y -no sé muy bien el porqué- se dejan empotradas en la
zona de impostas las viguetas de refuerzo que sobresalen en la cara aguas
abajo. Desaparecen los pretiles de fábrica sustituyéndose por otros de hormigón
sobre los que se hincan las barandillas o protecciones de acero.
Su longitud no ha variado, siendo aproximadamente de 90
metros incluyendo sus largos estribos, uno de ellos en curva. Su ancho original
sería de 6 metros, semejante a la profundidad de la bóveda y tras su
ensanchamiento de 1929 se llega a los 8 metros, siendo el actual tablero de
13,50 metros lo que permite una circulación cruzada, amplios arcenes o aceras y
los gruesos pretiles de hormigón.
Lo destacable de la obra es su factura original a base de
sillería de variado volumen pero buena escuadría, colocación, horizontalidad de
hiladas y cara vista abujardada; en muchas piezas se aprecia el encintado liso de
los bordes -sillería moldurada- utilizándose piedra granítica de la zona en la
mayoría de los paños. Dispone de un único vano en geometría de medio punto con
una luz aproximada de 13,65 metros que permite grandes desalojos dada la flecha
de la bóveda desde claves hasta lámina de aguas ya que se construyó en un punto
donde el encajonamiento del cauce es pronunciado. Los muros de acompañamiento
se refuerzan ampliando su anchura desde la base, al estilo de los baluartes y
se prolongan, especialmente en de la cabecera derecha, adaptándose a la curva
de la calzada. Disponían de una gruesa imposta de piedra e imbornales para el
desalojos de aguas en cubierta pero han desaparecido con la última actuación.
Respecto a la bóveda cabe destacar las boquillas como elemento original a base
de un dovelaje de roca granítica de excelente talla y conformación del arco,
imbricando las piezas a soga y tizón. También embellece la obra el recurso de
aristones en las esquinas de los muros en disminución hacia rasante.
Como decía, según mi teoría del puente, en el ensanche de
1929 es probable que se desmontara el intradós y un frente del puente para su
ensanche. Este corrimiento entrañaba la confección de una nueva bóveda de
hormigón armado, incorporación de masas de hormigón en los rellenos y nuevo
placaje con la sillería original, trabajo éste de gran esmero porque cuesta
adivinar la cara sujeta a esta reforma. La nueva colocación del dovelaje de
boquillas es también minuciosa y plena, quedando con cierto relieve sobre la
bóveda interna donde se aprecian las marcas de las cimbras para su encofrado in
situ. Me inclino a pensar que es en la cara aguas arriba donde se produjo
el corrimiento ya que presenta paños de sillería de falsa piedra, colocación de
piezas de granito alternas y un rejuntado o llagado a base de cemento.
Su mantenimiento deja mucho que desear: barandillas oxidadas,
hierros que sobresalen por diferentes zonas, pegotes de hormigón y cemento por
doquier, las vigas de acero sin función aparente que sobresalen, mugre y basura
en cabeceras y terraplenes, dificultad para acceder al cauce por cualquiera de
los sitios y carencia de información sobre esta digna obra hasta en manuales de
consulta. Es un buen punto para observar y fotografiar el puente viejo o del
Arrabal.
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