martes, 9 de febrero de 2021

PUENTE VIEJO DE TORRE DEL BIERZO. León

 PUENTE VIEJO SOBRE EL RÍO TREMOR
TORRE DEL BIERZO. León
LE-106 PK 6 y N-VI PK 352 y 356

La historia de esta localidad, que pudiera ser la llamada antiguamente Santa Marina de los Montes o simplemente Torre pues ambas se emparejan según autores, se pierde en la noche de los tiempos pues existen vestigios en forma de petroglifos hallados por la zona cuya datación se aproximada a los 4000 años. Mas adelante, se desarrolla cierta cultura castreña, en paralelo con la de los pueblos astures o galaicos que subsiste hasta la llegada de los romanos. Cobran relevancia los asentamientos de los susarros, etnia autóctona de la zona que conviven con los romanos y es de suponer que también se romanizan hasta la llegada de las invasiones de suevos o después de los visigodos. Ya en tiempos de Ordoño I de Asturias se encarga al conde Gatón la repoblación de esta zona berciana. Desde el año 910 pertenece al Reino de León. En el siglo XII estos territorios pertenecen al señorío de Bembibre, en el siglo XV esta localidad es representada en las Cortes por la ciudad de Ponferrada y en el siglo XVI pasa a formar parte de los dominios del marqués de Tábara en la figura de Bernardino Pimentel Enriquez por disposición del rey Carlos I. En la división territorial del conde de Floridablanca del año 1785 aparece Torre con la denominación de lugar, perteneciente al Obispado de Astorga como señorío eclesiástico. A mediados del siglo XIX como informa la enciclopedia de Madoz es un lugar que formaba parte del ayuntamiento de Albares de la Ribera. En el año 1941 toma su nueva denominación como Torre del Bierzo y es actualmente municipio con un gran número de pueblos y aldeas bajo su administración. Se ubica en la Comarca del Bierzo o Mancomunidad del Alto Bierzo y lo cruzan el río Tremor y el Arroyo de la Silva.

Quizás, la controversia o dificultad de dirimir la autoría o antigüedad de un puente la encontramos al relacionar la obra física con el camino al que da servicio. En el caso de esta zona de valles y montañas por doquier, se adivinan variados caminos que alcanzan este pueblo o pasan cerca. Efectivamente, los pueblos autóctonos tendrían trochas y quizás sendas más o menos amplias por las que se comunicaban entre ellos para comerciar o interrelacionarse. Algunos historiadores nos hablan de una calzada de origen romano que serpenteaba por estos valles y que se pudiera solapar con los viejos caminos de los pueblos indígenas y que creen que se asocia a la Vía XVIII del itinerario de Antonino que conectaba la civitas de Bracara Augusta -actual Braga portuguesa- con Asturica Augusta, la actual Astorga y en cuyo itinerario parece que se encontraban los castros o las mansio de Bergido (cerca de Cacabelos) e Interamnium Flavium (cerca de Bembibre). Esta vía se cree que fue construyéndose entre los años 79 y 80 durante el imperio de Vespasiano y Tito por el praeconsul y gobernador de la Hispania Citerior Caius CalpetanusRantius Quirinalis Velerius Festus, con propósitos comerciales y fijación de población en su itinerario. Aunque hay historiadores que asocian esta ruta con la XVIII del Iter Antonino, otros autores matizan el trazado y consideran que existían hasta tres caminos diferentes, adjudicando éste a la también conocida como Vía Nova, que en esta zona pasaría por la localidad de Albares. A nivel administrativo, estos valles bercianos quedaban bajo el control del Conventus Asturicense con capital en Asturica Augusta dentro de la provincia de Tarraconensis, más adelante en la Hispania Citerior y ya en tiempos de Diocleciano pasó a denominarse Gallaecia. Ya en tiempos medievales, se asocia este periplo con el de la conocida ruta o camino de Geira.

Poco se sabe sobre la evolución de estos caminos que guardan relación con nuestro puente aunque parece plausible que pudieran formar parte de la red de caminos reales que se fueron configurando durante el reino de los Austrias y toman forma de mapas, rutas e incluso carreras de postas en el Clasicismo. Así, del ambicioso proyecto de la Calzada Real de Galicia, inspirada en el mapa de las citadas Carreras de Postas del año 1720, parcialmente modificada en 1755 para crear las carreteras radiales de la Corte se llega al plan de Matías Escribano de 1757 donde se observa mayor coincidencia de su itinerario hacia Galicia, quizás porque ya conocía el proyecto de Carlos Lemaur Burriel aunque siguiendo a Vázquez del Viso las obras carreteriles no se iniciaron hasta el año 1761 bajo la dirección del jefe de ingenieros Balthasar Ricaud de Tirgale y la colaboración de los ingenieros militares Juan de Torres, Francisco Toledano, Francisco Angulo y Manuel Fravery además del sobrestante mayor del camino real Miguel Valls y el maestro de obra Antonio Carbajo, entre otros muchos. Lo cierto es que el propio proyecto de Lemaur que llevaron a cabo estos ingenieros no difería mucho de la traza de las vías romanas ancestrales que en general, buscaban el terreno más propicio y accesible por el que circular por lo que sin duda, cabe pensar en que se montaron o solaparon ambas vías y en la actualidad resulta complicado determinar los puntos concretos por donde circularía la vieja calzada romana. Esta hipótesis de vieja calzada romana la tiene en cuenta el propio Lemaur cuando en el año 1763 trabajaba en este camino real e incluso apunta en su descubrimiento que podría tratarse de la antigua vía romana del Itinerario Antonino que iba de Brigantium a Asturica Augusta, añadiendo otros descubrimientos como eran lápidas con inscripciones latinas que el mismo reprodujo en dibujos, algún miliario romano y piezas de numismática, alguna de ellas en Torre del Bierzo. Se cree que esta práctica arqueológica de los ingenieros de la época obedece a la moda que ya se había puesto en práctica en tiempos de Carlos VII de Nápoles con las prospecciones y catas arqueológicas en Pompeya y Herculano y de las que se impregna el propio Carlos Lemaur.

La trayectoria de esta calzada se complica aún más con los proyectos y realizaciones contemporáneos para la carretera radial N-VI que también se montó en gran parte de su recorrido sobre la calzada clasicista. Si a esto añadimos las recientes modificaciones del trayecto al construir variantes y desvíos en la propia carretera nacional así como sectores desaparecidos u ocluidos al diseñar la autovía A-6 nos encontramos -los amantes de la caminería- con serios problemas para determinar con exactitud el periplo de la vieja ruta en el entorno del Puerto del Manzanal y su continuación hasta el límite con Galicia en Pedrafita do Cebreiro.

No es corriente encontrar un artículo de prensa de carácter histórico con verosimilitud y detalle de cierto interés pero no me resisto a incorporar aquí un excelente trabajo de V. Silván en el digital Infobierzo con fecha 02.11.2020 que nos ilumina sobre esta zona, sus rutas y caminos, toponimia y otras consideraciones como la de abrir la posibilidad de que existiera otro sector del Camino de Santiago diferente al clásico de Foncebadón y la Cruz del Ferro que denominan “Ruta del Manzanal”. Este texto dice así: […] Tras salir de Astorga, este camino se dirige a Pradorrey, Combarros y Rodrigatos de la Obispalía hasta el puerto de Manzanal, un paso con una altitud de 1.230 metros -frente a los 1.504 metros de Foncebadón-. Desde ahí es el momento de descender, bajando por Manzanal del Puerto y Montealegre, con las ruinas de la representativa iglesia románica de San Juan, para entrar en la comarca berciana por Torre del Bierzo. Llega a esta localidad siguiendo el trazado de la antigua Vía Nova y cruza el río Tremor a través de su viejo puente de piedra (levantado en el siglo I d.C, y modificado posteriormente) para seguir por la avenida Santa Bárbara hasta la salida del pueblo. Ahí, en las últimas casas, donde estaban los talleres de Zapico, sale a la derecha un camino que sigue la calle Valcabado y sube hasta el Alto de la Rueda, ubicado en el monte mancomunado de Santa Marina de Torre y Albares de la Ribera. De esta manera, modifica su trazado original que sería siguiendo el río Tremor dejando atrás la que en su día fue la herrería de Lemaur -ingeniero francés encargado de las grandes obras de ingeniería de la España del siglo XVIII- hasta Las Ventas…/… Desde este punto, la ruta comienza a descender hacia Albares de la Ribera para continuar hacia Las Ventas de Albares por un camino vecinal que sale desde la Huerta Grande en un bonito paseo entre choperas, huertas y arboleda de frutales. En Las Ventas otro puente de piedra de origen romano (también datado en el siglo I d.C.) facilita al peregrino el paso sobre el río Boeza. Desde este punto, continúa el camino hacia Bembibre, donde el caminante pasará por delante de su ermita de El Santo, las callejuelas de la ‘Villavieja’, bajando por la ‘Rúa de los peregrinos’ hacía la plaza Mayor, donde en tiempos se levantaba una sinagoga judía antes de ser la actual iglesia de San Pedro. El recorrido sigue hacia San Román de Bembibre, San Miguel de las Dueñas y Ponferrada, donde enlaza con el Camino Francés[…]. Este texto también incorpora algo de historia de esta ruta jacobea a partir de finales del siglo XV como nos cuenta a continuación: […] La primera referencia escrita de la alternativa por Manzanal, según detalla Jovino Andina en su libro ‘Caminos a Santiago por el Bierzo Alto’, se debe a un monje servita de las inmediaciones de Estrasburgo, llamado Hermann Küning von Vach, quien en 1495 publicó una guía rimada para uso de los peregrinos alemanes titulada ‘Die walfart und Strass zu Sant Jacob’. En ese texto, Küning aconseja tomar la dirección de la derecha al salir de Astorga “porque así no tienes que subir ningún monte” y evitar Rabanal. Por este camino llegas pronto a Bonferat (Ponferrada), pregunta primero por Sankt Maurin -que algunos estudiosos identifican con Santa Marina de Torre- y dejas Astorga tres millas a la izquierda, entonces encuentras una aldea tras otra, explica de forma algo confusa el peregrino alemán, que asegura que en esta ruta “tienes buena gente y un camino seguro y dan gustosamente pan y vino”. Una cita que ya recogió anteriormente Augusto Quintana Prieto en su conferencia ‘Torre del Bierzo. Tierra de peregrinación’, donde profundizaba en aquellos elementos que permiten a Torre del Bierzo “definirse, desde sus mismos comienzos, como una población eminentemente peregrina y jacobea”. El historiador apunta al puente, la iglesia dedicada a San Benito y a la existencia de un hospital, que se levantaría en un terreno que conserva el nombre de ‘la huerta del hospital’… /… En esta línea, Balboa de Paz también cree que la denominación medieval  de Torre (Turris Mauri) podría estar relacionada con la existencia de una torre de protección a los peregrinos, como ocurría en el castillo de Autares (Vega de Valcarce). Unas raíces que se pierden en la historia y que permiten a Torre del Bierzo volver a reivindicarse como una “tierra de peregrinación” […].

En general, algunos historiadores o documentalistas locales dan por hecho la autoría romana de este digno puente sin otras objeciones. Me gusta este texto de Vanessa Silván porque independientemente de que diga que es de origen romano, añade que se modificó más adelante y también introduce la variante de este camino jacobeo como propio de época renacentistas, evitando asociar el mismo a su origen altomedieval (el propio del Camino Francés) que habitualmente circulaba sobre los vestigios de variadas vías romanas desde su inicio en Saint Jean Pied de Pont y luego Roncesvalles, donde efectivamente, podemos contemplar algunos genuinos puentes de traza romana o tardorromana. Desvincular este camino de Torre del Bierzo del auténtico periplo compostelano ajusta bastante bien la posibilidad de que esta estructura pontonera no necesariamente tuviera que ser de fundación romana. Desde mi punto de vista y con las debidas cautelas, propondría una factura altomedieval que guarda consonancia con la expansión del reino asturiano hacia el SW y que en puridad, sus maestros de obra o canteros siguen ejecutando las obras pontoneras al estilo y técnica romana pero con muchos matices y en general con resultados menos duraderos por la falta de fírmitas en la construcción. En este caso, quizás los vestigios más antiguos se corresponden con variados sillares de larga soga que recuerdan al opus quadratum pero no se observan lienzos regulares propios de este tipo de aparejo isodomo, cualidad de la ingeniería romana pontonera que además, no solía contener mortero entre juntas. A mi modo de ver, la fábrica del puente es tan variada debido a las diferentes reconstrucciones que resulta difícil adjudicar una autoría claramente romana a esta obra; me inclino por creer que es altomedieval con arreglos y reparos que van desde tiempos renacentistas y barrocos hasta la drástica modificación clasicista, probablemente en tiempos de Carlos III y quizás con la intervención de Carlos Lemaur Burriel que para adaptar este puente al camino real pudiera haber modificado el tablero, suavizando su perfil de lomo de asno, añadiendo también los pretiles de sillería y abriendo las embocaduras en aleta, además de canalizar el cauce con manguardias de piedra para evitar desbordamientos ante fuertes crecidas del río Tremor. En estas diferentes intervenciones, se procedía a recuperar la sillería y mampostería de la vieja obra recomponiendo la bóveda y muros de acompañamiento en un pastiche que exhibe nuestro puente en el momento actual.

Características actuales de la obra. En realidad se trata de una obra civil modesta que cubre las necesidades de salvar un río de caudal muy oscilante con estiajes habituales en verano y que probablemente se cruzaba por diferentes vados naturales a lo largo de la historia de este pueblo. Tiene una longitud total incluyendo estribos y las amplias cabeceras de 19 metros donde el ancho del río -con cierto encajonamiento- es de aproximadamente 24 metros. Dispone de un único vano con un arco que quizás originariamente podría ser de medio punto y tras los diferentes colapsos de la bóveda adquiere una geometría de arco ligeramente abierto. Su luz aproximada de es 13,40 metros. Los estribos se empotran en los taludes naturales de roca esquistosa y conforman en ambos lados unas aletas en vuelta al tiempo que se placan con sillería y mampostería del tipo baluarte, más anchos en la base que en su cenit. Estas aletas se continúan en cauce con muros achaflanados tipo mechinales y unas manguardias de piedra como canalización del propio cauce que se prolongan unos pocos metros. En la cabecera de margen izquierda (visión aguas arriba) se modifica la estructura del estribo quizás por la construcción posterior de una torre de control o pontazgo adosada  en el lado de aguas abajo del puente que ahora es una finca particular. Si nos fijamos en la cimentación de esta vivienda y su planta más baja se puede observar la diferencia de cota con respecto a la rasante del actual tablero lo que nos puede hacer pensar en que en algún momento histórico se decidió elevar los estribos para conseguir mayor horizontalidad del tablero. Ello nos hace pensar en que originariamente la obra debería de tener un tablero a dos aguas o de lomo de asno pronunciado, cualidad que nunca tuvieron los puentes romanos pero que era habitual en la pontonería gótica. Cabe pensar en que esta modificación tendría lugar, bien en algún colapso de la estructura o a partir del siglo XV cuando parece ser que se empiezan a construir tableros horizontales para mejorar el paso de carros evitando las pendientes que por cierto, solían producir bastantes accidentes entre los arrieros incluyendo caídas al río o atropellos y muertes de viandantes que cruzaban la puente porque se les abalanzaban los carromatos sin freno debido a sus cargas. Siguiendo con las aletas, la correspondiente a la cabecera derecha en lado aguas arriba ha desaparecido, quizás embebida en los hormigones de protección de otra vivienda que ha invadido el lecho del río de dominio público.

Sobre vano y muros de acompañamiento corre una larga imposta de sillería con un grueso de 30 centímetros y que tiene relieve sobre el aplomo de los muros quizás debido a que en alguna de las rehabilitaciones del puente se intentó ensanchar la calzada algunos centímetros. En aguas arriba esta imposta, muy modificada, sirve para tapar una serie de conducciones modernas, según tengo entendido.

En cubierta destacan especialmente los abocinamientos de cabeceras, cuya anchura llega hasta los 7,30 metros y que servían para la espera de carros ante el cruce de otro y para el buen paso de los rebaños. El tablero es recto y la posición del puente es perpendicular al cauce del río. La anchura total es de aproximadamente 4 metros, semejante a la profundidad de la bóveda. La calzada libre tiene una anchura de 3 metros y dispone de pesados pretiles que reposan en las impostas cuya anchura es de 40 centímetros con altura de 1,15 metros. Estos petos se componen de tres hiladas de sillería a lo largo del tablero y aletas careciendo de albardillas pues el buen trabajo de cantería ha labrado el canto superior con biselado de esquinas a modo de pasamanos. Muchas de las piezas y quizás debido a desprendimientos se han machihembrado por medio de grapas de hierro forjado; la tipología de estos pretiles y la solución de fijación era habitual en el barroco e incluso en el clasicismo. Esta peculiaridad se da en el pretil de aguas abajo, bastante conservado. El contrario ha sido arruinado en algún momento y durante mucho tiempo se cubrió con apaños groseros de cemento hasta la rehabilitación del año 2014.

No sé si en algún momento se ha hecho alguna cata para descubrir su posible cubierta de losas de piedra como firme. Dado que en el tablero existe una tapa de registro cabe pensar que se ha llegado al extradós para introducir canalizaciones y se podría haber descubierto parte de su solado original. Durante bastante tiempo seguro que tendría un firme de tierra o macadán, incluso modernamente alguna capa de asfalto. Ahora se ha cubierto a base de adoquín menudo de piedra de granito del tipo portugués.

Como ya señalaba, la fábrica de este puente es variadísima. Me llaman la atención algunas piezas de sillería de larga soga y que pudieran ser de piedra granítica en las zonas bajas de aletas y muros de acompañamiento que incluso toman forma trapezoidal para casar mejor en la curvatura de las roscas exteriores del vano y que quizás sean las piezas más antiguas del posible puente romano o románico. Otros sillares mantienen volumetría variada, escuadría poco regular y las hiladas carecen de horizontalidad. También existen paños placados con sillarejo, mampuestos y canto rodado de variado tamaño. Hay zonas limpias con juntas estrechas y otras donde predomina el mortero de cal y otros aditivos tapando juntas y huecos más evidentes.

La bóveda, que debió de colapsar en unos dos tercios, parece que mantiene los arranques originales pero que tampoco parecen de impronta romana aunque en intradós y boquillas presentan un dovelaje regular y bien trabado que guarda consonancia con la impronta original de esta obra. Desde zona de riñones ya se observa un aparejo como poco, algo peculiar ya que en boquillas se incorpora una segunda rosca con piezas verticales a modo de dovelas pero carentes de acuñado muy aglutinadas con mortero para su fijación. Incluso en la zona central del arco y sobre claves aparece una tercera rosca a base de estrechos sillares que se contrapean con las piezas de la segunda rosca en nuevos apaños con el fin de consolidar las caras externas de la bóveda, observación que podemos comprobar en intradós donde se ve claramente una intervención para reparar los desprendimientos de boquillas y probablemente de lienzos de tímpanos. En estas zonas de tímpanos y por lo que nos deja ver la maraña de yedras y vegetación, se aprecia un trabajo de cantería más rústico y se descuida la unión de hiladas con la rosca del dovelaje en boquillas.

Es probable que la obra haya tenido diferentes intervenciones a lo largo de los últimos siglos. Parece documentada una actuación en 1883 según el archivo de la DGOP donde se hace referencia al vano del puente. En septiembre del año 2014 se decidió acometer una intervención en el puente. Se eliminó el mortero de cemento que cubría algún lienzo de la obra y los pretiles de aguas arriba, sustituyéndose por nuevas piezas de piedra arenisca bien tallada. También se levantó el antiguo firme y se dispuso el empedrado de granito gris actual. También parece que se procedió a una limpieza de muros eliminando todo tipo de vegetación que medraba entre las rendijas de la sillería. Esta obra tuvo un presupuesto de 16.000.- euros.

En mi visita de febrero de 2020 observo que la vegetación sigue presente y con mayor ahínco perjudicando la sillería que poco a poco irá perdiendo la masa aglutinante y por lo tanto, consistencia. En las manguardias abunda el matorral y hasta el arbolado que también medra junto a los arranques ocasionando daños en la sillería. La bóveda, además de las manchas blancas de morteros recientes tiene humedades y eflorescencias que suelen dañar el dovelaje y que se deberían de eliminar. Existe una especie de plafón de hierro oxidado en el interior de la bóveda que probablemente no tiene ya función alguna y que se debería de retirar. En la cara de aguas arriba todavía subsisten una maraña de cables que cruzan el puente a la vista, aspecto cutre que se debería de corregir. Una canalización de PVC blanca que vierte las aguas de un tejado pegado a uno de los estribos. Muchos restos de troncos y ramajes enganchados en lado aguas arriba producto de alguna riada que depositó ahí estos residuos. Curiosamente existe una escalinata o callejón que permite bajar hasta el cauce junto al estribo izquierdo pero indecente, llena de escombro y suciedad hasta no parar que debería de habilitarse para que el turista o curioso que quiera fotografiar este puente tenga ocasión de hacerlo sin peligro. Como dato curioso, decir que mantienen desde hace años los depósitos o contenedores de basura junto a la cabecera derecha del puente como cosa normal. Es probable que no se le ocurra a la corporación municipal poner estos contenedores de basura a la puerta de la iglesia o de cualquier otro monumento pero en el caso de un puente ya no se piensa igual y deberemos de tener en cuenta que este puente histórico ya es patrimonio cultural de la localidad y que merece respeto, consideración y buena panorámica para que el turista o lugareño pueda visualizarlo libremente sin interferencias extrañas. También he echado en falta un panel informativo junto al puente que ilustre al visitante sobre la historia y vicisitudes de esta digna obra civil. Sin embargo, si he visto junto a la carretera una señal de tráfico de las de fondo rosa que advierte al conductor sobre la presencia de un puente histórico. Por lo que me ha parecido este puente sigue en uso y permite la circulación de vehículos pero no hay señales de paso alternativo, velocidad limitada en su paso ni MMA para el cruce por vehículos pesados por lo que podrían pasar hasta camiones de 40 toneladas que probablemente y con el tiempo dañarían la estructura. Otra posible intervención en los muros de encauzamiento y limpieza del cauce se puede haber producido en los últimos meses según informa el digital Infobierzo relativo a una vieja reivindicación del ayuntamiento a la CHD desde hacía años, debido a los daños sufridos en alguna riada del año 2017.

Para saber más. Lo trata con cierto detenimiento el libro titulado  "Catálogo de puentes de León anteriores a 1936", obra auspiciada por José Antonio Fernández Ordoñez a través de su cátedra de Estética de la Ingeniería en la ETSICCP de la UPM donde coordinaron esta trabajo Tomás Abad Balboa y Pilar Chías Navarro con la inestimable colaboración de un nutrido grupo de estudiantes de la Escuela, destacando en los referente a las obras civiles de León durante los años 1984 y 1988 Carmen Andrés, Rafael Castejón, Pablo Otaola, Julio Suances, Consolación Pérez Alda y Ana San Salvador del Valle Zarrabeitia, libro editado por el CICCP y CEDEX en 1988. En el citado catálogo se recogen referencias al puente de algunos viajeros que pasaron por él. En la revista del Ministerio de Fomento número 685 especial de julio-agosto de 2.018 y con motivo de los Premios Nacionales de la Ingeniería Civil, el historiador de puentes Luis Solera Selvi  se ocupó de la obra y semblanza de José Antonio Fernández Ordoñez o JAFO -como se le conocía popularmente- con un artículo al respecto publicado en las páginas 32 a 39 donde se pone de relieve su labor como ingeniero así como la de divulgador de la pontonería histórica y muy especialmente la leonesa. Otro trabajo interesante con referencias a estas vías de comunicación es el titulado “Historia de las obras públicas en Castilla y León. Ingeniería, Territorio y Patrimonio, Capítulo VIII, Caminos y puentes de Castilla y León” obra de los anteriormente citados Abad y Chías, editado en 2008 por el CICCP-Demarcación de Castilla y León y por la Cámara de Contratistas de Castilla y León; aunque no citan esta obra sí nos informa sobre el camino del Manzanal o el medieval de Geira y algunas opiniones sobre la ruta de Jovellanos, el Padre Sarmiento, Vázquez del Viso o el proyecto económico de Bernardo Ward sobre la planificación de esta vía radial, todo ello en su pagina 69. Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera no lo trata pero apunta que en los caminos desde Bembibre hacia Folgoso de la Ribera se gastaban entre 300 y 400 ducados en reparar puentes y caminos durante el siglo XVII según indica en su trabajo titulado “La arquitectura de puentes en Castilla y León entre 1575 y 1650”, obra editada en 1992 por la Junta de Castilla y León.

Entre los tratados geográficos o libros de viajes destaca el de Pascual Madoz Ibáñez titulado “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España”, editada en el año 1856 en Madrid, tomo XV, página 62 en la voz Torre donde recoge información del pueblo pero sin referencias a puentes. Otros tratados al  respecto son “Los diarios de Gaspar Melchor de Jovellanos” donde se hace variadas referencias a estos caminos. Este vieja carretera también se detalla con una mínima referencia al puente en la extensa obra titulada “Guía del viajero por el Antiguo Reino de León”, obra de Emilio Valverde Álvarez editada en Madrid en 1886. Valverde cita el pueblo de Torre en la línea ferroviaria así como en la carretera principal de Galicia, páginas 504 y 553 respectivamente.  He podido cazar un artículo que salió en el periódico leones La Nueva Crónica de fecha 03.11.2015 donde N. González nos ilustra un poco sobre la figura de Carlos Lemaur y su período profesional en El Bierzo. Aunque no lo he leído, puede ser interesante la información que aporta el libro de Manuel Olano Pastor titulado "El ingeniero Carlos Lemaur en El Bierzo, 1764 a 1778”  editado por el Centro de Estudios Astorganos Marcelo Macías". La romanización viaria de la zona se estudia en el trabajo-conferencia titulado “Las vías romanas entre Asturica Augusta y Bergidum Flavium” del militar Severo Gómez Núñez en fecha 22.06.1931 que se editó por la Sociedad Geográfica Nacional de Madrid y donde se muestra alguna fotografía vieja de nuestro puente. Otro trabajo interesante al respecto es la ponencia del ya citado Manuel I. Olano Pastor presentada en el III Congreso de obras públicas romanas de Astorga celebrado en 2006 bajo el título “Caminos históricos del Bierzo Alto, La ruta de Bembibre o del Boeza”, editado por la Junta de Castilla y León, el Colegio Oficial de ITOP y Traianvs, En internet existen algunas sites que aportan información o fotos del puente como pueden ser la web municipal, Google View o un muro de Facebook. Los estudios sobre un posible paso de peregrinos por la zona lo detalla el periódico digital infobierzo en su edición de fecha 02-11-2020, el diario elbierzodigital en fecha 14-09-2014 tiene un artículo excepcional del que ya he puesto texto y de nuevo, infobierzo aporta la noticia sobre la renovación de la escollera aneja en su edición de fecha 14-02-2020. Sobre la Vía Nova asociada a la XVIII del Itinerario Antonino existe información breve en la Wikipedia.

Cómo llegar. La vía rápida para acceder a la zona es la autovía A-6 por la que podemos seguir hasta el PK 351 o Puerto del Manzanal donde tomaremos la nacional radial N-VI en dirección W hasta el PK 352 aproximadamente para seguir por la izquierda por la provincial LE-106 hasta llegar a Torre del Bierzo y sus puentes. Otra opción es seguir por la N-VI hasta el PK 356 donde existe una desviación con señalización hacia Torre del Bierzo a través de la carretera provincial LE-460 que también nos lleva al pueblo, el río y sus puentes. La mencionada LE-106 es el viejo camino real y carretera nacional N-VI -antes de construir la variante nueva- y podemos tomarlo desde Bembibre para seguir por Las Ventas de Albares donde existe un puente sobre el río Boeza diseñado por Lemaur y terminar en Torre del Bierzo. 




Entrada a la población. Toma de fecha 17.02.2020



Tomas de Lorenzo Gómez Verdugo hacia el año 1930 que figuran en el trabajo-conferencia de Severo Gómez Núñez titulado "Las vías romanas entre Asturica Augusta y Bergido Flavium" de 1931.


Panorámica del pueblo con nuestro puente en la zona central en una fotografía probablemente realizada en los años 60 del siglo XX por L.C. Sánchez que difundió el periódico Elbierzodigital.



Dibujos de alzado, planta, sección del tablero y otros detalle con mediciones y una fotografía del puente probablemente realizada hacia el año 1986 que se exhiben en el libro "Catálogo de puentes de León anteriores a 1936". 


Toma del puente realizada por Fanny Peñaranda en fecha 12.11.2009 y que se exhibe en la web de Ver Pueblos.



Tomas del puente en fecha 20.08.2013


Toma en escorzo del puente con visión de la bóveda realizada en 2014 que exhibe la web de elbierzodigital.






























Tanda de fotos de fecha 17.02.2020




Excepcional testigo del viejo camino real y una joya para los amantes de la caminería que intentamos cuidar y reivindicar estas muestras históricas, cada vez más escasas en nuestras calzadas. Se trata de un hito ubicado en este pueblo con las distancias desde este punto hacia Madrid -360 kilómetros- y hacia Lugo -151 kilómetros- grabados en la piedra granítica en bajorelieve, como era habitual en la época. Dado que se expresa en kilómetros debe corresponder a los últimos años del reinado de Isabel II, cuando ya se había establecido el SMM (Sistema Métrico Decimal) o bien a época alfonsina, hacia finales del siglo XIX (Alfonso XII y la Regencia de María Cristina).  Lo de la caperuza roja y el pintado del guarismo 360 obedece a la revisión de la mojonería en el Plan Peña de los años 40 del siglo XX. 






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