lunes, 25 de febrero de 2019

PUENTE VIEJO DE TRISLA. SASAMÓN.Burgos

PUENTE VIEJO DE TRISLA SOBRE EL RÍO BRULLÉS
SASAMÓN. Burgos
BU-P-6201 PK 0,500  BU-640  PK 3,500


La localidad de Sasamón se ubica en la amplia paramera burgalesa que administrativamente toma el nombre de Comarca del Odra-Pisuerga ya que, básicamente, son estos ríos en unión de otros muchos riachuelos los que han conformado el terreno a lo largo de millones de años, suavizando los escarpes y orogenias calizas que todavía subsisten en zonas del norte como Peña Amaya y convirtiendo esta área en un amplio valle con sinuosas colinas y tierras propicias para su cultivo.

Por todo lo anterior, se sabe que la zona fue colonizada desde la Edad Antigua, bien por pueblos autóctonos como los turmódigos o por el mestizaje de estos y elementos cántabros a lo largo de la Romanización del norte peninsular. Dada su situación fue durante mucho tiempo una especie de crossroad o cruce de caminos que los romanos tuvieron que cuidar y acomodar a sus propios intereses, bien como base de operaciones en sus campañas de dominio o control de los pueblos del norte, ya fueren cántabros o astures ya que existen restos arqueológicos de posibles enclaves de defensa como pueden ser castros defensivos e incluso se cree que allí se asentaron durante un tiempo fuerzas pertenecientes a la Legio IV Macedonica.

Entre las vías de comunicación que cruzan este entorno destaca la conocida Vía Aquitana que desde Galia y a través de Caesaraugusta (Zaragoza) se dirigía hacia Asturica Augusta (Astorga) y Legio VII Augusta (León) cruzando una serie de mansio, haciendas rurales  y castros entre las que se encontraba Sesisamum o Segisama Julia, castellanizada como Sasamón.

Será a partir del siglo XI cuando este pequeño núcleo poblacional cobre cierto auge convirtiéndose en villa en tiempos de Sancho II y sede episcopal. Más tarde, dependió del Obispado de Burgos. Según información del propio Censo de Floridablanca, elaborado  a finales del siglo XVIII, Sasamón era pueblo adscrito al partido de Castrogeriz y por lo tanto, formaba parte de los catorce municipios de la Intendencia de Burgos.

De su larga historia, Sasamón posee un amplio patrimonio eclesiástico y civil, bien en iglesias, casas blasonadas, restos de murallas o portones de acceso a la villa que se pueden catalogar como de estilos góticos, renacentistas o barrocos. De hecho, la villa está declarada BIC (Bien de Interés Cultural) en su categoría de conjunto histórico-artístico.

Como ya he indicado, este enclave era un auténtico cruce de caminos desde tiempo inmemorial y hemos tenido la suerte de que aún subsistan reliquias arqueológicas en forma de lienzos de calzada y algunos puentes. La desidia o falta de coherencia de los estamentos culturales o administrativos (ya sean los del propio pueblo o los autonómicos) se ha corregido en parte pues debido a la influencia meramente turística, se han rehabilitado o reconstruido muchos elementos patrimoniales de edificación, ya sean iglesias, palacios, plazas o las zonas de muralla o puertas de entrada a la villa, relegando sine die otros importantes como son los pertenecientes a la caminería. Cierto es que, esta política cultural parcial, se ha llevado a cabo así en prácticamente todo el territorio peninsular, dando preponderancia a la edificación religiosa o civil, siempre en detrimento de otro tipo de patrimonio histórico como pueden ser puentes, calzadas o incluso lo que ahora se denomina arqueología industrial.

De todo lo anterior, se desprende que el pueblo de Sasamón ha invertido fondos (generalmente provenientes de organismos de la Comunidad Europea) en adecentar o recuperar muchos bienes, edificios, calles y plazas pero se ha olvidado de su patrimonio más importantes, esto es, sus puentes. No deja de ser curioso que, por estilo y antigüedad, algunos de los elementos patrimoniales de Sasamón son meras copias de otros muchos catalogados en la provincia de Burgos o incluso en la amplia zona de Castilla y León pero sin embargo, su colección de puentes se podría considerar de carácter más especial y exclusivo.

Debido a un interesante movimiento ciudadano en el propio municipio, muy reivindicativo y crítico con el abandono del patrimonio local, se ha intentado maquillar el estado y forma de algunos de sus puentes, incluso de algunos metros de sus calzadas antiguas. No obstante y según observo en mis visitas al lugar, los puentes siguen permaneciendo en un abandono muy acusado aunque se hayan incorporado carteles con cierta información para el turista o visitante.

Respecto al llamado Puente de Trisla que salva el río Brullés extramuros de la propia villa, situado hacia el NW en el camino actual de Villasidro cabe señalar que, pese a anunciarse como estructura romana, deberíamos ser más prudentes ya que su impronta se aleja bastante de lo que habitualmente adjudicamos a una obra romana. Ya sea observando la factura de la fábrica, la angostura de su tablero o incluso la geometría de sus vanos, se puede adivinar que es obra posterior, probablemente medieval y que incluso debió de ser restaurada en muchas ocasiones, desde tiempos renacentistas o barrocos hasta el clasicismo del siglo XIX pues era paso obligado para cruzar el río hasta la construcción del puente nuevo. Respecto a los hallazgos en la cubierta de la calzada ocurre algo parecido. Sin negar que pudo ser un viejo camino de herradura de origen ancestral, probablemente adecentado por los romanos para el uso de carretas y tropas, lo que ahora podemos rescatar en cuanto a delimitación, anchura o firme de piedra, es producto de múltiples rehabilitaciones que prácticamente llegan hasta el siglo XIX.

Aunque la  información que poseemos de esta estructura pontonera, generalmente recogida en conjunto con otras para la localidad de Sasamón ya la he expuesto en la entrada para el Puente de San Miguel, incorporaré aquí algunos datos de referencia siguiendo la información que nos facilita Inocencio Cadiñanos y así, pese a una posible antigüedad de la obra civil que se podría datar entre los siglos XIV y XV no disponemos de referencias sobre el puente hasta el siglo XVIII. Testimonios escritos del año 1737 indican que la Municipalidad solicita al Consejo Real que se les exima de contribuciones a puentes ajenos ya que -se supone- debería costear los correspondientes a propios. Mantenía a sus expensas 4 puentes de piedra sobre el río Brullés y otros varios puentes y pontones de maderamen. Entre estos, se citan el llamado Puente Nuevo de Peregrinos, el de Santa Lucía (o San Miguel), el de Rupérez y el de Trisla. Por aquellas fechas se desplaza al lugar el maestro cantero Francisco Bastigueta para evaluar los posibles daños en la pontonería de Sasamón y tasa sus costes en 5.465 reales y el mantenimiento anual de estos en 400 reales. Debido a estos gravámenes que deberá soportar la villa, el Fiscal de distrito exime a sus habitantes de otras contribuciones durante el plazo de 10 años. A mediados del siglo XVIII se volvía a solicitar la prórroga de este privilegio para lo que se envío un detallado informe que elaboraron los maestros de obra Fernando Ibáñez y José López Marco, autorizándose la prórroga por otros 8 años. Más tarde, en una nueva solicitud de prórroga perpetua efectuada por Francisco Ruiz y Alonso Fernández el Consejo Real omitió pronunciarse al respecto pues eran tiempos de depresión económica y no había fondos para la obra pública por lo que se derogaron muchos privilegios municipales. (AHN, legajo 28571).

Aunque sin pruebas documentales al efecto, cabe la posibilidad de que algunas actuaciones de reparos en este puente se realizaran a mediados del siglo XVII por los maestros canteros o arquitectos y vecinos de esta villa como son Juan de Valtierra y Diego de Arroyo. Por otra parte, cabe la posibilidad de que muchas de las actuaciones en éste y otros puentes de la zona se produjeran por canteros y alarifes de origen vasco, como el propio Bastigueta, de los que desgraciadamente no han llegado hasta hoy documentos o actas notariales de sus trabajos y contratos al contrario de lo que ocurre con las familias de profesionales originarios de la Trasmiera cántabra, muy activos durante siglos en obras pontoneras burgalesas y palentinas y de los que tenemos variadas noticias documentales de su labor.

También parece razonable que se actuara en esta obra cuando se construyó el puente nuevo, al menos, para consolidar sus ruinas y evitar que desapareciera. Es probable que hayan existido intervenciones discretas para mantenerlo durante el siglo XX y ya recientemente, se decidió acondicionar el entorno con el fin de que los visitantes pudieran acceder a él. Prospecciones con el fin de dejar a la vista con pequeños retoques unos pocos metros de la calzada tardorromana o medieval que daba servicio a la estructura y algunos carteles informativos que inciden en tipificarlo como puente romano, poco más. Se echa en falta un buen aparcamiento para los vehículos de curiosos y turistas que acceden hasta el puente y paneles que nos informen sobre su historia y vicisitudes. Por el contrario, sí existe una señal de tráfico de las de dirección con fondo rosa que está enclavada precisamente junto al puente, pero faltan otras que desde el casco urbano adviertan o dirijan hacia este monumento. Aunque hay un poste clavado informando de la obra en castellano e inglés, lo cierto es que lo trata con mucha brevedad. También hay una especie de columna clavada en tierra donde se nos informa que estamos en la Vía Romana XXXIV Aquitania, enclave de Segisamum, información obtenida del famoso Iter Antonino del siglo III d.C.

En cuanto a los aspectos de su romanización, citaré la información que facilita la Tabvla Imperii Romani (Carta K-30) donde se ubica la villa -según las divisiones administrativas romanas- en PRHCIT (Provincia Hispania Citerior), CONCLUN (Conventus Cluniensis) y DIOECHISPPRGALL (Dioecesis Hispaniarum Provincia Gallaica) con referencias a campamento legionario, mansio o statio e inscripciones y citas clásicas de Polibio, Estrabón, Plinio, Floro o Ptolomeo así como las guías camineras o periplos del Itinerario de Antonino o el Anónimo de Rávena. También el CIL II y VI (Corpus Inscriptionum Latinarum) se refiere al enclave como Segisamo, Seg(isamonenses), sta(tioni) Segisamomensium, agrum Se(gi)samon o Phoebus/Quiet(us) Tormogus/Hispanus/natus Segisamone. También la TIR nos informa de que Segisama Julia surge como campamento de Augusto durante las guerras cántabras, emplazado junto a una ciudad indígena turmoga (según Plinio) o vaccea (según Ptolomeo), aunque no hay pruebas arqueológicas de estos asentamientos militares ni material publicado que permita retrotraer la cronología del posible yacimiento al 26 a.C. Por otra parte, pudiera ser el enclave o mansio que se cita para las vías I, XXXII y XXXIV del Itinerario Antonino ya mencionado aquí. Por demás, existen restos arqueológicos de la Edad del Hierro y también de época romana así como restos constructivos de muros, cloacas, mosaicos, capiteles y hasta los de un posible teatro. Entre otros restos materiales o de ajuar, fundamentalmente son fragmentos de cerámica pintada, lucernas, vidrios y varias inscripciones funerarias y votivas, tésera de hospitalidad, monedas y objetos de bronce. También se apunta a restos de dos posibles villas agrarias en las inmediaciones que podrían ser las citadas como Santotis y Villalaca. Su cronología se puede datar entre los siglos I y IV d.C.

Quiero acentuar en este caso la probada filiación romana de la villa de Sasamón para oponerla a la estructura de sus puentes históricos principales que, aunque sin documentación que haga referencia a determinados pasos sobre el río Brullés, podemos inferir que son obras muy posteriores a lo que llamamos Romanización. Son evidentes los iter romanos que pudieran cruzar el entorno de esta villa y probablemente dispondrían de pasos sobre el cauce, muy frecuentemente por medio de alguna pila o roca intermedia y una serie de tablas o troncos de madera que hacían de tableros y por los que circularían caminantes, caballerías y hasta carros. La fragilidad de estas estructuras hace imposible que hayan llegado hasta épocas recientes y será probablemente en el Bajo Medievo cuando se toma la decisión de hacer un puente más firme, a base de mampostería y sillería. Tras diferentes colapsos y sus correspondientes rehabilitaciones, el Puente de Trisla adquiere una impronta de transición que si bien recuerda una estructura tardomedieval o renacentista, tiene muchos componentes de factura posterior, propias de tiempos barrocos, cuando la Administración decide acometer grandes reformas en la caminería peninsular. Otras rehabilitaciones más firmes y prácticas se llevarían a cabo durante el siglo XVIII y XIX hasta llegar a su estructura actual que aunque ruinosa, permite deducir otros reparos muy profesionales en bóvedas, probablemente de los canteros clasicistas, lo que también ocurre en variados puentes de la zona como pueden ser los históricos de Villadiego o Sandoval de la Reina. Tampoco podemos hacer comparaciones con otras obras civiles del entorno pese a saber que gozaban de puentes romanos como es el caso de Pisoraca (Herrera de Pisuerga), Dessobriga (Melgar de Fernamental) o Lacobrica (Carrión de los Condes), por poner algunos ejemplos,  ya que no hay restos arqueológicos que así lo indiquen. Sin embargo, si nos acercamos al Puente de Néstar sobre el río Rubagón, al N de Aguilar de Campoo, podríamos hacernos una buena composición de lo que se entiende por un genuino puente romano en comparación con estas obras civiles rurales del NW burgalés. Precisamente, el ramal principal de la calzada romana que pasaba por Sasamón era el que llegaba hasta Néstar como ya describía el Fuero de Brañosera en el siglo VIII y que cita como "Vía de Asturianos y Comercanos".

El ingeniero e historiador de puentes Carlos Fernández Casado hace referencia a los amplios estudios de José Ángel Abásolo Álvarez sobre las vías romanas en la provincia de Burgos, especialmente detalladas y citando puentes en su tesis doctoral al respecto editada en 1.975 pero Fernández Casado se circunscribe a la llamada Puentenueva sobre el río Brullés, del que incorpora una foto obviando otros muchos -Abásolo llega a enumerar un centenar de obras de tipología romana, tardorromana, románica, gótica y hasta algunos del siglo XVI- y tampoco está convencido de que esta puente nueva tenga raíz romana pues dice al respecto: [...] En la vía romana XXXII del Itinerario Antonino aparece en Sasamón un puente de tres arcos de medio punto, poco correctos y de directriz y boquillas bien aparejadas pero con poca regularidad en el dovelaje y con tímpanos de 7 hiladas continuas, una sobre claves, pero con sillares desiguales y poco escuadrados [...]

Características actuales de la obra. Lo que podemos admirar al llegar a la obra civil es muy interesante ya que resulta muy visible la arquitectura del puente así como los arranques de la vieja calzada, especialmente el de la cabecera izquierda (visión desde aguas arriba). El tablero -sensu stricto- tiene un longitud de 37 metros aproximadamente que se empotra en los taludes naturales del propio cauce. En cabecera derecha empalma con la calzada formando un pequeño abocinamiento y desaparece el camino en una parcela agraria, sin embargo, en la cabecera contraria y sobre una terraza fluvial de arenas, lodos y cascajo esta calzada (más o menos descubierta en recientes excavaciones y lógicamente, muy retocada) adquiere un longitud de 52 metros, punto en el que desaparece al penetrar en otro campo de cultivo que en su día, arrasó cualquier vestigio de la vieja vía carretera. Respecto a las anchuras, cabe diferenciar la del propio tablero, que es de de 2,60 metros y la del camino que mantiene una regularidad en su ancho de 2 metros, más o menos con estrechos linderos a base de mampuestos.

Dispone de 4 vanos con luces de 4+6+7+6 metros y una geometría no muy regular ya que -en apariencia- parecen ligeramente apuntados, esto es, siguiendo la trayectoria que marcarían dos centros de círculo, propios del arco gótico; sin embargo y dado que estos se abren acentuadamente en sus arranques, parecería que se tratan de arcos del tipo Tudor, proyectados a base de tres centros de círculo. En realidad, según mi opinión, originariamente, se debieron de proyectar arcos genuinamente ojivales lo que produciría un tablero acentuadamente inclinado a dos aguas; el tiempo y sus posibles ruinas hacen que nuevos proyectos de restauración modifiquen su impronta, especialmente suavizando el tablero de "lomo de asno" para lo que es necesario rebajar la altura de sus arcos, ensanchándolos en sus arranques y cerrando las bóvedas con menor altura aunque sea forzando la curvatura de estas, imagino que modificando o actuando con cimbras para bóvedas ojivales, debidamente modificadas, bien ensanchando en la base el tirante así como el doble pendolón y los jabalcones oblicuos de la propia cimbra. Me inclino más por esta hipótesis ya que la otra, la de deformación de bóvedas por efectos de presiones verticales al paso de vehículos hubiera producido trayectorias desiguales en las 4 bóvedas y, sin embargo, ciertamente parece que todas ellas tienen la misma configuración. Tampoco se observan grietas o desviaciones en los intradós que señalen roturas o desplazamientos de roscas que incidan en la nueva forma de estos arcos ligeramente apuntados.
La estructura se apoya en estribos más o menos perdidos, empotrados en los taludes de arenas y cascajo colmatadas o sedimentarias aunque en el estribo izquierdo es posible que se construyera un aterramiento de aproximadamente 20 metros que elevaría la calzada para enrasarla con el propio tablero de esa cabecera. Los apoyos intermedios constan de tres pilas gruesas con una anchura de 2,50 metros cada una. Estas pilas de refuerzan en aguas arriba por medio de 3 tajamares de sección en cuña, rematados por tejadillos a base de hiladas escalonadas y que alcanzan la altura regular de claves de arcos; su factura es variada y posiblemente se hayan reconstruido varias veces. La acumulación de arenas, limos y el exceso de maleza impide observar con claridad la situación de pilas en aguas abajo pero parece ser que nunca han existido refuerzos a base de posibles espolones; tampoco son visibles los propios arranques de pilas o su posible basamento. Esta característica de carencia de espolones, incluso la de tajamares (si los que ahora tiene fueren producto de refuerzos barrocos o clasicistas) sí sería propia de estructuras pontoneras de raíz romana o románica.

Respecto al tablero, señalar que pese a las correcciones en el tiempo, se aleja de su horizontalidad, más o menos manifiesta en su zona central pero con pendiente en ambas cabeceras. Dispone de una anchura media de aproximadamente 2 metros a los que hay que añadir 0,30x2 centímetros de posibles pretiles. En ningún caso se observa la existencia de una imposta que marque la separación de bóvedas y extradós del puente y posiblemente nunca haya existido. La cubierta actual es el propio extradós de bóvedas y tímpanos a base de piedra caliza que simula un empedrado, muy desgastada por el rozamiento de las ruedas de carruajes o los hierros de las caballerías (herraduras) y el propio relleno de arenas y cascajo. Algunos testigos de piedra se han colocado simulando restos de viejos pretiles que quizás, tuvo la puente en tiempos barrocos; en cabecera derecha subsiste un amplio ortostato de caliza que pudiera pertenecer a los restos de aquellos pretiles.

En cuando a la fábrica cabe señalar que es muy variada, producto de muchas reconstrucciones y modificaciones en la obra civil. Sorprende el aparejo de la cara aguas abajo, más consistente y regular, a base de sillería de volumen más regular, paralelepípedos de forma cúbica semejante, mejor disposición y colocación en hiladas que intentan mantener su horizontalidad hasta la rasante aunque con muy mala o deficiente conexión con las boquillas de arcos, más evidente en las amplias zonas de tímpanos. En zona aguas arriba la labor de cantería es mucho más deficiente, predominando piezas de sillería y sillarejo en las zonas bajas visibles (gran parte de paramentos en pilas son tapados por los tajamares) de poca calidad, escuadría y colocación y una zona elevada que se cubre con sillar ciclópeo, más resistente pero también de colocación grosera.

Las bóvedas: En general y como suele ocurrir en la mayoría de los puentes, las bóvedas representar lo más genuino y profesional de la pontonería histórica. En este caso, se muestran plenas, podrían ser los únicos elementos de la estructura y parecería que siguieran manteniéndose firmes, resistiendo los empujes verticales de las cargas que lo cruzan o ante los envites de la fuerza de los cauces desbocados por las innumerables avenidas que han soportado. Aunque probablemente han sido rectificadas o reconstruidas, presentan un aspecto saludable. No hay fisuras o fracturas entre las roscas, no aparecen calcificaciones, tampoco hay exceso de hongos, humedades o vegetación que medre entre las rendijas de su dovelaje. Aunque el trabajo de las piezas de roscas exteriores (boquillas) no es de calidad, la disposición de las dovelas es buena, tratándose en contrapeo para imbricar mejor las diferentes roscas que componen las bóvedas, bien dispuestas, con acentuada cuña que se hace muy evidente en su espinazo o clave de arcos, más estrecha pero bien enclavada. Básicamente, con 5 o 6 roscas se componen todas las bóvedas, a base de dovelaje de piedra caliza aunque con componentes de toba y margas. El tizón de algunas dovelas tiene una longitud de 1 metros. No es visible el mortero en juntas y, en todo caso, se incorporan pequeñas piedras acuñadas (rajuela) para reafirmar algunos huecos. Se observan algunas marcas de cantero muy esquemáticas en algunas dovelas.

Aunque en evidente ruina, la obra civil parece que permanece firme y compacta. No obstante, pide a gritos una intervención que mejore su aspecto, impronta y características. Limpieza de lodos y matojos en el cauce y bajo los arcos, especialmente los extremos, intentando descubrir los arranques de pilas y estribos, revisión de sillería y dovelaje intentando fijar las piezas sueltas y ocluyendo huecos en paramentos de modo artesanal para mantener su aspecto histórico. Delimitar mejor las áreas de aparcamiento y visita. Añadir señalización de dirección al puente e incorporar paneles que mejoren la información sobre la obra y su historia. En la amplia terraza de margen izquierda se podría crear una zona ajardinada con bancos y algo de arbolado que no interfiera la panorámica del puente pero que sirvan para el descanso o esparcimiento del visitante. También sería conveniente dar mayor protagonismo al puente anejo de aguas arriba, obra también histórica -al menos en lo que queda de original que son las pilas y aletas- así como a la bella tajea bajo la calzada de inmejorable factura decimonónica, ubicada muy cerca del monolito que se haya junto a los restos de la vieja calzada restaurada.

Para saber más. Dentro de la escasez de información sobre este bello puente, quizás son de mayor interés las aportaciones que hace Inocencio Cadiñanos Bardeci en su trabajo titulado "Los puentes del centro de la provincia de Burgos" aunque, como ya he indicado, sus referencias aluden a varios puentes de la localidad de Sasamón. Otras referencias más bien encaminadas a delimitar los trazados de vías históricas de esta área aunque citando Sasamón, las ofrece el trabajo titulado "La construcción del territorio. Caminos y puentes en Castilla y León", obra de Pilar Chías Navarro y Tomás Abad Balboa, editada en la revista "Ingeniería, Territorio y Patrimonio" del CICCP en el año 2.008. Como ya he indicado, también Carlos Fernández Casado dedica unas líneas a los puentes de Sasamón en su libro "Historia del puente en España. Puentes Romanos", pág. 380/382, editado por el CSIC en el año 2.008. El nomenclátor titulado "Artistas cántabros de la Edad Moderna", obra de María del Carmen González Echegaray et al. editado por Institución Mazarrasa-Universidad de Cantabria en el año 1.991 no ofrece información al respecto, quizás debido a que en esta obra civil, los alarifes o maestros canteros eran de origen vasco y no cántabro; en todo caso, se hacen referencias a un par de canteros con residencia en Sasamón que bien pudieron haber intervenido en alguna de sus rehabilitaciones. Aunque -incomprensiblemente- no se tratan los puentes de Sasamón en el magnífico libro de Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higueras titulado "La arquitectura de puentes en Castilla y León entre los años 1575-1650", editado por la Junta de Castilla y León en el año 1.992, no cabe duda de que es un trabajo imprescindible para comprender y conocer la labor pontonera en la provincia burgalesa en los siglos XVI y XVII así como las vías de comunicación históricas. En el NW de la provincia alude con más detalle a las estructuras de las cercanas poblaciones de Villadiego o Castrojeriz pero, no obstante, traza un concentrado resumen pontonero burgalés a lo largo de las páginas 109 y 131 de este libro. En cuanto a la base romana de la localidad así como a las antiguas calzadas romanas que circulan por su entorno me limito a citar los trabajos más sólidos al respecto: La TIR (Tabvla Imperii Romani), hoja K-30 Madrid, Caesaravgusta-Clvnia, editada por el viejo MOPTMA-Instituto Geográfico Nacional en 1.993. La "Itinera Hispana" cuyos autores son José Manuel Roldán Hervás y Carlos Caballero Casado, en un trabajo editado en El Nuevo Miliario, número 17 de fecha agosto 2.014 con patrocinio del Gobierno de Extremadura, CICCP y la Fundación Juanelo Turriano. Más denso y fructífero es el trabajo de Isaac Moreno Gallo titulado "Descripción de la vía romana de Italia a Hispania en las provincias de Burgos y Palencia", promovido por las Diputaciones de Burgos y Palencia en el año 2.001 y que se editaron en la web de Traianvs.net. páginas 91 a 98 y donde se citan muchas referencias a los trabajos anteriores de Abásolo o Menéndez Pidal, entre otros investigadores. Una especie de separata sobre el tema la ofrece la web viasromanas.net bajo el título "De Sesisamone a Pisoraca", trabajo coordinado por Isaac Moreno Gallo según edición de la Junta de Castilla y León del año 2.003. Curiosamente (y contra todo pronóstico) Pascual Madoz no trata ni cita los famosos puentes de la localidad en su gran Diccionario Geográfico-Estadístico editado en Madrid Año 1849 aunque incorpora un buen texto sobre Sasamón, en su tomo XIII, página 876 y nombra a este río como Boulles.

En internet destaca la web de Hispania Nostra, denunciando el estado de los puentes de esta localidad en su página "Lista roja del Patrimonio". La web municipal aporta alguna foto y un pequeño texto. La web abc.viajes tiene buenas fotos. El blog 123.rf nos aporta una vieja imagen del puente anterior a su última restauración o limpieza. También la Wikipedia tiene fotos de esta obra civil. La web Museo de Burgos se hace eco de la información facilitada por El Diario de Burgos, edición de 09.12.2014 sobre el lamentable estado de los puentes de Sasamón así como la web Burgosconecta. También es interesante el blog de Hispania Romana. El blog de lalomimar o el de Laacequia. También El Correo de Burgos en su edición de fecha 09.11.2015 nos informa de la vista al puente de alumnos de la UBU-Máster de Patrimonio y Comunicación con el fin de asesorar y dar impulso al patrimonio de esta localidad. Más fotos en la web de verpueblos, mascastillayleon. Parece de interés la resolución 123/2018 del Comisionado de Transparencia" que interviene en la solicitud de información sobre obras e iniciativas para conservar el patrimonio de Sasamón en los últimos 30 años y en lo que se infiere que se carece de información y archivos al respecto sobre el tema por parte de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. 

Cómo llegar. La vía rápida más cercana es la A-231 (Burgos-León) que seguiremos hasta el PK 135 donde cogeremos en dirección N la carretera local BU-P-4041 hasta la localidad de Sasamón. Cruzando la población en dirección NE cogeremos la carretera BU-P-6201 (dirección Grijalba-Villasidro) hasta llegar al puente. Esta autovía también tiene salida hacia Sasamón en su PK 132 para seguir por la provincial BU-640 hasta este pueblo y sus puentes históricos. Una carretera habitual muy transitada es la que parte desde Alar del Rey (N-611 PK 89) por Sotresgudo y en dirección a Sasamón bajo matrícula BU-610 que entra en la población por el N muy cerca de la ubicación del Puente de San Miguel. Otra opción es la BU-640 que viene directamente por el N desde Villadiego y cruza Sasamón.

Se sigue cierto orden cronológico en la exposición de fotos.



Entrada a Sasamón. Toma de fecha 23.02.2019




Tanda de fotos de fecha 10.07.2012 tomadas desde aguas arriba.



Ciertamente, existen en internet muy pocas fotos (por no decir ninguna) verdaderamente antiguas de este puente. Ésta es de Carlos Soler Martínez para el blog es.123rf probablemente tomada hacia el año 2.013, antes de su última limpieza.


Interesante fotografía del puente con caudales elevados del río Brullés en toma de fecha 20.01.2013 de Santiago Abella para Flickr.


Precioso dibujo a tinta china y rotulador de fecha 08.04.2015 obra de Juan Gonzalo Miguel Martínez (Lalo Mimar) tomado de su blog.


Fotografía de fecha 15.02.2017.




















Tanda de fotos desde aguas arriba con fecha 23.02.2019









Tanda de fotos desde aguas abajo con fecha 23.02.2019










Tanda de fotos del tablero y cabeceras realizadas con fecha 23.02.2019












Calzada y cartelería del puente en tomas de fecha 23.02.2019























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