PUENTE VIEJO DE TRISLA SOBRE EL RÍO BRULLÉS
SASAMÓN. Burgos
BU-P-6201 PK 0,500 BU-640 PK 3,500
La localidad de Sasamón se ubica en la amplia paramera burgalesa que
administrativamente toma el nombre de Comarca del Odra-Pisuerga ya que,
básicamente, son estos ríos en unión de otros muchos riachuelos los que han
conformado el terreno a lo largo de millones de años, suavizando los escarpes y
orogenias calizas que todavía subsisten en zonas del norte como Peña Amaya y
convirtiendo esta área en un amplio valle con sinuosas colinas y tierras
propicias para su cultivo.
Por todo lo anterior, se sabe que la zona fue colonizada desde la Edad
Antigua, bien por pueblos autóctonos como los turmódigos o por el mestizaje de
estos y elementos cántabros a lo largo de la Romanización del norte peninsular.
Dada su situación fue durante mucho tiempo una especie de crossroad o cruce de caminos que los romanos tuvieron que cuidar y
acomodar a sus propios intereses, bien como base de operaciones en sus campañas
de dominio o control de los pueblos del norte, ya fueren cántabros o astures ya
que existen restos arqueológicos de posibles enclaves de defensa como pueden
ser castros defensivos e incluso se cree que allí se asentaron durante un
tiempo fuerzas pertenecientes a la Legio
IV Macedonica.
Entre las vías de comunicación que cruzan este entorno destaca la
conocida Vía Aquitana que desde Galia y a través de Caesaraugusta (Zaragoza) se dirigía hacia Asturica Augusta (Astorga) y
Legio VII Augusta (León) cruzando una serie de mansio, haciendas rurales y
castros entre las que se encontraba Sesisamum
o Segisama Julia, castellanizada como Sasamón.
Será a partir del siglo XI cuando este pequeño núcleo poblacional cobre
cierto auge convirtiéndose en villa en tiempos de Sancho II y sede episcopal.
Más tarde, dependió del Obispado de Burgos. Según información del propio Censo
de Floridablanca, elaborado a finales
del siglo XVIII, Sasamón era pueblo adscrito al partido de Castrogeriz y por lo
tanto, formaba parte de los catorce municipios de la Intendencia de Burgos.
De su larga historia, Sasamón posee un amplio patrimonio eclesiástico y
civil, bien en iglesias, casas blasonadas, restos de murallas o portones de
acceso a la villa que se pueden catalogar como de estilos góticos,
renacentistas o barrocos. De hecho, la villa está declarada BIC (Bien de
Interés Cultural) en su categoría de conjunto histórico-artístico.
Como ya he indicado, este enclave era un auténtico cruce de caminos
desde tiempo inmemorial y hemos tenido la suerte de que aún subsistan reliquias
arqueológicas en forma de lienzos de calzada y algunos puentes. La desidia o
falta de coherencia de los estamentos culturales o administrativos (ya sean los
del propio pueblo o los autonómicos) se ha corregido en parte pues debido a la
influencia meramente turística, se han rehabilitado o reconstruido muchos
elementos patrimoniales de edificación, ya sean iglesias, palacios, plazas o
las zonas de muralla o puertas de entrada a la villa, relegando sine die otros importantes como son los
pertenecientes a la caminería. Cierto es que, esta política cultural parcial,
se ha llevado a cabo así en prácticamente todo el territorio peninsular, dando
preponderancia a la edificación religiosa o civil, siempre en detrimento de
otro tipo de patrimonio histórico como pueden ser puentes, calzadas o incluso
lo que ahora se denomina arqueología industrial.
De todo lo anterior, se desprende que el pueblo de Sasamón ha invertido
fondos (generalmente provenientes de organismos de la Comunidad Europea) en
adecentar o recuperar muchos bienes, edificios, calles y plazas pero se ha
olvidado de su patrimonio más importantes, esto es, sus puentes. No deja de ser
curioso que, por estilo y antigüedad, algunos de los elementos patrimoniales de
Sasamón son meras copias de otros muchos catalogados en la provincia de Burgos
o incluso en la amplia zona de Castilla y León pero sin embargo, su colección
de puentes se podría considerar de carácter más especial y exclusivo.
Debido a un interesante movimiento ciudadano en el propio municipio,
muy reivindicativo y crítico con el abandono del patrimonio local, se ha
intentado maquillar el estado y forma de algunos de sus puentes, incluso de
algunos metros de sus calzadas antiguas. No obstante y según observo en mis
visitas al lugar, los puentes siguen permaneciendo en un abandono muy acusado
aunque se hayan incorporado carteles con cierta información para el turista o
visitante.
Respecto al llamado Puente de Trisla que salva el río Brullés
extramuros de la propia villa, situado hacia el NW en el camino actual de
Villasidro cabe señalar que, pese a anunciarse como estructura romana,
deberíamos ser más prudentes ya que su impronta se aleja bastante de lo que
habitualmente adjudicamos a una obra romana. Ya sea observando la factura de la
fábrica, la angostura de su tablero o incluso la geometría de sus vanos, se
puede adivinar que es obra posterior, probablemente medieval y que incluso
debió de ser restaurada en muchas ocasiones, desde tiempos renacentistas o
barrocos hasta el clasicismo del siglo XIX pues era paso obligado para cruzar
el río hasta la construcción del puente nuevo. Respecto a los hallazgos en la
cubierta de la calzada ocurre algo parecido. Sin negar que pudo ser un viejo
camino de herradura de origen ancestral, probablemente adecentado por los romanos
para el uso de carretas y tropas, lo que ahora podemos rescatar en cuanto a
delimitación, anchura o firme de piedra, es producto de múltiples
rehabilitaciones que prácticamente llegan hasta el siglo XIX.
Aunque la información que
poseemos de esta estructura pontonera, generalmente recogida en conjunto con
otras para la localidad de Sasamón ya la he expuesto en la entrada para el
Puente de San Miguel, incorporaré aquí algunos datos de referencia siguiendo la
información que nos facilita Inocencio Cadiñanos y así, pese a una posible
antigüedad de la obra civil que se podría datar entre los siglos XIV y XV no
disponemos de referencias sobre el puente hasta el siglo XVIII. Testimonios
escritos del año 1737 indican que la Municipalidad solicita al Consejo Real que
se les exima de contribuciones a puentes ajenos ya que -se supone- debería
costear los correspondientes a propios. Mantenía a sus expensas 4 puentes de
piedra sobre el río Brullés y otros varios puentes y pontones de maderamen.
Entre estos, se citan el llamado Puente Nuevo de Peregrinos, el de Santa Lucía
(o San Miguel), el de Rupérez y el de Trisla. Por aquellas fechas se desplaza
al lugar el maestro cantero Francisco Bastigueta para evaluar los posibles
daños en la pontonería de Sasamón y tasa sus costes en 5.465 reales y el
mantenimiento anual de estos en 400 reales. Debido a estos gravámenes que
deberá soportar la villa, el Fiscal de distrito exime a sus habitantes de otras
contribuciones durante el plazo de 10 años. A mediados del siglo XVIII se
volvía a solicitar la prórroga de este privilegio para lo que se envío un
detallado informe que elaboraron los maestros de obra Fernando Ibáñez y José
López Marco, autorizándose la prórroga por otros 8 años. Más tarde, en una
nueva solicitud de prórroga perpetua efectuada por Francisco Ruiz y Alonso
Fernández el Consejo Real omitió pronunciarse al respecto pues eran tiempos de
depresión económica y no había fondos para la obra pública por lo que se
derogaron muchos privilegios municipales. (AHN, legajo 28571).
Aunque sin pruebas documentales al efecto, cabe la posibilidad de que
algunas actuaciones de reparos en este puente se realizaran a mediados del
siglo XVII por los maestros canteros o arquitectos y vecinos de esta villa como
son Juan de Valtierra y Diego de Arroyo. Por otra parte, cabe la posibilidad de
que muchas de las actuaciones en éste y otros puentes de la zona se produjeran
por canteros y alarifes de origen vasco, como el propio Bastigueta, de los que
desgraciadamente no han llegado hasta hoy documentos o actas notariales de sus
trabajos y contratos al contrario de lo que ocurre con las familias de
profesionales originarios de la Trasmiera cántabra, muy activos durante siglos
en obras pontoneras burgalesas y palentinas y de los que tenemos variadas
noticias documentales de su labor.
También parece razonable que se actuara en esta obra cuando se
construyó el puente nuevo, al menos, para consolidar sus ruinas y evitar que
desapareciera. Es probable que hayan existido intervenciones discretas para mantenerlo
durante el siglo XX y ya recientemente, se decidió acondicionar el entorno con
el fin de que los visitantes pudieran acceder a él. Prospecciones con el fin de
dejar a la vista con pequeños retoques unos pocos metros de la calzada tardorromana
o medieval que daba servicio a la estructura y algunos carteles informativos
que inciden en tipificarlo como puente romano, poco más. Se echa en falta un
buen aparcamiento para los vehículos de curiosos y turistas que acceden hasta
el puente y paneles que nos informen sobre su historia y vicisitudes. Por el
contrario, sí existe una señal de tráfico de las de dirección con fondo rosa
que está enclavada precisamente junto al puente, pero faltan otras que desde el
casco urbano adviertan o dirijan hacia este monumento. Aunque hay un poste
clavado informando de la obra en castellano e inglés, lo cierto es que lo trata
con mucha brevedad. También hay una especie de columna clavada en tierra donde
se nos informa que estamos en la Vía Romana XXXIV Aquitania, enclave de Segisamum, información obtenida del
famoso Iter Antonino del siglo III d.C.
En cuanto a los aspectos de su romanización, citaré la información que
facilita la Tabvla Imperii Romani
(Carta K-30) donde se ubica la villa -según las divisiones administrativas
romanas- en PRHCIT (Provincia Hispania
Citerior), CONCLUN (Conventus
Cluniensis) y DIOECHISPPRGALL (Dioecesis
Hispaniarum Provincia Gallaica) con referencias a campamento legionario, mansio o statio e inscripciones y citas
clásicas de Polibio, Estrabón, Plinio, Floro o Ptolomeo así como las guías
camineras o periplos del Itinerario de Antonino o el Anónimo de Rávena. También
el CIL II y VI (Corpus Inscriptionum
Latinarum) se refiere al enclave como Segisamo, Seg(isamonenses),
sta(tioni) Segisamomensium, agrum Se(gi)samon o Phoebus/Quiet(us)
Tormogus/Hispanus/natus Segisamone. También la TIR nos informa de que Segisama Julia surge como campamento de
Augusto durante las guerras cántabras, emplazado junto a una ciudad indígena
turmoga (según Plinio) o vaccea (según Ptolomeo), aunque no hay pruebas
arqueológicas de estos asentamientos militares ni material publicado que
permita retrotraer la cronología del posible yacimiento al 26 a.C. Por otra
parte, pudiera ser el enclave o mansio
que se cita para las vías I, XXXII y XXXIV del Itinerario Antonino ya
mencionado aquí. Por demás, existen restos arqueológicos de la Edad del Hierro
y también de época romana así como restos constructivos de muros, cloacas,
mosaicos, capiteles y hasta los de un posible teatro. Entre otros restos
materiales o de ajuar, fundamentalmente son fragmentos de cerámica pintada,
lucernas, vidrios y varias inscripciones funerarias y votivas, tésera de
hospitalidad, monedas y objetos de bronce. También se apunta a restos de dos
posibles villas agrarias en las inmediaciones que podrían ser las citadas como
Santotis y Villalaca. Su cronología se puede datar entre los siglos I y IV d.C.
Quiero acentuar en este caso la probada filiación romana de la villa de
Sasamón para oponerla a la estructura de sus puentes históricos principales
que, aunque sin documentación que haga referencia a determinados pasos sobre el
río Brullés, podemos inferir que son obras muy posteriores a lo que llamamos
Romanización. Son evidentes los iter romanos que pudieran cruzar el entorno de
esta villa y probablemente dispondrían de pasos sobre el cauce, muy
frecuentemente por medio de alguna pila o roca intermedia y una serie de tablas
o troncos de madera que hacían de tableros y por los que circularían
caminantes, caballerías y hasta carros. La fragilidad de estas estructuras hace
imposible que hayan llegado hasta épocas recientes y será probablemente en el
Bajo Medievo cuando se toma la decisión de hacer un puente más firme, a base de
mampostería y sillería. Tras diferentes colapsos y sus correspondientes
rehabilitaciones, el Puente de Trisla adquiere una impronta de transición que
si bien recuerda una estructura tardomedieval o renacentista, tiene muchos
componentes de factura posterior, propias de tiempos barrocos, cuando la
Administración decide acometer grandes reformas en la caminería peninsular.
Otras rehabilitaciones más firmes y prácticas se llevarían a cabo durante el
siglo XVIII y XIX hasta llegar a su estructura actual que aunque ruinosa, permite
deducir otros reparos muy profesionales en bóvedas, probablemente de los
canteros clasicistas, lo que también ocurre en variados puentes de la zona como
pueden ser los históricos de Villadiego o Sandoval de la Reina. Tampoco podemos
hacer comparaciones con otras obras civiles del entorno pese a saber que
gozaban de puentes romanos como es el caso de Pisoraca (Herrera de Pisuerga),
Dessobriga (Melgar de Fernamental) o Lacobrica (Carrión de los Condes), por
poner algunos ejemplos, ya que no hay
restos arqueológicos que así lo indiquen. Sin embargo, si nos acercamos al
Puente de Néstar sobre el río Rubagón, al N de Aguilar de Campoo, podríamos
hacernos una buena composición de lo que se entiende por un genuino puente
romano en comparación con estas obras civiles rurales del NW burgalés. Precisamente,
el ramal principal de la calzada romana que pasaba por Sasamón era el que
llegaba hasta Néstar como ya describía el Fuero de Brañosera en el siglo VIII y
que cita como "Vía de Asturianos y Comercanos".
El ingeniero e historiador de puentes Carlos Fernández Casado hace
referencia a los amplios estudios de José Ángel Abásolo Álvarez sobre las vías
romanas en la provincia de Burgos, especialmente detalladas y citando puentes en
su tesis doctoral al respecto editada en 1.975 pero Fernández Casado se
circunscribe a la llamada Puentenueva sobre el río Brullés, del que incorpora
una foto obviando otros muchos -Abásolo llega a enumerar un centenar de obras
de tipología romana, tardorromana, románica, gótica y hasta algunos del siglo
XVI- y tampoco está convencido de que esta puente nueva tenga raíz romana pues
dice al respecto: [...] En la vía romana
XXXII del Itinerario Antonino aparece en Sasamón un puente de tres arcos de
medio punto, poco correctos y de directriz y boquillas bien aparejadas pero con
poca regularidad en el dovelaje y con tímpanos de 7 hiladas continuas, una
sobre claves, pero con sillares desiguales y poco escuadrados [...]
Características actuales de la obra. Lo que podemos admirar al llegar a la obra civil es muy interesante ya
que resulta muy visible la arquitectura del puente así como los arranques de la
vieja calzada, especialmente el de la cabecera izquierda (visión desde aguas
arriba). El tablero -sensu stricto-
tiene un longitud de 37 metros aproximadamente que se empotra en los taludes
naturales del propio cauce. En cabecera derecha empalma con la calzada formando
un pequeño abocinamiento y desaparece el camino en una parcela agraria, sin
embargo, en la cabecera contraria y sobre una terraza fluvial de arenas, lodos
y cascajo esta calzada (más o menos descubierta en recientes excavaciones y
lógicamente, muy retocada) adquiere un longitud de 52 metros, punto en el que
desaparece al penetrar en otro campo de cultivo que en su día, arrasó cualquier
vestigio de la vieja vía carretera. Respecto a las anchuras, cabe diferenciar
la del propio tablero, que es de de 2,60 metros y la del camino que mantiene
una regularidad en su ancho de 2 metros, más o menos con estrechos linderos a
base de mampuestos.
Dispone de 4 vanos con luces de 4+6+7+6 metros y una geometría no muy
regular ya que -en apariencia- parecen ligeramente apuntados, esto es,
siguiendo la trayectoria que marcarían dos centros de círculo, propios del arco
gótico; sin embargo y dado que estos se abren acentuadamente en sus arranques,
parecería que se tratan de arcos del tipo Tudor, proyectados a base de tres
centros de círculo. En realidad, según mi opinión, originariamente, se debieron
de proyectar arcos genuinamente ojivales lo que produciría un tablero
acentuadamente inclinado a dos aguas; el tiempo y sus posibles ruinas hacen que
nuevos proyectos de restauración modifiquen su impronta, especialmente
suavizando el tablero de "lomo de asno" para lo que es necesario
rebajar la altura de sus arcos, ensanchándolos en sus arranques y cerrando las
bóvedas con menor altura aunque sea forzando la curvatura de estas, imagino que
modificando o actuando con cimbras para bóvedas ojivales, debidamente
modificadas, bien ensanchando en la base el tirante así como el doble pendolón
y los jabalcones oblicuos de la propia cimbra. Me inclino más por esta
hipótesis ya que la otra, la de deformación de bóvedas por efectos de presiones
verticales al paso de vehículos hubiera producido trayectorias desiguales en
las 4 bóvedas y, sin embargo, ciertamente parece que todas ellas tienen la
misma configuración. Tampoco se observan grietas o desviaciones en los intradós
que señalen roturas o desplazamientos de roscas que incidan en la nueva forma
de estos arcos ligeramente apuntados.
La estructura se apoya en estribos más o menos perdidos, empotrados en
los taludes de arenas y cascajo colmatadas o sedimentarias aunque en el estribo
izquierdo es posible que se construyera un aterramiento de aproximadamente 20
metros que elevaría la calzada para enrasarla con el propio tablero de esa
cabecera. Los apoyos intermedios constan de tres pilas gruesas con una anchura
de 2,50 metros cada una. Estas pilas de refuerzan en aguas arriba por medio de
3 tajamares de sección en cuña, rematados por tejadillos a base de hiladas
escalonadas y que alcanzan la altura regular de claves de arcos; su factura es
variada y posiblemente se hayan reconstruido varias veces. La acumulación de
arenas, limos y el exceso de maleza impide observar con claridad la situación
de pilas en aguas abajo pero parece ser que nunca han existido refuerzos a base
de posibles espolones; tampoco son visibles los propios arranques de pilas o su
posible basamento. Esta característica de carencia de espolones, incluso la de
tajamares (si los que ahora tiene fueren producto de refuerzos barrocos o
clasicistas) sí sería propia de estructuras pontoneras de raíz romana o
románica.
Respecto al tablero, señalar que pese a las correcciones en el tiempo,
se aleja de su horizontalidad, más o menos manifiesta en su zona central pero
con pendiente en ambas cabeceras. Dispone de una anchura media de
aproximadamente 2 metros a los que hay que añadir 0,30x2 centímetros de
posibles pretiles. En ningún caso se observa la existencia de una imposta que
marque la separación de bóvedas y extradós del puente y posiblemente nunca haya
existido. La cubierta actual es el propio extradós de bóvedas y tímpanos a base
de piedra caliza que simula un empedrado, muy desgastada por el rozamiento de
las ruedas de carruajes o los hierros de las caballerías (herraduras) y el
propio relleno de arenas y cascajo. Algunos testigos de piedra se han colocado simulando restos de viejos pretiles que quizás, tuvo la puente en tiempos barrocos; en cabecera derecha subsiste un amplio ortostato de caliza que pudiera pertenecer a los restos de aquellos pretiles.
En cuando a la fábrica cabe señalar que es muy variada, producto de
muchas reconstrucciones y modificaciones en la obra civil. Sorprende el aparejo
de la cara aguas abajo, más consistente y regular, a base de sillería de
volumen más regular, paralelepípedos de forma cúbica semejante, mejor
disposición y colocación en hiladas que intentan mantener su horizontalidad
hasta la rasante aunque con muy mala o deficiente conexión con las boquillas de
arcos, más evidente en las amplias zonas de tímpanos. En zona aguas arriba la
labor de cantería es mucho más deficiente, predominando piezas de sillería y
sillarejo en las zonas bajas visibles (gran parte de paramentos en pilas son
tapados por los tajamares) de poca calidad, escuadría y colocación y una zona
elevada que se cubre con sillar ciclópeo, más resistente pero también de
colocación grosera.
Las bóvedas: En general y como suele ocurrir en la mayoría de los
puentes, las bóvedas representar lo más genuino y profesional de la pontonería
histórica. En este caso, se muestran plenas, podrían ser los únicos elementos
de la estructura y parecería que siguieran manteniéndose firmes, resistiendo
los empujes verticales de las cargas que lo cruzan o ante los envites de la
fuerza de los cauces desbocados por las innumerables avenidas que han
soportado. Aunque probablemente han sido rectificadas o reconstruidas,
presentan un aspecto saludable. No hay fisuras o fracturas entre las roscas, no
aparecen calcificaciones, tampoco hay exceso de hongos, humedades o vegetación
que medre entre las rendijas de su dovelaje. Aunque el trabajo de las piezas de
roscas exteriores (boquillas) no es de calidad, la disposición de las dovelas
es buena, tratándose en contrapeo para imbricar mejor las diferentes roscas que
componen las bóvedas, bien dispuestas, con acentuada cuña que se hace muy evidente
en su espinazo o clave de arcos, más estrecha pero bien enclavada. Básicamente,
con 5 o 6 roscas se componen todas las bóvedas, a base de dovelaje de piedra
caliza aunque con componentes de toba y margas. El tizón de algunas dovelas
tiene una longitud de 1 metros. No es visible el mortero en juntas y, en todo
caso, se incorporan pequeñas piedras acuñadas (rajuela) para reafirmar algunos
huecos. Se observan algunas marcas de cantero muy esquemáticas en algunas
dovelas.
Aunque en evidente ruina, la obra civil parece que permanece firme y
compacta. No obstante, pide a gritos una intervención que mejore su aspecto,
impronta y características. Limpieza de lodos y matojos en el cauce y bajo los arcos, especialmente los extremos, intentando
descubrir los arranques de pilas y estribos, revisión de sillería y dovelaje
intentando fijar las piezas sueltas y ocluyendo huecos en paramentos de modo
artesanal para mantener su aspecto histórico. Delimitar mejor las áreas de
aparcamiento y visita. Añadir señalización de dirección al puente e incorporar
paneles que mejoren la información sobre la obra y su historia. En la amplia
terraza de margen izquierda se podría crear una zona ajardinada con bancos y
algo de arbolado que no interfiera la panorámica del puente pero que sirvan
para el descanso o esparcimiento del visitante. También sería conveniente dar
mayor protagonismo al puente anejo de aguas arriba, obra también histórica -al
menos en lo que queda de original que son las pilas y aletas- así como a la
bella tajea bajo la calzada de inmejorable factura decimonónica, ubicada muy
cerca del monolito que se haya junto a los restos de la vieja calzada
restaurada.
Para saber más. Dentro de la
escasez de información sobre este bello puente, quizás son de mayor interés las
aportaciones que hace Inocencio Cadiñanos Bardeci en su trabajo titulado
"Los puentes del centro de la provincia de Burgos" aunque, como ya he
indicado, sus referencias aluden a varios puentes de la localidad de Sasamón.
Otras referencias más bien encaminadas a delimitar los trazados de vías
históricas de esta área aunque citando Sasamón, las ofrece el trabajo titulado
"La construcción del territorio. Caminos y puentes en Castilla y
León", obra de Pilar Chías Navarro y Tomás Abad Balboa, editada en la
revista "Ingeniería, Territorio y Patrimonio" del CICCP en el año
2.008. Como ya he indicado, también Carlos Fernández Casado dedica unas líneas
a los puentes de Sasamón en su libro "Historia del puente en España.
Puentes Romanos", pág. 380/382, editado por el CSIC en el año 2.008. El
nomenclátor titulado "Artistas cántabros de la Edad Moderna", obra de
María del Carmen González Echegaray et al. editado por Institución
Mazarrasa-Universidad de Cantabria en el año 1.991 no ofrece información al
respecto, quizás debido a que en esta obra civil, los alarifes o maestros
canteros eran de origen vasco y no cántabro; en todo caso, se hacen referencias
a un par de canteros con residencia en Sasamón que bien pudieron haber
intervenido en alguna de sus rehabilitaciones. Aunque -incomprensiblemente- no
se tratan los puentes de Sasamón en el magnífico libro de Miguel Ángel
Aramburu-Zabala Higueras titulado "La arquitectura de puentes en Castilla
y León entre los años 1575-1650", editado por la Junta de Castilla y León
en el año 1.992, no cabe duda de que es un trabajo imprescindible para
comprender y conocer la labor pontonera en la provincia burgalesa en los siglos
XVI y XVII así como las vías de comunicación históricas. En el NW de la
provincia alude con más detalle a las estructuras de las cercanas poblaciones
de Villadiego o Castrojeriz pero, no obstante, traza un concentrado resumen
pontonero burgalés a lo largo de las páginas 109 y 131 de este libro. En cuanto
a la base romana de la localidad así como a las antiguas calzadas romanas que
circulan por su entorno me limito a citar los trabajos más sólidos al respecto:
La TIR (Tabvla Imperii Romani), hoja
K-30 Madrid, Caesaravgusta-Clvnia,
editada por el viejo MOPTMA-Instituto Geográfico Nacional en 1.993. La
"Itinera Hispana" cuyos autores son José Manuel Roldán Hervás y Carlos
Caballero Casado, en un trabajo editado en El Nuevo Miliario, número 17 de
fecha agosto 2.014 con patrocinio del Gobierno de Extremadura, CICCP y la
Fundación Juanelo Turriano. Más denso y fructífero es el trabajo de Isaac
Moreno Gallo titulado "Descripción de la vía romana de Italia a Hispania
en las provincias de Burgos y Palencia", promovido por las Diputaciones de
Burgos y Palencia en el año 2.001 y que se editaron en la web de Traianvs.net.
páginas 91 a 98 y donde se citan muchas referencias a los trabajos anteriores
de Abásolo o Menéndez Pidal, entre otros investigadores. Una especie de
separata sobre el tema la ofrece la web viasromanas.net bajo el título "De Sesisamone a Pisoraca", trabajo coordinado por Isaac Moreno Gallo según
edición de la Junta de Castilla y León del año 2.003. Curiosamente (y contra todo pronóstico) Pascual Madoz no trata ni cita los famosos puentes de la localidad en su gran Diccionario Geográfico-Estadístico editado en Madrid Año 1849 aunque incorpora un buen texto sobre Sasamón, en su tomo XIII, página 876 y nombra a este río como Boulles.
En internet destaca la web de Hispania Nostra, denunciando el estado de
los puentes de esta localidad en su página "Lista roja del Patrimonio". La web municipal aporta alguna foto y un pequeño texto. La
web abc.viajes tiene buenas fotos. El blog 123.rf nos aporta una vieja imagen
del puente anterior a su última restauración o limpieza. También la Wikipedia
tiene fotos de esta obra civil. La web Museo de Burgos se hace eco de la
información facilitada por El Diario de Burgos, edición de 09.12.2014 sobre el
lamentable estado de los puentes de Sasamón así como la web Burgosconecta.
También es interesante el blog de Hispania Romana. El blog de lalomimar o el de Laacequia. También El Correo de Burgos en su edición de fecha 09.11.2015 nos
informa de la vista al puente de alumnos de la UBU-Máster de Patrimonio y
Comunicación con el fin de asesorar y dar impulso al patrimonio de esta
localidad. Más fotos en la web de verpueblos, mascastillayleon. Parece de
interés la resolución 123/2018 del Comisionado de Transparencia" que
interviene en la solicitud de información sobre obras e iniciativas para
conservar el patrimonio de Sasamón en los últimos 30 años y en lo que se
infiere que se carece de información y archivos al respecto sobre el tema por
parte de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León.
Cómo llegar. La vía rápida
más cercana es la A-231 (Burgos-León) que seguiremos hasta el PK 135 donde
cogeremos en dirección N la carretera local BU-P-4041 hasta la localidad de
Sasamón. Cruzando la población en dirección NE cogeremos la carretera BU-P-6201
(dirección Grijalba-Villasidro) hasta llegar al puente. Esta autovía también
tiene salida hacia Sasamón en su PK 132 para seguir por la provincial BU-640
hasta este pueblo y sus puentes históricos. Una carretera habitual muy
transitada es la que parte desde Alar del Rey (N-611 PK 89) por Sotresgudo y en
dirección a Sasamón bajo matrícula BU-610 que entra en la población por el N muy
cerca de la ubicación del Puente de San Miguel. Otra opción es la BU-640 que
viene directamente por el N desde Villadiego y cruza Sasamón.
Se sigue cierto orden cronológico en la exposición de fotos.
Se sigue cierto orden cronológico en la exposición de fotos.
Entrada a Sasamón. Toma de fecha 23.02.2019
Tanda de fotos de fecha 10.07.2012 tomadas desde aguas arriba.
Ciertamente, existen en internet muy pocas fotos (por no decir ninguna) verdaderamente antiguas de este puente. Ésta es de Carlos Soler Martínez para el blog es.123rf probablemente tomada hacia el año 2.013, antes de su última limpieza.
Interesante fotografía del puente con caudales elevados del río Brullés en toma de fecha 20.01.2013 de Santiago Abella para Flickr.
Precioso dibujo a tinta china y rotulador de fecha 08.04.2015 obra de Juan Gonzalo Miguel Martínez (Lalo Mimar) tomado de su blog.
Fotografía de fecha 15.02.2017.
Tanda de fotos desde aguas arriba con fecha 23.02.2019
Tanda de fotos desde aguas abajo con fecha 23.02.2019
Tanda de fotos desde aguas arriba con fecha 23.02.2019
Tanda de fotos desde aguas abajo con fecha 23.02.2019
Tanda de fotos del tablero y cabeceras realizadas con fecha 23.02.2019
Calzada y cartelería del puente en tomas de fecha 23.02.2019
Calzada y cartelería del puente en tomas de fecha 23.02.2019
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