PUENTE CARRETERO SOBRE EL RÍO BESAYA
SANTIURDE DE REINOSA. Cantabria
N-611 PK 147,600
La nacional N-611 es una de mis preferidas entre la amplia red carreteril peninsular y ya he debido de subir a este blog una veintena de estructuras pontoneras, ya sean pontones, pasarelas, puentes o viaductos. Muchos de ellos son interesante por su antigüedad ya que pertenecen al mítico Camino Real de Reinosa, que por extensión se convirtió en la carretera nacional N-611 de Venta de Baños a Santander.
El puebluco de Santiurde se encuentra en la comarca cántabra de Campoo-Los Valles, con preciosos parajes que ha ido conformando a través de milenios el río Besaya con amplios cañones en umbría y frondas exuberantes de vegetación de ribera.
Hoy me ocupo de esta modesta obra que hasta la Guerra Civil era un puente clasicista de aquella calzada real que llevó a cabo, entre otros, Marcos de Vierna, maestro cantero e ingeniero cántabro que llegó a ser Inspector General de Caminos en tiempos de Carlos III. Por desgracia, en el año 1.937 durante nuestra Guerra Incivil, fue volado por el ejercito republicano en retirada. Muy pronto, en ese mismo año, fue restaurado aunque de mala manera y con los escasos medios de que disponía, por el ejercito faccioso en su avance hacia Reinosa. Para recordar ese evento figura todavía un monolito con placa incluida donde se hace referencia a esta reconstrucción.En la ROP número especial 11 Años 1936/1939 para obras pontoneras rehabilitadas o reconstruidas se alude a que en este sector de carretera intervino la Comandancia de Obras y Fortificaciones del VI Ejército rebelde, bajo la dirección del ingeniero militarizado Enrique Friend Álvarez de Toledo.
Aquella obra clasicista se ubicó en un punto donde el río Besaya se estrecha por lo que, siguiendo criterios economicistas, se aprobó construirlo en tal punto, ciertamente en curva pero que para la velocidad de los vehículos de aquellos tiempos, no era un inconveniente. Todavía podemos admirar la soberbia obra de las manguardias de sillería que protegían el cauce de posibles desprendimientos ante las fuertes crecidas. También subsisten los estribos de fábrica de sillería en piedra caliza. No parece que existiera una pila intermedia luego debemos pensar que un posible arco, probablemente escarzano, cubría ambas orillas quizás con una luz aproximada de 18 metros.
Aunque es obra modesta y fea, no deja de ser un testigo de la obra civil carreteril que se generalizó durante el conflicto bélico o los años 40 del siglo XX. Dispone de unas vigas de hormigón armado como tablero, una losa de hormigón como cubierta y los correspondientes asfaltados o recrecidos en el firme, donde incluso en un borde se aprecian otras capas de macadam y piedra machacada de tiempos más antiguos. También se corrige la directriz de la obra, suavizando la curva de la calzada y por últimos, también son interesantes los sencillos y económicos petos que se empezaron a implantar a base de hormigón armado. También queda como testigo de la obra original un témpano de piedra caliza que cerraba en uno de los extremos el pretil clasicista (ahora cerrando un valla cercana) y restos de un murete o quitamiedos de impronta decimonónica a base de hormigón en masa y mampostería.
El puebluco de Santiurde se encuentra en la comarca cántabra de Campoo-Los Valles, con preciosos parajes que ha ido conformando a través de milenios el río Besaya con amplios cañones en umbría y frondas exuberantes de vegetación de ribera.
Hoy me ocupo de esta modesta obra que hasta la Guerra Civil era un puente clasicista de aquella calzada real que llevó a cabo, entre otros, Marcos de Vierna, maestro cantero e ingeniero cántabro que llegó a ser Inspector General de Caminos en tiempos de Carlos III. Por desgracia, en el año 1.937 durante nuestra Guerra Incivil, fue volado por el ejercito republicano en retirada. Muy pronto, en ese mismo año, fue restaurado aunque de mala manera y con los escasos medios de que disponía, por el ejercito faccioso en su avance hacia Reinosa. Para recordar ese evento figura todavía un monolito con placa incluida donde se hace referencia a esta reconstrucción.En la ROP número especial 11 Años 1936/1939 para obras pontoneras rehabilitadas o reconstruidas se alude a que en este sector de carretera intervino la Comandancia de Obras y Fortificaciones del VI Ejército rebelde, bajo la dirección del ingeniero militarizado Enrique Friend Álvarez de Toledo.
Aquella obra clasicista se ubicó en un punto donde el río Besaya se estrecha por lo que, siguiendo criterios economicistas, se aprobó construirlo en tal punto, ciertamente en curva pero que para la velocidad de los vehículos de aquellos tiempos, no era un inconveniente. Todavía podemos admirar la soberbia obra de las manguardias de sillería que protegían el cauce de posibles desprendimientos ante las fuertes crecidas. También subsisten los estribos de fábrica de sillería en piedra caliza. No parece que existiera una pila intermedia luego debemos pensar que un posible arco, probablemente escarzano, cubría ambas orillas quizás con una luz aproximada de 18 metros.
Aunque es obra modesta y fea, no deja de ser un testigo de la obra civil carreteril que se generalizó durante el conflicto bélico o los años 40 del siglo XX. Dispone de unas vigas de hormigón armado como tablero, una losa de hormigón como cubierta y los correspondientes asfaltados o recrecidos en el firme, donde incluso en un borde se aprecian otras capas de macadam y piedra machacada de tiempos más antiguos. También se corrige la directriz de la obra, suavizando la curva de la calzada y por últimos, también son interesantes los sencillos y económicos petos que se empezaron a implantar a base de hormigón armado. También queda como testigo de la obra original un témpano de piedra caliza que cerraba en uno de los extremos el pretil clasicista (ahora cerrando un valla cercana) y restos de un murete o quitamiedos de impronta decimonónica a base de hormigón en masa y mampostería.
Tanda de fotos de fecha 30.07.2016
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