PUENTE DE CARRENAVA EN AUTILLO DE CAMPOS SOBRE EL RÍO VALDEGINATE. Palencia.
P-953 PK 25
Aunque estas parameras aparentan sequedad y aridez, producto de sus
campos de cereal agostado en verano o las amplias tierras de barbecho con tonos
grises o amarillos, lo cierto es que la comarca de Campos-La Nava tiene una
tupida red de riachuelos, arroyuelos, canales, lagunas y aguas subterráneas que acumulan mucha agua
en épocas de lluvia. La cuenca del río Valdeginate recoge muchos caudales de
arroyadas y crece con poderío produciendo avenidas peligrosas que no solo
inundan los campos circundantes sino que arruinan la pontonería que se eleva
sobre el propio río. Si bien es cierto que hace pocos años se procedió a su
encauzamiento con taludes y muros de contención y se reforzó el lecho con
cubiertas o soleras de hormigón para evitar la erosión y movimiento de lodos,
lo cierto es que no tuvo el resultado esperado y menudean los desbordamientos y
cúmulos de arenas que se depositan junto a los puentes disminuyendo su
capacidad de desagüe.
La villa de Autillo de Campos es viejo señorío desde el siglo XII y tendría
su importancia económica que se reflejaría en las obras civiles de caminos y
pontones. Hasta donde llega mi investigación al respecto no se sabe nada hasta
el siglo XVIII; se entiende que, como en la mayoría de los lugares y durante
siglos, el paso sobre cauces de haría por vados en épocas de estiaje y con
puentes de tablas de madera con alguna pila intermedia que podría ser de
piedra. Duraban poco y había que rehabilitarlos con asiduidad pero también es
cierto que costaba poco dinero construirlos o reconstruirlos cuando
verdaderamente eran necesarios, esto es, en estaciones de lluvia.
Las fuertes avenidas producidas en la zona en septiembre de 1.771
debieron afectar en mayor o menor medida a los puentes de Autillo y la
corporación municipal solicitó la licencia pertinente al fiscal provincial en
1.773 para que otorgara el permiso para construir 2 puentes de piedra y un
pontón. El primero es el conocido como Puente de Carreranava o Carrenava y que,
precisamente, estaba en la Carrera de Los Serranos que venía a ser el viejo
camino de Villalón (actuales calzadas P-953, N-610 y N-601 que por
Villarramiel, Villalón y Becilla de Valderaduey llegaba hasta León o bien,
desde Villarramiel derivaban por el sur hacia Medina de Rio Seco y Valladolid).
También solicitan otro que llamaban Puente del Humilladero (estaba junto a un
humilladero o lugar de devoción, muy frecuente en alguna de las cabeceras de la
mayoría de los puentes antiguos) y que ahora llaman Puente de la Ermita. Esta
obra permitía la comunicación con León, pero a través de Villada y Sahagún de
Campos (actuales P-932, CL-613 y nacional N-120). Por último, a medio camino
entre los citados puentes, pretendían construir un pontón que permitiera el
paso por un viejo vado que muchas veces estaba impracticable cuando se llenaba
la laguna de Carrenava por desbordamientos del Arroyo de la Luna Bizarra o el
propio río Valdeginate en un sector del camino que ahora ocupa la carretera
provincial P-953.
El Consejo de Estado nombró al alarife Javier Medina como técnico para
su reconocimiento, elaboración de proyecto y cuantificación de costes,
incluyendo una partida para la rehabilitación de caminos arrasados por la
avenida. Trazó el proyecto solicitado para los dos puentes, diseñándolos con 3
ojos, en fábrica de piedra y con tablero
alomado, añadiendo el pontón que se pedía y evaluando la obra en 115.524
reales. No hay constancia de que se hiciera nada al respecto. Lo cierto es que
las avenidas catastróficas en los cauces de la zona documentadas en los años
1.774 y 1.777 debieron influir en la decisión de retrasar el proyecto. De
nuevo, un informe del municipio insiste en lo importante de estas obras ya que
se trata de un camino real de trajineros, de paso de la cabaña ganadera y es
dirección obligada hacia los mercados de León, Villalón o Valladolid. Por fin,
el Consejo Real decide enviar al maestro cantero Francisco López, el cual
reconoce la necesidad de levantar los citados puentes y el pontón en un
proyecto semejante al anterior pero reduciendo el presupuesto hasta la cifra de
100.000 reales. Marcos de Vierna, a la sazón Comisario de Obras, no admite el
proyecto quizás por desconfianza hacia el nuevo maestro encargado del proyecto
y determina adjudicarlo al grupo de paisanos trasmeranos compuesto por Juan de
Sagarvinaga y Antonio Carredano, a los que consideraba "más fiables e
inteligentes para tal encargo" según consta en el informe.
Acude pronto Sagarvinaga, que se encontraba trabajando en la catedral y
puente de Salamanca y tras su visita de reconocimiento levanta nuevos planos
para el conjunto de puentes, pontón y calzada, evaluando las obras en 156.000
reales advirtiendo que si se pretendía cubrir la calzada con enlosado de
piedra, el monto total ascendería a 384.000 reales lo cual, le pareció
pertinente al comisario Vierna. Por los bocetos de González Ortiz se deduce que
ambos puentes eran iguales, con cinco vanos, cuatro tajamares en forma ahusada
y sus contrarios espolones en forma semicilíndrica y un tablero de rasante
horizontal abocinado en cabeceras. Sagarvinaga vuelve a sus obras de Salamanca
y Vierna encarga definitivamente la obra a los maestros canteros Antonio García
Ruiz, Simón Crespo, Juan de Mazas y Fabián de la Viesca, que dan por concluida
la construcción del conjunto en 1.781 como queda constancia por el informe de
los inspectores de obra Gregorio Gutiérrez Bolde y Manuel de Rojas. La obra
quedaba garantizada por dos años y a disposición de una futura visita de
inspección del ilustre arquitecto Juan de Villanueva.
Las fuertes avenidas del año 1.789 en el río Valdeginate dañaron parte
de la flamante calzada en las zonas adyacentes a los puentes y tuvo que volver
para su reparación el maestro Juan de Mazas ayudado por Juan Bautista del Río.
Quizás, debido a que estas reparaciones fueron superficiales, se produjeron
nuevos daños en riadas posteriores y el propio Consejo encarga en 1.791 un
nuevo proyecto de reparación y consolidación de obras a Pedro González Ortiz
que lo cuantifica en 127.216 reales, ejecutándose la obra por autorización de
la reciente Comisión de Arquitectura , órgano técnico inspector de la Real
Academia de San Fernando. (Documentación del AHN legajo 24.116 y ARASF legajo
2-31/8). Cuando lo visita Pascual Madoz dice que en Autillo había dos puentes
de piedra de muy buena factura construidos en 1.779, visita que se debió de producir a mediados del siglo XIX. Con
posterioridad, hacia finales de este siglo, se produciría alguna avenida de
importancia que dañó esta obra civil, especialmente en cimentación. Según un
informe de subastas de la ROP del año 1.898 y dentro del proyecto de
construcción de una calzada desde Paredes de Nava a Villarramiel, en su sector
III (Autillo-Abarca) y para salvar el río Valdeginate se proyecta una
importante reforma de este puente al que se destinas 3.695.- pesetas,
empleándose mampostería con mezclas hidráulicas para los recalces de pilas,
mampostería careada y sillería recta de caliza proveniente de las canteras de Monzón de
Campos para paramentos, impostas y pretiles. En aquella época se sigue el
criterio homologado por Obras Públicas de calzadas con una anchura de 6 metros,
destinándose a firme 4,50 y dos paseos peatonales de 0,75 metros en ambas
cunetas, anchura coincidente con la de esta obra civil hasta su reciente
ensanchamiento.
Características de la obra actual: El llamado puente de
Carreranova tiene una longitud aproximada de 33 metros y un ancho de 9 metros.
Dispone de 5 vanos con arcos de medio punto (parecen ligeramente abiertos al ocultarse el apoyo en salmeres por efecto de los tajamares-espolones) y luces de 4+4+5+4+4 metros siendo el
central más ancho y con mayor altura pues ocupaba el vértice central de un
tablero alomado. Los arcos apoyan en 4 soberbias pilas con un grosor aproximado
de 1,50 metros y que se elevan sobre basas de dos hiladas de piedra. En
extremos, los estribos se abren con muretes en aleta que soportan las fuerzas
de los taludes de encauzamiento. En la fábrica se mezclan piezas de piedra
caliza con arenisca de la zona con fuerte llagado de mortero, producto de su última rehabilitación. En paramentos hay variedad de paralelepípedos
aunque en sillares, muchos de ellos de grandes dimensiones, con buena escuadría
y manteniendo la línea de hiladas que, en este caso, es ligeramente inclinada
hasta el centro del tablero por su disposición original a dos aguas. La
regularidad en zonas de intradós es muy bella con bóvedas compuestas de grandes
dovelas excelentemente dispuestas, diría que originariamente a hueso, que
marcan la curvatura con gran perfección y el enlace con zona de apoyos en las
basas, un poco más anchas y que permiten dar relieve a la unión. Boquillas de
muy buena rosca con piezas iguales, de gran tamaño y que se fusionan en
intradós con gran trabazón sin que se aprecien fisuras actualmente. Sobre
arcos, una larga imposta de buena talla que sobresale de paramentos y que
serviría para el apoyo de pretiles. En ambas caras del puente 4 tajamares ahusados y sus opuestos espolones semi-cilíndricos de bella factura, apoyados en las
elevadas basas de las pilas y que llegan hasta los riñones de
los arcos; sobre ellos, unos tejadillos de losa de piedra que se coronan con
una especie de morrión o quilla del mismo material y que en ningún caso llegan
a la rasante. En su estado original, la obra terminaba con altos pretiles hasta
extremos de fábrica de calizas que acentuaban la línea quebrada en el centro a
dos aguas. Actualmente -probablemente a principios de esta década- el tablero
se ha ensanchado 1,20 metros en cada lado. Sobre la imposta vieja se ha
diseñado otra más gruesa que sirve para corregir el tablero, dejándolo
horizontal en calzada aunque externamente se aprecia el ligero apuntamiento en el centro.
Se habrá rehabilitado el extradós, se habrán eliminado grietas o fisuras por
las que se filtraba el agua y se ha procedido a la inclusión de una losa
continua de hormigón armado que da la anchura actual, incorporando nuevo
pretiles de piedra arenisca, grandes y fuertes, al modo antiguo en una
rehabilitación que parece de gran esmero y calidad. En cubierta y junto a pretiles, hay bordillos de piedra pero no hay viales peatonales aunque se puede cruzar por los arcenes, aproximadamente de 0,50 metros a cada lado. La zona de cauce queda desnaturalizada al
incorporar, como ya dije, un nuevo lecho de hormigón y un estrecho canal
central más profundo por donde circulan las aguas.
No existe señalización del puente en carretera ni tampoco hay paneles
informativos del monumento. Hay desvíos en ambas cabeceras con acceso a vías de
tierra donde podremos aparcar para visitar la obra. Por demás y como es obvio,
tras la reciente reforma del tablero, no hay limitación para vehículos por masa
o amplitud de ejes y la circulación es cruzada sin cesión de paso.
No deja de ser curioso su diseño, enmarcado entre los reinados de
Carlos III y Carlos IV cuando era evidente la impronta de puentes de tablero
horizontal y arcos de mayores luces y rebajados. En este caso, se proyecta un
puente de pequeños arcos de medio punto que recuerdan la hechura de una obra
romana pero bajo un tablero alomado que es más propio del mundo medieval y cuando ambas soluciones estaban ya en desuso.
Al mismo tiempo, en el puente del Humilladero se incorpora como material el
ladrillo, que recuerda más a la pontonería vallisoletana pues en Palencia es
inusual este material para puentes. En conclusión, estos puentes gemelos, son
de una rareza llamativa pues parece que se abandonan los principios de cantería
trasmerana estoica y práctica -que abarcaban toda la zona palentina- y se
matiza más la belleza del conjunto, la arquería de tipo serliana o albertiana
en un eclecticismo naciente que era producto de los propios gustos de la famosa
Academia de Arquitectura que, por aquellos años, empieza a funcionar. Estas
nuevas propuestas no se extendieron en la provincia y ello hace a estas obras
en Autillo más originales y bellas. Ver puente gemelo: Puente de la Ermita
Respecto al pontón, no tengo constancia de que se realizara pues en el plano definitivo de González Ortiz no aparece. Si se realizó no quedan huellas; probablemente al mejorar la calzada y ensanchamiento de la misma se decidió eliminar las posibles barreras que quedaban y se construyó una estructura de caños con hormigón armado que es lo que podemos apreciar al circular por la P-953 en la zona de la vieja laguna.
Respecto al pontón, no tengo constancia de que se realizara pues en el plano definitivo de González Ortiz no aparece. Si se realizó no quedan huellas; probablemente al mejorar la calzada y ensanchamiento de la misma se decidió eliminar las posibles barreras que quedaban y se construyó una estructura de caños con hormigón armado que es lo que podemos apreciar al circular por la P-953 en la zona de la vieja laguna.
Para saber más: Sobre la construcción del conjunto pontonero se
puede consultar el trabajo de Inocencio Cadiñanos Bardeci titulado "Los
puentes de la provincia de Palencia durante la Edad Moderna" y para
conocer la filiación y obra de algunos alarifes que participan en las obras, el
voluminoso tratado titulado "Artistas cántabros de la Edad Moderna"
de María del Carmen González Echegaray et al. editado por el Instituto
Mazarrasa-Universidad de Cantabria en 1.991. La ROP del año 1.898 tomo 222 alude a una rehabilitación. Hay un artículo de Gonzalo Alcalde
Crespo en el Norte de Castilla de fecha 12.03.2009 que alude a la
monumentalidad del pueblo y al otro puente -Puente del Humilladero-. El blog autillodelcampo.blogspot hace
referencias a los dos puentes y muestra una imagen de éste, antes de su
remodelación. Para la historia y monumentos del pueblo siempre queda la
Wikipedia, aunque tendré que subir algunas fotos de sus puentes para completar
la información monumental del pueblo. La web oficial del Ayuntamiento tampoco
aporta nada sobre estos puentes. La mejor foto de la obra antes de su
restauración la tenemos en google map al buscar por la voz Autillo de Campos.
Cómo llegar: La vía principal más cercana en la nacional N-610
(Palencia-Benavente) con desvío en PK 25,300 tras cruzar el río Valdeginate,
tomando dirección Abarca de Campos por la P-941 y P-953 hasta llegar a Autillo.
También sirve la N-610 en el desvío del PK 32,500 al llegar a Villarramiel,
donde cogeremos la P-953 (Carretera de Fuentes de Nava y Frechilla) hasta llegar a Autillo de Campos. Las
autovías cercanas que acceden a la nacional N-610 son la A-6 antes de llegar a
Benavente y la A-67 y A-65 en el entorno de la ciudad de Palencia.
Tanda de fotos de fecha 29.12.2016
Imagen del puente antes del ensanchamiento de tablero tomada del blog autillodelcampo.blogspot.
Situación aproximada de los puentes por google map.
Proyecto de Javier de Medina, hacia el año 1.773 donde curiosamente dispone de un cuarto arquillo en el puente del sur.
Planos del proyecto que levantó Francisco López hacia 1.776 con puentes de tres ojos.
Plano de González Ortiz, basado en el proyecto de Sagarvinaga, probablemente de 1.775 y que fue el que se llevó a cabo.
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