PUENTE DE SAN FRANCISCO SOBRE EL RÍO PISUERGA
HERRERA DE PISUERGA. Palencia
N-611 PK 61,800
N-611 PK 61,800
La carretera nacional N-611 es la que se ocupa de llegar a este enclave
del río Pisuerga en la comarca palentina de Boedo-Ojeda, al NE de la provincia,
muy cerca del límite con Burgos. Esta carretera no deja de ser la continuación
del primer camino real que se proyecta
en la peninsular en el siglo XVIII desde Reinosa hacia Santander y , como bien
se sabe, sobre la antigua calzada romana en algunos tramos. Por otra parte, en
Herrera de Pisuerga confluye la vía secundaria romana que desde Segisamon
(Sasamón-BU) terminaba en Pisoraca (Herrera de Pisuerga). A finales del siglo I
a.C. y principios del I d.C. está asentada en esta zona la Legión IV
Macedónica, como soporte en las luchas que mantenía Augusto con los pueblos del
norte, conocidas como "Guerras Cántabras". El núcleo de Pisoraca se
asienta como población romana y crece, siendo necesario para su mantenimiento,
comercio y tránsito de tropas un buen puente que cruce el caudaloso cauce del
río Pisuerga. En el casco viejo todavía subsisten retazos de la vieja muralla
romana y las activas prospecciones arqueológicas que se realizan siguen
descubriendo materiales y ajuar en enterramientos además de la datación de 14
términos augustales (mojones) que señalizaban las lindes territoriales. Obviamente,
debió existir algún puente que salvara el cauce, y según los estudios
realizados recientemente sobre la vía romana de Segisamon-Pisoraca, esta
confluía en el punto donde actualmente existe un puente pues, además, era la
zona más idónea para vadearlo (Las actuales carreteras de Sasamón a Herrera
por Sotresgudo, con matrícula BU-620 y
C-627).
La vida y evolución de tal puente se pierde en el tiempo; cabe pensar
que, como en la mayoría de las ocasiones, subsistiría en madera, sobre pilas de
piedra romanas, durante cientos de años. Las grandes avenidas ocurridas en mayo
de 1582 ( o las de 1527) debieron dejar fuera de servicio la obra y se
encargan diferentes proyectos para su renovación. En ciertos informes de 1588
se le cita como Puente de San Bernardino y constaba de 5 o 7 vanos (no está
claro) y tablero de maderamen; efectúan la inspección los canterios Andrés de
Vedra, Juan García de la Peña y Pedro Peña que indican la conveniencia de
ampliar la longitud con nuevas pilas y hacer obra de fábrica enteramente y
anotan que 6 pilares están socavados; el presupuesto que proponen asciende a
7.500 ducados. Entre el trasiego documental de pliegos y legajos sobre esta
obra, hay constancia que, en primera instancia, el Consejo Real y la Intendencia
provincial de Palencia, rechazan este proyecto. No obstante, aceptan otra plica
para un proyecto de obra nueva a los maestros canteros Francisco Gómez del Río
y Domingo de Cerecedo fechado en noviembre de 1590 y en el que se diseña un
puente ancho (de 12 a 20 pies) con tablero horizontal sobre 11 arcos, semejante
a la estructura actual, aprovechando materiales de la obra vieja y limitando su
plazo de construcción a tres años; los citados Gómez y Cerecedo debieron ceder
obra y derechos al constructor Francisco del Vado por 6.000 ducados aunque éste
último no aporta la fianza debida y se le retira del proyecto, siendo
encarcelado, donde al parecer, fallece. Lo cierto es que a lo largo de los años
el proyecto se modifica, se inician obras que luego se abandonan y la obra se
prolonga durante muchos años; puede que influyera que ya se habían iniciado las
obras cercanas del Canal de Castilla y allí, canteros y cuadrillas tenía
trabajo para más años y estaban mejor pagados (nada nuevo situándonos en nuestro
actual siglo XXI). También resulta curiosa la endogamia y monopolios que ya
existían en el siglo XVII en el mundo de la construcción. Estas compañías de
canteros, acudían a muchos proyectos de obras, contrataban multitud de mano de
obra, se endeudaban (practicaban el apalancamiento financiero, tan de moda en
la crisis actual), no pagaban sus obligaciones, eran arrestados y pasaban por
la cárcel, mientras sus familiares y allegados concurrían de nuevo a los mismos
proyectos o a otros nuevos que se les concedía y, nuevamente, el ciclo
continuaba.
En el año 1603 hay un documento para el Consejo de Castilla por el que
se informa de la conveniencia de alargar la puente, según trazas y condiciones
anteriores, firmado por los maestros canteros García de la Vega y Pedro de
Lláñez. Las obras las retoman los canteros trasmeranos Juan de Nates (quizás,
el mismo que firmara otras obras como Juan Peralte) y Felipe de la Cajiga que
hacen enmiendas a la traza, pero no terminan; el tiempo corre y en noviembre de
1605 hay constancia de que se han levantado 6 pilares y varios arcos según
informan al fiscal provincial los nuevos responsables de la obra, Diego de la
Cajiga -sobrino del anterior- entre otros, que al tiempo, proponen tajamares
muy disminuidos para la fuerza del río en crecidas importantes; no se les
acepta la modificación y las obras de subastan de nuevo, ganándolas Agustín de
la Cajiga con otros colegas en 1607. Se elevan tajamares y espolones hasta
rasante y se cierran cuatro arcos más en 1616. Nuevamente hay problemas con las obras, con
los presupuestos que se quieren elevar o a lo peor es que algunos de estos
acabara en cárceles. Nada nuevo, repito, la obra se adjudica a otros y asunto concluido.
Efectivamente, hay constancia de que en 1621 se certifica la terminación del
puente que firman los maestros canteros Francisco Martínez de Valcova y Felipe
de Arribas aunque en 1627 hay testimonios del pueblo que denuncian la obra
incompleta pues faltaban remates. Un siglo después se producen grandes avenidas
que se salen de la madre del río, llegando hasta el convento cercano. El
informe de Felipe de la Lastra y José de la Cantera de 1721 afirma que el puente tiene 507 pies
de largo y 20 de ancho, 12 cepas enteras y otras dos medias y constaba de trece
vanos, cinco de los cuales estaban arruinados y otros cinco en mal estado así
como ocho tajamares y dos manguardias. Hicieron dibujo de planta y tasaron su
presupuesto en 81.300 reales de vellón. Lo cierto es que la obra de adjudicó a
José del Valle por 61.300 rls. aunque falleció sin poderla acometer. En 1723
Simón de Jorganes se ofrece a ejecutarla por 61.000 rls. y parece que la empezó
aunque la intervención de otros colegas con descuentos en la obra obliga a éste
a abandonarla; hay ofertas de Ventura Gómez por 40.000 rls. que también la
abandona al descubrir vicios ocultos en la estructura que la encarecían
sobremanera. En 1726 Juan del Rebollar y Andrés Campezo evalúan los nuevos
trabajos en 81.193 reales. En 1727 se produce una nueva avenida que vuelve a
inundar el convento por lo que los frailes de San Francisco piden que se tomen
medidas al efecto y definitivamente. Actúan como inspectores Antonio Pontones y
Bernardo de la Teja y proyectan desarrollar el trabajo y planos de Ventura
Gómez elevando el presupuesto hasta los 115.221 reales de vellón. El Consejo
Real decide mandar a un maestro cantero de confianza y nombra al alarife
madrileño Francisco Ruiz encargado del proyecto que lo termina con la propia
intervención de Ventura Gómez. Estos trabajos fueron muy lentos y aparecen
nuevos actores que ofrecen informes sobre la obra y sus continuas ruinas, como
por ejemplos, los que se datan en 1732 y firman Manuel Hijosa o el arquitecto
mayor del cercano Canal de Castilla, Juan Antonio Otero que modifica de nuevo
el presupuesto y propone a los maestros Juan Ramón Ochadátegui, Ángel Gete y Francisco Menero para que
rematen la obra. Según el informe de Manuel de Bastigueta (AHN, leg. 28133 y
33135) elaborado en 1781 se da por concluida y bien hecha.
Cabe señalar que el interesante tratado sobre los puentes de Castilla y León de Chías-Abad lo cita brevemente con este texto: Fue proyectado en 1590 por Francisco del Río y Domingo de Cerecedo. Se atribuye
a este puente el hecho de iniciar una nueva corriente tipológica con tablero
ancho y largo, de suaves pendientes y diseño muy regular y simétrico, tanto en
aguas arriba como en aguas abajo. Cuenta con tajamares aguas arriba y
contrafuertes rectangulares en el alzado opuesto que en ambos casos alcanzan la
rasante y configuran unos amplios apartaderos.
Es muy probable que avenidas posteriores, especialmente las del siglo XIX,
tumbaran algún arco o pilar pero no hay constancia documental de
intervenciones. En el siglo XX, quizás a mediados, con la intención de
ensanchar algo la plataforma para ampliar viales peatonales, se hizo una obra
minuciosa en cantos del tablero con planchas de hormigón y tornapuntas de acero
decorado en su cara inferior con ménsulas de arenisca bien talladas y coronando
una barandilla metálica.
El conjunto de la obra podemos calificarlo de discreto, sólido y
austero, dentro de las corrientes propias de pontones herrerianos o barrocos,
muy comunes en la zona palentina aledaña al río Pisuerga y en la que
intervinieron con asiduidad estos colectivos o familias de canteros y alarifes
trasmeranos, provenientes del Valle de Arás o de Rada y Voto, en Cantabria. Ya en el siglo XVIII y con las
nuevas corrientes clasicistas, se
empezaba a contratar personal cualificado para la dirección o apoyo en obras y
proyectos proveniente de las nuevas escuelas de artes y oficios de corte
ilustrado y eran comunes las críticas a la vieja tradición montañesa de
construcción y cantería que fue perdiendo peso.
Características de la obra: Actualmente, el Puente de San
Francisco, que es como le conocen los lugareños, dispone de 13 arcos
semejantes, muy regulares, de medio punto un poco rebajados. Paramentos de
sillar de arenisca dorada y rojiza, propia de las canteras cercanas, en
volúmenes irregulares y de terminado poco correcto (no se aprecia por el fuerte
llagado con argamasas en alguna de sus últimas intervenciones) aunque con buen
alineamiento de hiladas y piezas trapezoidales bien acabadas junto a boquillas.
Fuertes tajamares y espolones en cuña hasta coronación. Bóvedas de intradós
impecables hasta su descanso en impostas, en las que se adivina moldura, pero
no son visibles las basas por el nivel de aguas existente en mi observación. En
cubierta, calzada moderna con firme recrecido perfecto, aceras de hormigón con
un metro de ancho a cada lado, y barandilla de forja alternando con bloques de
manguardias en cuña a modo de descansaderos, sobre cubiertas de tajamares y
espolones. Las barandillas son voladas y se empotran en largueros de piedra
encastrada en los cantos del tablero, todo ello, soportado por ménsulas
pequeñas, parecidas a canecillos románicos sencillos, de piedra arenisca,
alguna repuesta recientemente y otras de cemento. A ambos lados y como
continuación de cabeceras, permanecen en muy buen estado quitamiedos y conos de
protección de hormigón, muy comunes en fábricas carreteriles de la segunda
mitad del siglo pasado a cargo de MOP (Ministerio de Obras Públicas). La
cabecera izquierda, aguas arriba, abierta en embudo para el buen tránsito de
ganado o espera de vehículos y un buen muro frontal e inclinado de contención
que se extiende longitudinalmente al cauce en disminución y que servía para
contener desbordamientos, habituales en esa zona del río. Esta solución ya se
contemplaba en los primeros proyectos
mencionados del siglo XVI.
La Junta de Castilla y León parece que focalizó en este puente su componente
monumental -se trata de uno de los pocos representantes de un barroco más o
menos puro aunque sobre base y planos de la vieja pontonería renacentista- e hizo el esfuerzo económico de rehabilitarlo. El proyecto era
conjunto para este puente y el de Lantadilla -otra maravilla pontonera- y de
ello se encargó el Servicio Territorial de Fomento de Palencia en concepto de
"Restauración de bienes históricos". Bajo la dirección de su jefe de
sección el ITOP Teodoro Ozarín García se llevó a cabo esta intervención que efectuó
la empresa vizcaína ubicada en Arrankudiaga Trabajos Especiales ZUT, S.A. El
presupuesto contratado fue de 512.634.- €
para las intervenciones de ambos puentes. El plazo de ejecución fue de 1
año, iniciándose las obras en noviembre de 2007 y terminándose en noviembre de
2008. Esta minuciosa restauración afectó a limpieza del entorno del puente,
así como de todos los paramentos de la estructura, incluyendo uso de fungicidas,
herbicidas o lanzaderas de presión con arenas, desoxidación, componentes de fijación
con resinas de epoxi, desincrustantes y
un largo etcétera. Se eliminaron elementos de piedra en mal estado y se
repusieron utilizando piedra de arenisca o caliza debidamente escuadrada. En
otros casos de repusieron elementos originales debidamente limpios y cajeados.
Una intervención interesante fue la de eliminar el llagado de cemento ordinario
de anteriores restauraciones, normalmente pernicioso para la piedra arenisca,
sustituyéndose por morteros de cal y áridos de sílice. Se reintegraron vivos (aristas
y ángulos), cornisas y otras formas arquitectónicas lineales, fijándose con
morteros adecuados, cepillados y afinados para su correcta integración en la
estructura monumental. Recalce de pilas y restitución de sillares en huecos. Algunas
ménsulas estaban muy deterioradas y fueron restauradas o sustituidas.. También
se restauró la vieja barandilla de hierro, saneando anclajes, retirando
herrumbre y repintando con imprimaciones de minio y pintura martelé (esmalte
antioxidante). Se actuó sobre la plataforma hidrológica con explanaciones y se
remató el tablero con una nueva capa de firme con mezclas bituminosas en
caliente.
Bien, más adelante, intentaré ampliar información sobre el puente de Lantadilla que ya subí al blog hace unos meses pero pendiente de documentar,
incluyendo estas últimas actuaciones de la empresa ZUT. Por cierto, observo en
la web de esta empresa que también rehabilitó el mítico puente colgante que
proyectó en 1915 José Eugenio Ribera para cruzar el río Ebro en Amposta. Se
trata de una de las principales joyas pontoneras históricas de España y que
-como digo siempre- intentaré subir al blog cuando buenamente pueda. Otras
intervenciones de ZUT en puentes de mi interés son las correspondientes al
bellísimo puente de Cabezón de Pisuerga y al armonioso puente en hormigón armado que proyecto en 1929 Alejandro Mendizábal en la N-211 y que cruza el
pantano de Mequinenza.
Situación actual: En las visitas que he efectuado en 2014 y
2016 se tiene la impresión de que estas reformas se han mimetizado en el
conjunto con el tiempo por lo que la impronta es la de un puente antiguo y bien
mantenido. Se echa en falta nuevas limpiezas en el cauce y arranque de estribos
para desbroce y entresaca de matorral y arbolado que impide la visión del conjunto
de la estructura. Es una pena que en las terrazas de limos junto al cauce no se
construya un parque y paseos, urbanizando la zona para disfrute de vecinos y
turistas, dentro del propio protagonismo que deberá tener este monumento.
Como parece recurrente en estos casos, se ha invertido dinero en la
rehabilitación de bienes patrimoniales pero ni Ayuntamiento ni el gobierno
autonómico, en este caso el de la Junta de Castilla y León, se les ocurre
exhibir estas obras añadiendo en la carretera señales de dirección hacia la
obra histórica y mucho menos, clavar un panel informativo sobre la historia y
vicisitudes del monumento en cuestión. En este caso concreto, el olvido tiene un agravante ya que se trata de los poquísimos puentes que, según mi opinión, tiene la provincia de Palencia con una impronta austera de estilo barroco. Podremos contemplar muchos ejemplares medievales y en la zona norte otros muchos que, aunque muy antiguos, están sujetos al estilo clasicista que los rehabilitó en el siglo XVIII y principios del XIX.
Para saber más. Puentes de la provincia de Palencia en la Edad Moderna. Inocencio
Cadiñanos Bardeci. Instituto Tello Téllez de Meneses. 1998 nº 69.La arquitectura de puentes en Castilla y León entre 1575-1650. Miguel
Ángel Aramburu-Zabala Higuera. Editado por la Junta de Castilla y León en
1992.Puentes singulares en Castilla y León. Luis Grau Lobo, editado por
Biblioteca La Posada en 2011. El libro titulado "La construcción del territorio. Caminos y puentes en Castilla y León" en su capítulo VIII "Historia de la obra pública en Castilla y León", obra de Pilar Chías Navarro y Tomás Abad Balboa, editado en el año 2008 por la Junta de Castilla y León y el CICCP entre otros organismos. En la web de Biodiversidad Virtual subí hace tiempo texto y fotos. El Diario Palentino se hizo eco de la rehabilitación en su ejemplar del
04.05.2008 con un artículo histórico de esta obra perfecto que llevó a cabo la
periodista Marta Redondo. El libro "Artistas cántabros de la Edad Moderna", de María del Carmen
González Echegaray y otros, editado por el Instituto Mazarrasa-Universidad de
Cantabria en 1991 aporta una buena información sobre muchos de los canteros
que actuaron en este puente. Sobre las características, puentes y patrimonio lineal de la carretera N-611 se pueden consultar los
artículos que escribí para la revista Solo Camión en sus números 254 y 255 de
abril y mayo de 2011. Por último, Luis Solera Selvi ha publicado un buen
artículo con muchas fotos sobre el histórico Camino Real de Reinosa-Santander,
extensivo al de Palencia-Santander y la N-611, con detalle de los
puentes que forman esa antigua calzada y que se puede leer en la revista del
Ministerio de Fomento, número 666 de noviembre 2016. En la Wikipedia he incorporado sucintamente el catálogo pontonero de esta bella localidad palentina.
Otras estructuras pontoneras interesantes de la villa de Herrera de
Pisuerga son el viejo puente del ferrocarril sobre el río Pisuerga llamado
Puente de los Dolores, la novísima pasarela colgante sobre el río junto a la
Presa de San Andrés, el ancestral puente de barcas, que fue el recurso más
habitual durante cientos de años para cruzar el río cuando, tras alguna
avenida, quedaba inutilizado el puente de piedra y que ha sido rehabilitado recientemente al
construir una barcaza a la antigua usanza y un nuevo tiro de sirgas entre
orillas. El más cercano a la villa es el puente mixto de hormigón y piedra sobre el río Burejo que era el antiguo paso de la nacional N-611 y muy cerca de
éste, una nueva pasarela que cruza también el Burejo y da acceso al Centro de Interpretación
del Cangrejo. Ya extramuros de la villa se puede contemplar otro interesante puente sobre el río Burejo en la carretera provincial P-230.
Cómo llegar: La vía más rápida es la autovía A-67
(Palencia-Santander) tomando la salida 80 que nos lleva a la villa de Herrera.
Siempre recomiendo circular por la vieja nacional N-611, una bella carretera
con buen asfalto y señalización que nos permite apreciar mejor los paisajes por
los que circulamos. Bien, hacia el PK 81,800 de la N-611 en dirección N y tras
dejar el pueblo, llegaremos al puente, junto a una rotonda y donde se informa
del desvío hacia la P-627 dirección Villadiego y Burgos. Allí justo, donde
arranca esta carretera provincial, está nuestro puente de San Francisco.
Saludos a viajeros y lectores, emplazándoos como siempre, a disfrutar
de la carretera y a parar, ver, observar y fotografiar el rosario de obras pontoneras
que podéis hallar en cualquiera de vuestras rutas y en este caso concreto, los
ubicados en la insigne carretera nacional N-611.
Salud y buena ruta.
Se sigue cierto orden cronológico en la exposición gráfica.
Único plano del proyecto que he podido encontrar. Puede que sea el original de Francisco del Río y Domingo de Cerecedo, hacia el año 1590 con doce vanos. Entre las variadas firmas que lleva el documento, se puede adivinar -aunque con dudas- las conformidades que dieron en su momento Francisco Martínez de Balcoba y Simón de Jorganes Carrera. También se observan las isletas en el centro del cauce que producían las salidas de madre del río y los largos muros de contención en la margen izquierda que se corresponden con la derecha del plano. (Archivo Histórico Nacional. Libro de Inocencio Cadiñanos Bardeci titulado Puentes de Palencia en la Edad Moderna).
Una de las escasas fotos antiguas encontradas. Se trata de una postal de la Colección Mahamud de los años 50 del siglo XX en Archivo Digital de la Comunidad de Castilla y León.
Texto que aporta el interesante trabajo sobre esta localidad a nivel pontonero. Se trata de un librito titulado "Herrera de Pisuerga. Imágenes del siglo XX" obra coordinada por Luis Antonio Arroyo y publicada en el año 2008 por Aruz Ediciones. En él se expone la fotografía superior que explica detenidamente este texto.
A nivel privado queda esta otra instantánea de los años 60 del siglo XX. Bueno, tenemos la rejería de la barandilla y el cauce. Web verpueblos.com
Otra instantánea de la web verpueblos.com fechada en el año 2008, después de la restauración.
Tanda de fotos realizadas el 20.04.2014
Foto de detalle de los restos que quedan del largo muro de contención en margen izquierda que se junta al puente. Corresponde a la idea que tenían Francisco del Río y Domingo de Cerecedo en 1590 para evitar los desbordamientos hacia el convento aledaño. A la altura del estribo se aprecia mejor la obra pues el muro alcanza mayor altura.
Dos fotos que tomé el 18.07.2016
DETALLE DE LA RESTAURACIÓN DE 2007 Y 2008
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