O PONTE DA BARCA SOBRE EL RÍO LÉREZ
Pontevedra
N-550 PK 119-120 y PO-531 PK 0
Asimismo, la filigrana y detalle en decorados de ambas caras de estos arcos laterales es bellísima teniendo en cuenta que se ha trabajado sobre una roca dura como es el granito gallego. Estos altorrelieves reproducen cenefas, ventanales ojivales, falsas arquerías o rosetones (Rosa de los vientos) y el precioso moldurado en pilas y boquillas de los arcos así como en las variadas ménsulas acentúa un conjunto netamente neo-renacentista. No es común que una obra pontonera disponga de una decoración tan amplia y esmerada aunque bien es cierto que en los puentes urbanos se solía acentuar la decoración de estas obras civiles.
Tampoco es común el entramado de estilos en la obra plena, sus variadas intervenciones y pese a la categoría o calidad que pueda darse al arco de Torroja sigo pensando que debiera de haberse rehabilitado el imponente arco metálico en celosía original y mantenido las arcadas originales en cabeceras. Las fotos de época reflejan una obra pontonera inigualable, difícil de observar actualmente en otros territorios de nuestra geografía. Véanse algunas instantáneas de los fotógrafos gallegos Francisco Zagala (1842-1908) así como las de su excelente alumno Joaquín Pintos (1881-1967) del que se montó una exposición en el Museo de Pontevedra en agosto de 1985; ambos captaron planos de este puente en diferentes épocas de su larga y cambiante vida. Ahora bien, reconozco que mi deseo de que se hubiera mantenido la vieja estructura de acero parece ser que era poco menos que imposible ya que según los datos técnicos de análisis de materiales que el propio Torroja llevó a efecto no sólo diagnosticaban exceso de oxidación, combamiento en perfiles y mala calidad en muchos pernos sino que el vigamen se había fabricado con diferentes calidades, siendo defectuoso en variados tramos con significativas dispersiones en la composición del acero y la aleación del carbono. (Memoria del proyecto de julio de 1943)
Cómo llegar: La cosa es fácil ya que se encuentra en la ciudad de Pontevedra; no obstante, señalar que es muy visible cuando se transita por la AP-9 justo al llegar al PK 130 de la misma. Otra opción es circular por la N-550 y en su PK 119/120 se llega al puente donde existe aparcamiento para poder parar y contemplar la obra. Si se decide viajar hacia Poio y Sanxenxo (en castellano Poyo y Sangenjo) por la PO-531 pues el puente se cruza precisamente en el PK 0 de esta vía provincial.
Pontevedra
N-550 PK 119-120 y PO-531 PK 0
La preciosa carretera nacional
N-550 de 180 kilómetros de longitud sirve para unir las poblaciones de A Coruña
con Tuy atravesando en su itinerario otras ciudades importantes como son
Santiago de Compostela y Pontevedra. Este camino ancestral coincide en muchos
kilómetros con viejas calzadas romanas entre las que destaca la llamada Vía XIX
del Iter Antonino, bien documentada y que sitúa la mansio de Turoqua, a orillas del río Lerez. Esta
especie de venta o punto de aprovisionamiento para tropas, vigilancia y auxilio
consolidado a mediados del siglo II d. C. se corresponde con la actual ciudad
de Pontevedra (ayuda a la confirmación la aparición de un miliario que marca la
distancia a la actual Lugo, aproximadamente 96 milia passum, localizado en 1988 por el equipo del arqueólogo
Antonio de la Peña). Es muy probable que en esa mansio o casa
de postas se llevara el control y mantenimiento del puente que -por fuerza-
debería salvar este río.
No hay constancia de puentes
romanos ni de puentes medievales aunque debieron construirse variados puentes
de madera a lo largo de los siglos. Las primeras noticias que se tiene sobre el
vadeo de este cauce hablan de un típico paso de barcas conocido como Puente de
la Merced que servía para comunicar esta parte de la ciudad (Barrio de
Moureira) con el enclave de Poyo y que utilizaban viajeros y trajinantes con
variadas mercancías. Como ya existía el puerto en el interior de la ría
este paso de barcas disponía de un parte de tableros en la medianía que eran
elevables y permitían el paso de embarcaciones hacia la ciudad. El antiguo
puente de barcas lo administraba y explotaba por medio de pontazgos el viejo
Monasterio benedictino de Bieitos en Poio.
Hacia 1870 hay constancia de que
existía y se explotaba un amplio y firme puente construido en madera. Existen
datos sobre el litigio entre la Sociedad de Mareantes de Pontevedra, el citado
monasterio, el empresario José Riestra, con muchos intereses industriales en la
zona y la propia administración del estado, representada por el Ministerio de
Marina en orden a su dominio, conservación y mejoras. Dada la obsolescencia de
la obra y para terminar con las polémicas se decide construir un nuevo puente
auspiciado por empresarios locales y la propia comunidad de pescadores para lo
que se crea la Sociedad Comanditaria del Puente de La Barca. Como ya se
extendían los caminos de hierro, se decide construir junto al nuevo puente otro
para el ferrocarril que llegara hasta los emporios fabriles del Marqués de
Riestra.
En 1893 se proyecta un puente
mixto muy del gusto de la época con pilas, estribos y arcos de buena fábrica de
granito y un gran arco metálico biarticulado de vigas de acero en celosía con
luz de 72 metros rebajado a 1/10 y flecha de 7,20 metros; el tablero, de
aproximadamente 7 metros de ancho, aunque angosto permitía la circulación
cruzada y tenía viales peatonales; la cubierta en calzada era de macadam. Lo
construye la empresa vasca Construcciones Metálicas Chávarri, Petrement y
Compañía (Talleres de Miravalles) según proyecto del ingeniero Luis Acosta García
con ayuda del joven colega Eduardo Fungairiño Fernández bajo la dirección del
ingeniero jefe de la Delegación de Obras Públicas del Ministerio de Fomento
Juan Crisóstomo Trapote Legarren. La obra dura casi 10 años, inaugurándose el 3
de julio del año 1905.
El presupuesto (reformado) para la
parte metálica de este puente ascendió a 167.031.- pesetas. Se calculó una
longitud de 72 metros y un plazo de ejecución de un año. Describimos su detalle
en kilogramos: 248.460 de hierro laminado o forjado; 11.612 de hierro
fundido, 655 de acero y 439 de plomo, además de 8 candelabros de tres luces de
hierro fundido y 4 escudos de armas del mismo material.
Constituye uno de los proyectos
más ambiciosos de la época y se consideró uno de los puentes de arco metálico
bajo tablero con grandes luces más importantes junto al Viaducto-Puente de Requejo que
salva el cauce del Duero, obra terminada en 1914 por el ingeniero José Eugenio
Ribera Dutaste. Las fotos que he podido visualizar ofrecen la impronta de un
bellísimo puente en el que se mezcla la técnica propia de una revolución
industrial ya asentada en nuestro país con trabajos de ingeniería en hierro
forjado o acero esmerados y la tradicional construcción de obra civil en
fábrica que exhibe 3 arcos de medio punto en cada lado apoyados en plintos
esbeltos además de un conjunto de elementos decorativos grabados sobre la
propia piedra de granito en un estilo ecléctico donde predomina cierta huella
renacentista. Hasta cabeceras y a modo de estribos unos potentes muros de
acompañamiento de hormigón en masa revestidos de sillar de granito.
En 1944 y debido a la corrosión y
mal estado de la estructura metálica se decide sustituir el arco central
por otro de hormigón armado de luz semejante al anterior y amplía el tablero
con voladizos de hormigón armado para dar mayor fluidez al paso: nuevo ancho de
calzada de 9 metros más dos viales de 0,90 metros. Era el momento de la nueva
revolución en el manejo de materiales y así, el ingeniero Eduardo Torroja Miret
diseña el espléndido arco rebajado a 1/7 que ahora todos podemos admirar, en
hormigón armado, recordando quizás, aquellos arcos y parábolas que hicieron
famoso al francés Robert Maillart o al italiano Nervi. El conjunto de la
actuación era la construcción del nuevo arco (en realidad son tres arcos
gemelos arriostrados entre sí), el desmantelamiento del arco metálico, los
andenes voladizos, pretiles de hormigón, el levantado y reposición de calzada
asfáltica y refuerzos en la cimentación de las pilas del arco central. Ya
cuando finalizaba la obra en 1.946 tuvo que proyectar un paso oblicuo sobre la
línea ferroviaria adyacente con estructuras de hormigón armado para poder dar
acceso al puente. Entre los años 1989 y 1991 se ensancha de nuevo el tablero y
se decide eliminar las arcadas laterales de angostos arcos de medio punto por
esbeltos y amplios arcos de estilo carpanel reutilizando parte de la sillería
placada del puente original. En el año 2002 se reestructuran los viales
peatonales, barandillas y hasta se construyen marquesinas corridas para que los
viandantes que lo cruzan se resguarden en caso de lluvias.
SITUACIÓN
ACTUAL:
Sobre un cauce cercano a los 75
metros de anchura se cruza un largo tablero de aproximadamente 240 metros que
llega a las rotondas de cabeceras, elevado sobre taludes para conseguir la
horizontalidad y con línea curva en su extremo E. Los puntos cabeceros de apoyo
son muros de contención de hormigón revestidos de sillar de granito; junto a
ellos, los dos nuevos vanos, en forma de arcos carpaneles con luces de 25
metros que cubren la anchura de los viales que los atraviesan, esto es, la AP-9
en cabecera W y la N-550 en la E. El vano central se escolta por dos gruesas y
artísticas pilas cuadrangulares de 5 metros de ancho cada una revestidas de
sillería de granito sobre las que apoya el bello arco de hormigón armado
grisáceo que proyectó Torroja, con una luz de 72 metros y empotrado en los
basamentos de las pilas-estribo citadas (en realidad son tres ligeros arcos
arriostrados por traviesas del mismo material que se fusionan en clave con el
nuevo tablero de hormigón armado además de 4+4 columnillas (montantes) en
disminución de altura hasta la rasante del tablero como piezas de soporte
adicionales en cada sub-arco). El ancho total del tablero es de 18 metros,
incluido viales peatonales y balaustradas.
Lo que se aprecia en paramentos es
una excelente obra de cantería con sillares graníticos de diverso cubicaje pero
donde prevalece el opus isodomum con hiladas a la misma altura
talladas cuidadosamente. Existe junto a la pila del E una pequeña escalinata
que accede a un antiguo embarcadero donde , acercándonos, podemos admirar la
forma, talla y ensamblaje a hueso de los enormes sillares,
algunos con más de un metro de soga, otros almohadillados, que recuerdan mucho
a los trabajos canteros de la pontonería romana y son muy propios de los
alarifes gallegos.
Asimismo, la filigrana y detalle en decorados de ambas caras de estos arcos laterales es bellísima teniendo en cuenta que se ha trabajado sobre una roca dura como es el granito gallego. Estos altorrelieves reproducen cenefas, ventanales ojivales, falsas arquerías o rosetones (Rosa de los vientos) y el precioso moldurado en pilas y boquillas de los arcos así como en las variadas ménsulas acentúa un conjunto netamente neo-renacentista. No es común que una obra pontonera disponga de una decoración tan amplia y esmerada aunque bien es cierto que en los puentes urbanos se solía acentuar la decoración de estas obras civiles.
Tampoco es común el entramado de estilos en la obra plena, sus variadas intervenciones y pese a la categoría o calidad que pueda darse al arco de Torroja sigo pensando que debiera de haberse rehabilitado el imponente arco metálico en celosía original y mantenido las arcadas originales en cabeceras. Las fotos de época reflejan una obra pontonera inigualable, difícil de observar actualmente en otros territorios de nuestra geografía. Véanse algunas instantáneas de los fotógrafos gallegos Francisco Zagala (1842-1908) así como las de su excelente alumno Joaquín Pintos (1881-1967) del que se montó una exposición en el Museo de Pontevedra en agosto de 1985; ambos captaron planos de este puente en diferentes épocas de su larga y cambiante vida. Ahora bien, reconozco que mi deseo de que se hubiera mantenido la vieja estructura de acero parece ser que era poco menos que imposible ya que según los datos técnicos de análisis de materiales que el propio Torroja llevó a efecto no sólo diagnosticaban exceso de oxidación, combamiento en perfiles y mala calidad en muchos pernos sino que el vigamen se había fabricado con diferentes calidades, siendo defectuoso en variados tramos con significativas dispersiones en la composición del acero y la aleación del carbono. (Memoria del proyecto de julio de 1943)
Por otra parte, destacar el
sentido urbanístico que se ha dado a la obra, inserta en grandes paseos y
miradores a lo largo de la ría y la incorporación de un vial para bicicletas
que -bajo el puente- incorpora una pasarela de madera y barandillas de acero
muy artística que facilita el paseo a viandantes y ciclistas.
En uso más o menos pleno pese a
los intentos de convertirlo en peatonal, aún se mantiene con tráficos cruzados
aunque eso sí, con prohibición para vehículos con MMA superior a las 15 TM.
Junto a este puente todavía
permanecen en pie las pilas gemelas cilíndricas de acero como huella añeja del
antiguo y bello puente metálico de celosía correspondiente a la línea de
ferrocarril, construido en 1898 para servicio provincial pero que llegó a
pertenecer a la línea nacional que unía Madrid con Santiago de Compostela y A
Coruña. Dejó de funcionar en 1966 y se desmontó la estructura de vigas
quedando, como decía, las pilas, bien ancladas al lecho del cauce del río Lérez.
Copio unos párrafo interesantes
sobre esta obra que hace Navarro Vera en su libro "El Puente Moderno en
España, 1850-1950 tomo I" : En 1894 Luis Acosta proyectó en
Pontevedra un arco biarticulado de 72 metros que es, al menos en apariencia, un
antecedente del Viaducto del Pino (Requejo). El proyecto no es muy innovador
porque Acosta se limitó a moverse en un terreno muy seguro. Él justifica la
elección de esta tipología por cuestiones prácticas. Eligió el arco
biarticulado por facilidades de cálculo, al obligar a que, la línea de
presiones pase por los apoyos; la directriz circular era adecuada para poder
aplicar las fórmulas de Bresse de la pieza prismática curva. Esto último
justifica también el canto constante con el fin de lograr una mayor analogía
con ese método de cálculo que asimilaba el arco metálico a una pieza curva
sólida. La sección de arco era rectangular (de forma tubular, lo denominaba
Acosta) pero sus caras eran de celosía. Esta sección estaba formada por dos
vigas de T con el ala común unidas por un enrejado de barras verticales e
inclinadas. Las vigas principales se arriostran por un entramado de cruces de
San Andrés. Los montantes que conectaban el arco con el tablero estaban
formados por dobles T también arriostradas por cruces de San Andrés. El
material estructural fue el hierro forjado, empleándose acero directamente en
las cuñas de las articulaciones. Navarro cita algunas de las obras más
importantes en España -de las pocas que si hicieron- de estructuras de hierro
forjado o acero en arco con grandes luces. Al final de las fotos expongo
algunos de esos proyectos.
El topónimo de la villa,
Pontevedra o Pontum veteram, esto es, Puente Viejo, ya nos
hace pensar en que allí hay puentes. El más antiguo y al que hace referencia el
blasón de la ciudad es el conocido Ponte do Burgo, probablemente construido en
el siglo XII pero que pudo elevarse sobre cimentación de otro anterior,
posiblemente romano. Otros puentes sobre el río Lérez son el de As Correntes,
inaugurado en 2011, el de Santiago, terminado en 1.983 y un impactante puente
atirantado llamado Ponte dos Tirantes construido en 1995 según diseño de los
ingenieros Leonardo Fernández Troyano y Francisco Javier Manterola Armisen.
La obra civil parece que se encuentra en un estado de forma aceptable aunque sería de desear que se eliminaran las manchas de humedades, mohos y grafitis que se observan en las zonas de sillería. No parece aceptable que se haya colocado una pasarela bicicletera bajo el arco principal pues -aunque algo camuflada- rompe la impronta de la propia obra que ya es un monumento histórico de ingeniería civil. Tampoco parece que exista algún panel informativo a pie de obra que ilustre sobre la historia y vicisitudes de este interesante puente a visitantes, curiosos y turistas.
La obra civil parece que se encuentra en un estado de forma aceptable aunque sería de desear que se eliminaran las manchas de humedades, mohos y grafitis que se observan en las zonas de sillería. No parece aceptable que se haya colocado una pasarela bicicletera bajo el arco principal pues -aunque algo camuflada- rompe la impronta de la propia obra que ya es un monumento histórico de ingeniería civil. Tampoco parece que exista algún panel informativo a pie de obra que ilustre sobre la historia y vicisitudes de este interesante puente a visitantes, curiosos y turistas.
Para saber más: Gran parte de sus
características y diseño se pueden consultar en la ROP del
año 1896 tomo 1. El periódico Faro de Vigo en su edición del 14.11.2010 aporta
información fidedigna sobre este monumento celebrando el 175 aniversario de la
capitalidad provincial o bien, La Voz de Galicia en su edición del 5.07.2005
celebrando el centenario del puente. Una web interesante es tesourosdotempo.
El libro de José Ramón Navarro Vera ya citado en el artículo aporta información
muy valiosa y datos de la revista ROP Anales II de 1894 donde se expone el
proyecto de Luis Acosta. Muy recientemente, La Voz de Galicia en el ejemplar de
fecha 05.03.2017 conmemora el 150 aniversario del Ponte da Barca pero
considerando la vieja estructura de madera que nada tiene que ver con el
proyecto de puente metálico, finalizado en 1905. No obstante, aporta cierta
información de interés que se puede leer aquí. Existen
variados blogs y webs locales fáciles de localizar por Google que aportan
cierta información sobre la obra civil. Destacar también la importancia de la
calzada nacional N-550, su trazado y los variados puentes -algunos históricos-
que le dan servicio. Sobre este tema escribí un artículo para la revista Solo Camión
en su número 296 de octubre de 2014 donde presto atención a su recorrido,
paisajes, localidades que cruza así como a su patrimonio lineal, incluyendo
algunos puentes interesantes.
Cómo llegar: La cosa es fácil ya que se encuentra en la ciudad de Pontevedra; no obstante, señalar que es muy visible cuando se transita por la AP-9 justo al llegar al PK 130 de la misma. Otra opción es circular por la N-550 y en su PK 119/120 se llega al puente donde existe aparcamiento para poder parar y contemplar la obra. Si se decide viajar hacia Poio y Sanxenxo (en castellano Poyo y Sangenjo) por la PO-531 pues el puente se cruza precisamente en el PK 0 de esta vía provincial.
Se sigue en el material gráfico cierto orden cronológico.
Vieja instantánea del antiguo puente de madera, probablemente fotografiado hacia 1875.
Foto del alzado del puente original tomada del libro de Navarro Vera.
Dos tomas del proyecto de Luis Acosta tomadas de la ROP de 1896. Una del alzado de la obra y otra más con detalle del arranque del arco y su articulación en estribo.
Curiosa postal editada por el Estanco de la Peregrina, probablemente a principios de 1904 con la parte de fábrica completada a falta de la instalación de los arcos metálicos. La postal está franqueada o enviada el 23.12.1909 y pertenece a los fondos fotográficos de todocolección.net.
Vieja fotografía de F. Zagala tomada en febrero de 1908 tres años después de su inauguración donde se puede observar la calidad y belleza de esta obra.
Imagen del puente en un artículo que hizo José Eugenio Ribera sobre decoración de puentes y que se publicó en la ROP del año 1908, tomo 1705.
Otra vieja fotografía de de principios del siglo XX donde se observa el Puente de la Barca y detrás el puente de celosía para el FFCC construido en 1898.
Vieja instantánea de 1915 con detalle de ambos puentes.
Detalle de la arcada izquierda (aguas abajo) en una foto de 1919
Proyecto de alzados con las dos soluciones barajadas por Torroja: Arriba el proyecto elegido y abajo un arco de hormigón forrando la estructura original que no se pudo ejecutar por la mala calidad del hierro forjado.
Entradas al puente en tomas de fecha 06.07.2011
Tanda de fotos de fecha 06.06.2014
Precioso atardecer con el puente como motivo central en toma de fecha 06.08.2015 de Oscar R. Troitiño.
Vista aérea reciente tomada de la web Tesorosdatempo de Pontevedra
OTROS PROYECTOS DE PUENTES METÁLICOS EN ARCO
Viaducto del Pino de José Eugenio Ribera. Proyectado en 1.896 y realizado en 1.912
Puente sobre el río Manzanares de Vicente Machimbarrena, ejecutado en 1.909
Proyecto no realizado de Próspero Lafarge para Alcoy de finales del siglo XIX. Sí le autorizaron levantar el Viaducto de Canalejas.
Puente de Salamanca, proyectado por Saturnino Zufiaurre en 1898 y construido en 1903.
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