TORO. Zamora
N-122 PK 428,560 + CL-602 PK 0,102
Lo cierto es que el levantamiento de esta
magnífica obra pontonera no parece que tenía como proyecto conectar con alguna
de las capitales principales castellanas. La ahora llamada carretera nacional
N-122 ya tenía el cometido de enlaces con Zamora capital hacia el W o
Tordesillas en dirección E. Se trataba de conseguir buenas comunicaciones en
dirección S/SE para lo que este puente podía facilitar a Toro conexiones con
pueblos cercanos en esa dirección y soslayando nuevos cruces del río Duero ya
que la actual CL-602 a la que da servicio esta estructura (antes carretera
comarcal C-519) suele serpentear con el río pero por su margen izquierda. Por
esta ruta se llega a Villafranca de Duero, Castroñuno y Alaejos pero también se
alcanza una arteria principal como es la actual N-620 que ya nos abre caminos
hasta Salamanca, Ciudad Rodrigo y Portugal. Ni que decir tiene que, cuando el
puente de piedra estaba arruinado o en mal estado pues existiría un paso de
barcas en las inmediaciones para salvar el cauce del río Duero. El deterioro
del vetusto puente viejo fue lo que produjo la necesidad de un nuevo paso
carretero en las inmediaciones y un primer proyecto que de haberse llevado a
cabo hubiera plasmado una estructura pontonera de primera magnitud allí mismo, según
ese primer proyecto y trazas del año 1858 para un puente colgante.
El preciso informe que nos hace el insigne y
mítico ingeniero Eduardo Saavedra Moragas es como sigue: […] Hemos tenido el
mayor gusto en examinar el elegante proyecto para el paso del Duero en la
ciudad de Toro por el ingeniero primero Enrique Alau, autor también del
proyecto del puente de piedra (que tampoco se realizó) así como de su
dirección de obra. El nuevo puente proyectado tiene un solo tramo de 140 metros
de luz, 6 metros de ancho entre barandillas y la elevación del tablero sobre
las aguas bajas es de 10 metros -un metro superior a la de la mayor avenida
conocida, la del año 1855-. La suspensión se hace de cuatro cables de 10 metros
de flecha, cada uno de los cuales está formado con 22 haces de alambre de 110
hilos, o sea, 212 en cada cable. El alambre empleado es galvanizado, del número
18, de 3,08 mm de diámetro […]. El detallado informe de Saavedra -muy
didáctico- se puede leer completo en la ROP (Revista de Obras Públicas), número
12, página 137 del año 1858. Respecto a la figura de Enrique Alau Comas, poco
se conoce, salvo que es de la promoción del año 1851 por lo que cuando realiza
su proyecto de puente colgante (y quizás también como otra solución un puente
de piedra) es un técnico joven que empezaba su carrera de ingeniero en la
demarcación de obras públicas de Zamora.
Por aquellos años, mediado el siglo XIX, ya se
ponían en cuestión los proyectos y ejecuciones de este tipo de puentes
colgantes pues si bien es cierto, que alguno de ellos fueron de gran éxito,
eficientes y muy bellos, hubo otros que a los pocos años de su puesta en
funcionamiento, empezaron a tener graves problemas en cuanto a firmeza y
seguridad debido sobre todo a la corrosión de los elementos metálicos por lo
que se decidió sustituirlos por otros, bien de piedra, hormigón o de vigas en
celosía. Parece probable que, en el de Toro, se desestimara el proyecto de
puente colgante por estos motivos.
Su realidad -o autorización de obra nueva- fue un
empeño político local o provincial como solía ocurrir en el mundo carreteril de
aquella época decimonónica en la que la influencia caciquil era determinante en
los ámbitos parlamentarios de la Restauración. En este caso, parece que
interviene el diputado provincial conservador José Díez Macuso apoyando en el
Parlamento este proyecto. Otra de las propuestas parlamentarias conseguidas por
Díez Macuso fue la construcción de la carretera provincial de Zamora a Fuentesaúco,
actual CL-605 que con sus proyecciones futuras, llega en la actualidad a ser
una vía autonómica importante que conecta la ciudad de Zamora con Arévalo
(N-VI) y Segovia. Otro político progresista influyente en este proyecto y otros
carreteril para Zamora fue el insigne Claudio Moyano Samaniego, diputado por
Toro en tiempos de la Restauración y que llegó a ser ministro de fomento
durante unos pocos años, además de senador vitalicio y otros muchos cargos de
enorme relevancia. Aunque Moyano fallece en el año 1890, parece que sus
proyectos de obras públicas perduraron en el tiempo y al final, alguno se llevó
a cabo tras unos años, como es el caso del puente de Toro. De la época de
Moyano y para el proyecto del puente de piedra sustituido por el de viga en
celosía, se comprometieron un millón de reales de vellón para la compra de
piedra caliza en las canteras de Casasola de Arión, pueblo vallisoletano
situado a 15 km de Toro en dirección NE, de las que parte de su sillería
pudiera pertenecer a los estribos y pilas del nuevo puente aunque se cree que
también se destinaron para la construcción de muros y fachadas de algunos
palacios, iglesias y casonas de la ciudad de Toro.
Desestimados estos proyectos de puente colgante o
de piedra, por fin, en el año 1903 se autoriza la construcción de un puente
metálico de 3 vanos con vigas bow-string o parabólicas según proyecto
del ingeniero Tomás Tamarit Moore (Archivo de Obras Públicas de Zamora,
Carretera de Toro a Pedrosillo). Como la lenta cimentación con cajones de aire
comprimido se hizo entre los años 1906 y 1912, cabe pensar en que el puente
debió de terminarse y entrar en uso hacia el año 1914. Obviamente, la
estructura recibiría reparos o rehabilitaciones a lo largo del tiempo; existe
registrada una de ellas en el año 1956 en el AOPZ, otra quizás en los años 80
del siglo XX para eliminar las traviesas de arranque en cielo que actuaban como
arriostramiento de las vigas parabólicas con el fin de aumentar el gálibo y otra de limpieza de óxidos y repintado en
el año 2004 además de los posibles rozamientos y reasfaltados de la calzada.
Características actuales de la obra. La longitud total de la estructura es de
aproximadamente 190 metros incluyendo estribos y la de vuelo sobre cauce de 172
metros. El ancho regular del tablero es de 4,80 metros más dos andenes volados
junto a cantos de vigas de un metro cada uno. Dispone de 3 vigas del tipo bow-string
(cordón superior en arco parabólico) con longitud de 55,60 metros y altura
máxima en claves de 9,80 metros. Consta de tres vanos adintelados con luz
semejante de 55 metros cada uno. Los apoyos intermedios se hacen sobre dos
pilas del tipo tabique con cantos redondeados a modo de tajamar-espolón y un
espesor de 2,60 metros. En los años 60 del siglo XX se reforzaron en la base
con tongadas de hormigón hidráulico para evitar los socavamientos. La flecha
entre tablero y lámina de aguas regulares es de 6,60 metros.
La mecánica de las vigas se consigue con celosía
del tipo Cruz de San Andrés, donde existen palastros verticales anudados a
ambos cordones, superior e inferior, con refuerzos a base de viguetas que
conforman aspas en cada bastidor o sección de cada viga. Los largueros o
cordones tienen una anchura de 40 centímetros y sección en T. Los cordones
superiores curvos se arriostran por medio de viguetas formando también cruces
de San Andrés aunque las externas se cambiaron por otras trianguladas del tipo
Warren sobrepuestas a los arcos para aumentar el gálibo hasta 4,50 metros. La
armadura de unión entre los largueros inferiores se hace por medio de vigas o
traviesas asociadas a los propios largueros y otras jácenas longitudinales por
lo que se van formando cuadrículas. Sobre ellas se dispondrían planchas de
acero que harían de solera del tablero sobre la que iría la capa de rodadura, actualmente
de aglomerado asfáltico.
Como en todos los casos de puentes de esta
tipología, la estructura se construye a base de laminados de acero que
conforman diferentes secciones ya sea en plancha, perfiles en doble T, en I o
en L y pletinas de variado calibre que, debidamente unidas con
chapas intermedias o sobrepuestas a base de cartabones, platabandas,
cubrejuntas, conectores de alma, barras o forros de chapa y otros elementos se
unen o fijan en conjunto a base de un meticuloso cosido con roblones de acero
en caliente quedando la estructura plenamente fija aunque con resistencias
adecuadas a tracciones, tensiones y flexiones. Es una auténtica
maravilla el mapa de puntos de fijación por medio de estos roblones, remaches y
en algunos casos, pernos de tornillería de tuerca, evitando cualquier punto de
soldadura, como se haría en la actualidad, aunque bies es verdad que en la
modificación de los años 80 del siglo XX, cuando se eleva el gálibo, parece
probable que se aseguraran algunas secciones de los montantes verticales de las
celosías así como las chapas de cubre-nudos con soldadura autógena o eléctrica.
Siempre comento, quizás como elemento principal en
la pontonería clásica, los trabajos que suponen en estas obras modernas, las
canterías, su calidad de trabajo, auténtico arte de montea, que otorga un plus
de belleza a cualquier puente metálico, como es el caso. Dado que los estribos
son moderadamente largos -cerca de los diez metros en cada cabecera- lucen un
placado, como protector de los rellenos, inmejorable. Se dice que parte de la
roca utilizada provenía de las calizas de canteras cercanas, como la mencionada
y ubicada en la localidad de Casasola de Airón. Los maestros canteros o
alarifes que trabajaron en esta estructura se decantan por labrar sillería
caliza de tonos claros, con paralelepípedos bien escuadrados, de disposición
perfecta en hiladas plenamente horizontales, mínimo llagado y cara vista ligeramente
picada que se puede observar tanto en los gruesos estribos así como en los
plintos interiores que soportan el vigamen aunque bien es cierto que, en alguna
reforma, se actuó en los rellenos y al placar de nuevo los lienzos, se acomodó
sillería menor, sillería artificial e incluso algunos mampuestos grandes aunque
careados y mucho mortero como aglutinante. La parte externa de estos estribos,
los recodos más anchos, se completan con espléndidos aristones en relieve que
añaden decoración al conjunto. Estos ensanches mencionados obedecen a que, en
principio, en el proyecto original existían abocinamientos en cabeceras para la
espera de vehículos ante el cruce de otros en sentido contrario. El remate vistoso
final en estos muros de estribos lo componen las ménsulas o listeles cóncavos
de calizas aunque de tonos dorados que cubren a modo de capiteles estos lienzos
de sillería.
El otro factor importante como trabajo canteríl lo
componen las pilas, soberbias y fuertes que cubren el ancho del tablero. Al
igual que ocurre con los estribos, sirven de apoyo para la estructura metálica
y entre medias, se disponen una serie de cojinetes oscilantes sin rodillos de
acero que ayudan a soportar los movimientos por dilatación de estos aceros. La
sillería de estas pilas está bien trabajada y dispuesta en hiladas y se corona
con una cornisa perimetral de bella factura. En sus bases, muy ocultas por
lodos, cienos y agua, también se facturan basas de piedra para proteger la
cimentación. Como ocurre en los estribos, estas se embellecen con sillería
sobresaliente o aristones de perfecta geometría curva y acabado pulcro.
Respecto al tablero, muy angosto como era la norma
en aquella época, permite el tránsito alternativo de vehículos sobre una
plataforma que soporta las planchas de acero de intradós sobre las que en su
día, se dispondría una cama de arenas, cascajo y otros áridos prensados a modo
de firme macadam y que con el tiempo, se añadirían alquitranes líquidos en
caliente para acabar con el actual aglomerado asfáltico. En cantos se elevan en
escalón los andenes peatonales, probablemente de factura posterior al diseño original;
estos se acoplan o reposan en tornapuntas metálicos atornillados a los cordones
inferiores de las vigas y sobre esta especie de ménsulas, se disponen las
planchas de acero galvanizado antideslizante que ahora podemos ver. Estos
viales peatonales, antiguamente, se conformaban con maderos. En bordes del
tablero se fijan los petos, en este caso muy antiguos, de normativa carreteril
pero bien conservados, todo ello, con repintados en tonos grises.
En las cabeceras, abocinadas, subsisten algunos
pretiles de buena piedra tallada a modo de ortostatos. También, especialmente
en cabecera derecha, la prolongación del estribo origina que se calzara la
rasante con sillería de buena labra que debe ser del proyecto original.
No se observa que exista limitación para el paso
de vehículos por MMA y el gálibo máximo autorizado es el de 4,50 metros. La
preferencia la tienen los vehículos que entran en el puente por su cabecera
derecha o lado carretera nacional N-122,
esto es, ciudad de Toro. Se echan en falta señalizaciones de tráfico que nos
adviertan de monumentos cercanos de interés -las de fondo rosa- así como cuesta
creer que las administraciones competentes sean incapaces de ubicar a pie de
obra algún panel informativo que nos ilustre sobre la historia y vicisitudes de
esta digna obra pontonera más que centenaria y que debería de tipificarse ya
como monumento de obra civil a conservar y difundir.
Para saber más. El único libro que lo trata y estudia es el titulado “Los
caminos y la construcción del Territorio en Zamora. Catálogo de Puentes”,
enorme obra dirigida por Pilar Chías Navarro y Tomás Abad Balboa editada en el
año 2004 por el “Instituto Florián de Ocampo-Diputación de Zamora”, el
CEDEX-CEHOPU del Ministerio de Fomento y la colaboración de FCC Construcción,
S.A., páginas 484/487 y donde se añaden fuentes como son las del Archivo de
Obras Públicas de Zamora de diferentes legajos relativos a los años
1903,1905,1906,1911,1912 y 1956. Estos mismos autores también difundieron este
puente en su interesante trabajo titulado “Historia de las Obras Públicas en
Castilla y León. Ingeniería, Territorio y Patrimonio”, páginas 13/14, apuntes
editados por el CICCP en el año 2008. El prestigioso ingeniero decimonónico
Eduardo Saavedra Moragas nos informó de lo que pudo ser su puente colgante con
gran detalle en un artículo para la ROP (Revista de Obras Públicas) del año
1858, tomo 12, páginas 137/138. El rotativo provincial “La Opinión de Zamora”
le dedicó un artículo histórico en su edición de fecha 26-10-2020 y otro de
rehabilitaciones con fecha 19-09-2020 el digital “El Día de Zamora”. No abundan
las referencias y fotografías del puente en la red, en todo caso, es
interesante la web de Wikiloc, el blog de Pisakampas, fotosantiguasdetoro y
como estudio sobre las canteras de calizas de la zona el blog valladolidenbici.
Por similitud y dentro de este blog, quizás la estructura más parecida a la que
aquí se presenta en cuanto al tipo de viga es el conocido Puente de Treto en la
ría de Limpias.
Se sigue cierto orden cronológico en la exposición gráfica.
Tanda de fotos de fecha 22.09.2022 en secuencia consecutiva desde aguas arriba del puente, intradós, tablero y cauce.
Panorámica cenital del puente en Google Map del año 2023.
Estramonio, Berenjera del diablo (Datura stramonium L. Solanaceae).
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