PUENTE DEL VILLARÍN SOBRE EL RÍO CURUEÑO. León
LE-321 PK 31
Ubicado en las cercanías de Valdeteja, al sur de Tolibia de Abajo y
dentro del término municipal de Valdelugueros nos encontramos con otro puente
histórico perteneciente a la mítica Calzada de Vegarada. También es conocido
como La Puente Mocha o Puente de Mermino, por hallarse cerca de un poblado
autóctono de nombre homónimo y dentro del paraje Las Vegas de San Pedro, un
respiro más amplio entre los cañones que conforma desde hace millones de años el
río Curueño en estos contornos.
Es común que a un viejo puente de piedra se le llame
"romano", siempre camuflando el lenguaje con adverbios de dudas pero
en este caso, según leemos en el panel informativo junto a la obra, deberemos
creer que es cierto pues nos dicen que nos encontramos ante un puente
"incontestablemente romano con dos mil años de historia". Sin duda,
la calzada a la que pudo dar servicio esta obra civil es antigua como el tiempo
y por ella pasaban los ganados trashumantes, carreteros y buhoneros que se
dirigían hacia Las Asturias durante muchos siglos y nadie descarta que por su
configuración, en este camino haya trazas no sólo romanas, sino también de
culturas autóctonas, aunque cabe pensar que muchas de las modificaciones en
firmes, muros y aterramientos son obra de tiempos medievales. Respecto a la
antigüedad del Puente de Villarín, ni los estudios de Arenillas -que pone foto
de la obra-, ni los de Carlos Fernández Casado (basado en Arenillas) dicen
claramente que nos encontramos ante un estructura romana o tardorromana. Estos
paneles informativos que puso el Ayuntamiento de Valdelugueros en los puentes
históricos están basados en los datos que propone el libro "Guía de
puentes de León anteriores a 1.936" donde se inicia el artículo con esta
frase: "puente romano de factura
similar a sus coetáneos del resto de la calzada" basándose según
referencia adjunta a los trabajos de Arenillas y Fernández Casado que, como
digo, no parece que otorguen incontestablemente factura romana a esta obra, luego
deberemos referirnos a estos puentes como antiguos, de origen incierto o
adornados con calificativos de índole condicional. Siempre recordaré algún
apunte que escribe y confiesa el experto en pontonería romana Manuel Durán
Fuentes y cito textualmente: Hemos
recurrido con más frecuencia de la deseada a giros como
"probablemente", "es posible" o "creemos" por la
dificultad que tenemos para asegurar variadas cuestiones al respecto, unas por
la falta de datación de la construcción del puente y el desconocimiento de
cuándo se realizaron muchas de sus intervenciones, otras por la escasez de
estudios sistemáticos de sus tipologías o por la falta de unanimidad sobre
cuestiones métricas o técnico-constructivas. Durán Fuentes, nos advierte
que prefiere expresar su opinión concreta sobre estos asuntos pero se aleja de
afirmaciones taxativas o indubitables, como parece generalizarse en muchas de
las obras del curso del río Curueño y en cantidad de obras civiles que existen
en la geografía peninsular.
Tampoco conocemos intervenciones de restauración o rehabilitaciones
históricas que se refieran a este puente, salvo la que hace Aramburu-Zabala,
muy general, al informarnos que en los puentes de Valdelugueros se realizaron
reparos en los años 1.573 y 1.650. En el libro "Artistas cántabros de la
Edad Moderna" y basándose en información del propio Aramburu-Zabala se
cita al maestro cantero Juan de Agüero Sota como posible artífice de reparos en
los puentes de este valle. Es más precisa la información de otros canteros que ya
habían trabajados en puentes leoneses como el de Cerecedo de Boñar, Villarente,
Hospital de Órbigo o Gradefes y nos referimos a Francisco Martínez del Valle y
Pedro Gómez de Ruiseco, maestros canteros de origen trasmerano que llegaron a
inspeccionar daños en los puentes del Valle de Valdelugueros en el año 1.640
(podría tratarse de nuestros puente entre otros) evaluando sus costes en
16.500.- ducados. Es evidente que, después del siglo XVII también se
producirían nuevos reparos en la obra civil. Por último, señalar que, al igual
que ha ocurrido con otros puentes históricos del Curueño, el Puente de Villarín
fue restaurado en el año 2.002 como se reza el panel informativo ubicado junto
al puente.
Características actuales de la obra: Se trata de una obra en
fábrica de caliza con una longitud total, incluyendo estribos, de 23,70 metros.
El ancho regular del tablero es de 3,90 metros y en cabeceras de ensancha hasta
los 8 metros, creando un abocinamiento muy propio de puentes por donde
transitaban antaño, los grandes rebaños de merinas en trashumancia. Dispone de
un solo vano en directriz de medio punto con la luz de 11,70 metros y altura
desde rasante hasta lámina de aguas de 5,50 metros.
Los estribos perdidos se empotran en los profundos taludes de roca caliza
del cauce y la bóveda se apoya también en la roca madre. La diferencia de cota
entre ambas orillas hace que el tablero tenga cierta inclinación, con más
altura en margen derecho desde aguas arriba. Aunque es obra muy homogénea en
cuanto a fábrica, podemos diferenciar por zonas: En zonas bajas de paramentos y
hasta riñones predomina la sillería de variado volumen y escuadría, aunque bien
asentada en hiladas que guardan cierta horizontalidad. En aguas arriba difiere
un poco y en lado izquierdo se incorpora un refuerzo a modo de tajamar también
apoyado sobre roca de factura deficiente y en el lado derecho predomina el
mampuesto ciclópeo y buenos sillares hasta la altura de clave. Dispone de
manguardias en ambas caras a base de mampostería.
La bóveda es la zona mejor ejecutada. Dovelaje muy regular y bien
dispuestos, de mayor tamaño en zonas de arranque, bien contrapeadas las piezas
a soga y tizón, sin aparentes fracturas aunque si se observa separación de
dovelas por el peso de los rellenos en las roscas de aguas abajo. Dispone de mechinales donde apoyaban las cimbras. Las boquillas
presentan un trabajo cuidado con dovelas regulares, de altura aproximada a los
70 centímetros que disminuye hacia riñones y arranque del arco. En estos
puentes un poco rústicos es difícil encontrar canteros que trabajen la unión de
rosca exterior con las hiladas y en este caso, parece que se intenta con
algunos sillarejos de forma trapezoidal que se pegan a la curvatura de
boquillas pero con resultado deficiente aunque meritorio.
No dispone de imposta -cualidad muy habitual en la pontonería romana- y
la clave coincide con la rasante del tablero. Así ha permanecido durante muchos
años, si es que en algún momento dispuso de pretiles. En el año 2.002 y apoyado
por el programa europeo LEADERCAL con la cofinanciación del Gobierno de España,
la Junta de Castilla y León y la Comunidad Europea, se procedió a su
rehabilitación, especialmente con la incorporación de los pretiles que ahora
vemos, con un aparejo a base de sillares de variado volumen, cara externa
desbastada y excelente disposición con un llagado grueso a base de mortero de
tonos terrosos coronados por una albardilla de losas de piedra con cara externa
picada. Firme de tierra, grava y piedra
machacada y uno imbornales que quedan varios centímetros por encima de la
posible láminas de aguas por lluvia.
Su estado de mantenimiento es bueno y sólo resta quitar periódicamente
los matojos y arbustos que crecen en sus muros o estribos y que impiden
observar la obra plena. El cartel informativo sobre este puente se encuentra a
unos 40 o 50 metros antes de llegar a la obra, en sentido creciente, y dispone
de una pequeña terraza como aparcamiento, donde pueden caber un par de coches.
La calzada histórica transcurre por la cabecera izquierda del puente aunque se
difumina bastante en dirección N por el encajonamiento que provocan las paredes
calizas de este cañón del Curueño y las instalaciones de canalización de aguas
hacia el Porma.
En esta misma calzada, a unos
600 metros aguas arriba del Curueño y al llegar al desvío de La Braña y
Arintero, tras cruzar el río Curueño por un pontón moderno, encontraremos a la
derecha otra estructura muy antigua que también datan como de origen romano y
que es conocida como Pontón de Villarias porque cruza el Arroyo de Villarias en
este punto, antes de que evacue sus aguas al Curueño.
Pasa saber más: El libro de referencia sobre el tema es el "Catálogo de
los puentes de León anteriores a 1.936", obra auspiciada por JAFO y
coordinada, entre otros, por Tomás Abad Balboa y Pilar Chías Navarro, editada
por el CICCP-CEDEX en 1.988. Un trabajo anterior y al que se hace referencia en
el citado Catálogo de puentes de León, es el titulado La calzada romana del Puerto de La Vegarada obra de Miguel Arenillas Parra, José Vélez
González y Manuel Rabanal Alonso que se publicó en la ROP del año 1978, tomo
3158. También se alude a esta obra en el libro "Historia del puente en
España: Puentes romanos" de Carlos Fernández Casado, obra editada por el
CSIC en 1.980 pero que en la edición nueva del año 2.008, apéndice II (páginas
478-479) recoge la información y fotos del trabajo de Arenillas et al. El
propio Fernández Casado ya divulga estas obras en su artículo para la Revista
del CSIC, Informes de la Construcción, volumen 32 número 317 de febrero 1980,
páginas 91 y ss. con las mismas fotos que utilizó Arenillas. Existe un buen
trabajo sobre el tema, donde se pone en duda el sempiterno origen romano de
estas obras aunque valorando concienzudamente estas estructuras y los caminos
antiguos de León que bajo el título "Caminos históricos de León" y
editado por la Fundación Hullera Vasco-Leonesa llevaron a cabo Carlos Fernández
Rodríguez y otros 7 autores más, coordinados por Gregoria Cavero Domínguez. También
es interesante el trabajo que salió en la revista RE.CO.PA.R. número 12 de 2.016
de Ricardo Martínez (Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de
Valladolid) titulado "La calzada romano-medieval del Puerto de la
Vegarada". El libro titulado "La arquitectura de puentes en Castilla
y León entre 1.575 y 1.650", obra de Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera,
editado por la Junta de Castilla y León en 1.992 aporta las fechas de
rehabilitaciones e intervenciones históricas en los puentes del valle de
Valdelugueros. El trabajo titulado "Caminos y puentes antiguos en León" obra de Julio Manuel Vidal Encinas. La web de la CHD dedicada al Patrimonio Hidráulico del Duero también
lo trata y pone fotos; incluso también nos informa del azud y canalización del Curueño hacia el Porma en este enlace. La web municipal de Valdelugueros aporta la lista de
puente antiguos de la calzada de La Vegarada aunque sin haber cambiado todavía
los PK de la LE-321 donde se encuentran estos puentes. La web Digitaldeleon
también se ocupa de estos puentes y pone foto de éste. Lo mismo ocurre con la web vivaleon, leonnoticias,
losarguellos, el pdf de vegarada.net, Las rutas del Paraíso en la web
Mancomunidad del Curueño y Diario de León, en un artículo de fecha 24.02.2017 firmado por Susana Vergara Pereira. Un blog muy interesante es viendoleon y también tolibiaybodon. La BDCyL dispone de un pequeño texto antiguo donde se le cita. En fin, no quiero abrumar
a los lectores de esta entrada pero existen multitud de referencias al puente,
a la calzada o a las rutas pedestres de la zona en internet, incluso algunos
trabajos más técnicos o históricos de esta obra que sin duda, nos dan a
entender la importancia que tiene la colección de obras pontoneras sobre el río
Curueño. También se hace referencia a esta obra en el artículo de Luis Solera Selvi sobre puentes históricos en la cuenca del río Curueño publicado en el periódico La Nueva Crónica de León con fecha 27.08.2018.
Cómo llegar: Nuestro puente se localiza en el PK 31 de la
carretera provincial LE-321 al entrar en el municipio de Valdelugueros, visible
a la derecha de la carretera en sentido creciente. Desde León se sale por la
LE-20 buscando la N-621 hasta Ambasaguas de Curueño donde tomaremos la LE-321
desde su PK 0 hasta La Vecilla, lugar de desvío hacia la autonómica CL-626 que
seguiremos hasta la estación para, de nuevo, seguir en dirección N por nuestra
carretera desde el PK 19 recorriendo el Curueño hasta llegar al PK 27 de esta
calzada y nuestro puente. No hay autovías cercanas pero otro itinerario lo
marca la N-630 (Carretera de La Plata) que tomaremos en dirección N desde León
hasta La Robla para seguir por la autonómica CL-626 dirección NE hasta la estación
de La Vecilla de Curueño, donde, sin entrar en la localidad, tomaremos a la
izquierda la LE-321 hasta destino.
Ubicación del puente en la LE-321
Fotografía probablemente tomada en 1.978 del trabajo de Arenillas sobre la Calzada romana de La Vegarada.
Dibujo de alzado y planta del puente y fotografía tomadas a finales de los años 80 del siglo XX, antes de su restauración. Tomado del libro "Catálogo de puentes de León anteriores a 1.936".
Fotografía de Manuel Martín tomada en 2.002 que figura en el panel informativo junto al puente.
Estado del puente en toma de fecha 19.05.2015
Tanda de fotos de fecha 01.07.2017
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