PUENTE DE SANTA CRUZ
SOBRE EL ARROYO DE FUENTE REINAS.
REQUENA. Valencia
N-330 PK 174 N-322 PK 456 N-III PK 267-277 y
A-3 SALIDAS 289 Y 291
Hace unos años, quizás
aburrido de un clima más bien monótono y brumas tempranas de acento
mediterráneo, opté por montar un viaje largo con la furgoneta. Decidí correr la
carretera nacional N-330 conocida como de Alicante a Francia por Aragón.
Bellísima ruta que cruza el NE peninsular con paisajes y pueblos muy
diferentes, según avanzas hacia Pirineos. Es un periplo largo, de 675
kilómetros, que se inicia en el puerto marítimo de Alicante y termina en la
raya de Francia, junto al puerto de montaña de Somport.
La N-330, en las
inmediaciones de Requena desaparece o se fusiona con la vieja radial N-III por
lo que -en el camino- me adentré un poco en la villa con la suerte de
encontrarme con esta joya pontonera. No vi ningún cartel que lo anunciara,
tampoco hay información relevante sobre él en las redes y -muy sorprendido-
tampoco doy con el nombre fiel que tiene este jodido arroyo, rambla o, como dicen por aquí, regajo, pues no
figura ni junto al pontón, ni en ningún plano de Requena que he podido
consultar, algunos muy antiguos. Por su trayecto aguas arriba, entiendo que
debe nacer en la Sierra de Utiel al igual que otras muchas fuentes que se
deslizan hacia Requena, apareciendo y desapareciendo en las cárcavas aledañas.
Una de esta fuentes, parece ser la que deriva en el Arroyo de Fuente Reinas y
ahí me quedo, pues siempre un puente debe elevarse o salvar un cauce conocido,
con filiación. Además, me causa sorpresa que una arroyada que suele llevar agua
-así lo he visto yo- no tenga nombre cuando también puedo decir que he visto
decenas de puentes sobre cauces secos o desaparecidos pero que mantienen la
memoria del caudal que por allí pasaba.
Entiendo que, como en
la mayoría de las ocasiones y lugares, Requena tendría algunos puentecillos y
pontones que salvarían pequeñas corrientes y estos serían mayormente de
maderamen, pequeñas vigas apoyadas en los taludes extremos o con pies derechos
ceñidos al lecho. Así lo dice una vieja crónica sobre las devastadoras avenidas
del año 1540 en la villa, que arruinaron todos los puentes de madera. También
hay noticias sobre proyectos pontoneros de rehabilitación, en la segunda mitad
del siglo XVI y que afectarían al puente de Santa Cruz, ubicado cerca de la
Casa de Aduanas, así como los puentes de Jalance, Regojo de Rozaleme en la
carretera de Madrid y el puente conocido como Del Pontón, en dirección hacia
Albacete. Dado que nuevas riadas destructoras dañaron estos puentes en 1590 es
muy probable que el proyecto citado no se llevara aún a efecto hasta 1598
cuando también se repara el de Jalance.
Por las características
del puente de Jalance, del que existe un plano del proyecto, datado precisamente
en 1598 y que firma Rodrigo de Vierna, es plausible que nuestra obra lleve la
misma firma, aunque en este caso, se trate de un pequeño pontón.
Muy documentada está la
terrible avenida que se produjo al anochecer del día 27 y la madrugada del 28
de octubre de 1728 que se llevó por delante todos los puentes de la zona. Fue
enviado como veedor el corregidor de San Clemente, Rodrigo de Biedma Medinilla
y sus informes serían favorables pues en poco tiempo se iniciaron las obras de
reconstrucción. El de Santa Cruz parece que se reparó en 1733 con un costo de
aproximadamente 20.000.- reales de vellón según planos y proyecto de Agustín de
Septiem y la construcción a cargo de los maestros de obras Antonio García Vilarroyo y
Mauro Minguet. Otras referencias citan el costo total en 63.160.- reales aunque
puede ser añadiendo las obras del puente de Jalance. Obviamente y pese a que
pudiera estar exenta la población del pago de impuestos y diezmos durante
algunos años, el monto total de estas obras se financió en parte con el cobro
de ciertos arbitrios sobre la carne, el vino, el aceite o el jabón, que de
alguna manera también pechaban los lugareños o consumidores.
Características
actuales de la obra: Se trata de un viejo pontón con
tablero original a dos aguas aunque rectificada la rasante probablemente en el
siglo XIX; tiene una longitud de 16 metros, incluyendo cabeceras abocinas,
ahora disminuidas. Dispone de un solo arco de muy buena factura con luz
aproximada a los 8 metros. La disposición del arco parece rebajada aunque la
colmatación del lecho es tan alta que impide ver la curvatura desde sus
arranques así como las basas de apoyo. No obstante, existe una línea de
sillares que conforman la zona de salmeres de excelente talla, con escotadura
inferior y que mantienen los orificios donde apoyaba la cimbra, seguramente la
de su primera construcción barroca. Prácticamente, con 6-7 roscas se cubre toda
la bóveda, también de buena factura, regularidad en la volumetría, talla
cuidada y disposición alternando sogas y tizones para dar mayor trabazón a las
dovelas que lo componen; hay alguna pieza algo suelta aunque, en general, el
rejuntado con mortero de cal grasa es excelente. Se observan manchas en toda la
bóveda producto de humedades y reacciones químicas -eflorescencias- aunque no
parece que dañen la piedra en exceso, probablemente por el tipo de roca, una
mezcla de caliza, arenisca y toba que es bastante común en esta zona.
Exteriormente y al ser
obra pequeña, no tiene lienzos extensos de sillería. Dispone de unos pocos
sillares que forman los tímpanos con piezas grandes y algunas trapezoidales
para la unión con la rosca del arco. Me llama la atención que en boquillas se hayan
utilizado dovelas a dos alturas alternas, dando la sensación de una doble
boquilla; no obstante, el llagado, aunque algo imperceptible por el tono del
mortero -muy antiguo- nos muestra los pares de dovelas en altura.
La obra se remata en
tablero con un elegante pretil a dos aguas a base de ortostatos de piedra
caliza coronados por una albardilla del mismo material de buena construcción.
Aunque austero, guarda una impronta bella, bien por su propio recogimiento y
buena piedra así como por los mínimos detalles decorativos que, en este caso,
se refieren a unos pináculos en la zona central o claves y en los extremos
coronados con bolas de piedra muy herrerianas. Parece que los del centro tenían
alguna cruz tallada.
Dispuso de dos fuertes
aletas en ambas cabeceras aunque actualmente se mantiene una completa aguas
abajo, con buen sillar y labra. En cabecera contraria queda disminuida, incluso
se ha completa parte de muro y pretil con un recurso grosero a base de cemento,
impropio de una obra civil que tiene varios siglos. Esta solución de aletas o
manguardias era habitual en las intervenciones de los primeros ingenieros
militares que llegaron a España con el primer rey borbón, Felipe V y que eran
muy proclives a construir baluartes y
refuerzos en la obra pontonera.
Tablero abocinado en
ambas cabeceras y un firme horizontal con capa asfáltica muy deteriorada que
permite ver en algún punto un antiguo adoquinado de esquisto que se debería
recuperar. A juzgar por la altura de algunas guardarruedas que aún subsisten,
prácticamente hundidos en el asfalto y hormigón, considero que el actual peso
del tablero sobre bóveda es muy elevado con respecto a la resistencia que debió
de contemplar su proyectista. Sigue siendo un puente con vida propia ya que
está en uso aunque por su angostura el tráfico es alterno. No tiene
limitaciones en cuanto a paso de vehículos por MMA y quizás, es un tema que
habría que estudiar. El cauce, aguas arriba mantiene un largo muro de
contención que es obra moderna de hormigón y unas escaleras para bajar a la
plataforma fluvial aunque sin interés alguno pues está sin mantenimiento.
Curiosamente y dada su extensión y la existencia de la escalinata, se podría
urbanizar un poco esta terraza, con paseos y zonas de descanso para el esparcimiento
de la población en conjunción con una obra civil que ya de por sí, es un
monumento.
Su aspecto general es
aceptable aunque le vendría bien un repaso a la piedra, limpiándola,
especialmente en la bóveda, reparando grietas y faltas, saneamiento del cauce y
reparos en aletas. Desbroce y limpieza de ramajes y arbustos que medran en las
juntas de sillares y los arranques de la fábrica. Quitar de allí los contenedores de basura y las barreras de
obras, previo arreglo del murete derrumbado. Por último, falta señalización
viaria hacia la obra civil y un cartel informativo para el visitante que se
detenga a contemplar este monumento.
Se le conoce como
puente de Santa Cruz cuyo nombre coincide con el de la calle paralela al cauce
de este arroyo. También es popular la denominación de Puente de Ollerías cuyo
nombre coincide con la calle a la que da servicio, como continuación de la
calle de los Desamparados.
Pasa saber más: La información y documentación fiable sobre esta obra civil es escasa,
casi nula, al menos en internet. Me he apoyado especialmente en el trabajo de
Juan Piqueras Haba titulado "Desarrollo urbano de Requena", editado
en Valencia en 1978. También ha sido de ayuda la información que facilita el
propio Ayuntamiento a través de ciertas circulares históricas de la villa que
sube a su muro de facebook. El blog de Crónicas históricas de Requena es muy interesante. También hay información en la web de Requena TV que en un
artículo fechado en el 2008 ya llama la atención sobre el estado del pontón,
además de exhibir unas fotos muy interesantes de cierta crecida acaecida en
octubre de aquel año. Se puede consultar el libro-guía de Puentes de la provincia de Valencia", editado por la propia Generalitat, actualizado en 2016. Como decía, hice un largo y atento viaje por la nacional
N-330 y plasmé en un par de artículos las características de la ruta, los
puentes que pude cazar y el interesante patrimonio lineal de esta vieja calzada
que se publicaron en la revista Solo Camión, en los números 301 y 302 de marzo
y abril de 2015.
Cómo llegar: Evidentemente, la vía más rápida es la autovía A-3 con salidas a Requena
en los PK 289 y 291. Mucho más interesantes, para ver y conocer, son las
carreteras convencionales y que en este caso, la villa de Requena tiene varias.
Como yo venía de Alicante por la N-330 pues tengo que decir que -pese a carecer
de punto kilométrico en este punto- se encuentra en el PK 174. Lo que ocurre es
que, nuestra carretera nacional se fusiona con la N-322 y con la mítica radial
N-III más o menos a la altura del puebluco de El Pontón y el cruce del río
Magro pero cada una de ellas, mantiene su longitud y por tanto, su punto
kilométrico propio, que son los que figuran en la cabecera de este artículo. La
citada N-III, por ejemplo, permite varias entradas a la población entre los PK
267 y 277. Bueno, una preciosa entrada a Requena, si se circula por la citada
nacional N-330 es desviarnos por la provincial CV-431 pasa ascender por el
collado La Calera y seguir contemplando buenos paisajes, montes y amplios
pinares hasta llegar a destino.
Entrada a Requena. Foto de fecha 29.10.2014
Foto de la subida de caudal que recogía el informativo de Requena TV el 24.10.2008.
Postal de puente probablemente de los años 50 del siglo XX. Web todocoleccion.net
Tanda de fotos que realicé en mi visita del 29.10.2014.
Como se puede observar, todavía siguen las manchas de pintura vandálica que ya recogía la foto de Requena TV en el año 2008.
Dibujo de Fernando Morencos, realizado en 1924.
Preciosa pasarela atirantada que cacé en la N-III junto a Requena.
Foto de fecha 29.10.2014
Pasarelas de madera en el curso alto de este arroyo. Foto de Requena TV de fecha 24.10.2008 cuando se produjeron las crecidas.
Viejo mojón del Plan Peña correspondiente a la nacional N-330 en su PK 108.
Foto de fecha 29.10.2014
Itinerario de la carretera nacional N-330
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