PUENTE SOBRE EL ARROYO DEL CACHO. Término municipal de Las Rozas-Madrid
M-505 PK 8,400
Hace tiempo, me propuse
desentrañar la maraña de caminos que, a lo largo del tiempo, se fueron
construyendo (y modificando) para acceder al Real Monasterio de El Escorial,
sede veraniega o de descanso de la realiza y su corte durante muchos años.
También había que localizar la variada colección pontonera que fue necesaria
realizar para salvar los cauces de ríos y arroyadas que discurren por aquellos
parajes.
Dado que ya subí al blog el
famoso Puente del Retamar sobre el río Guadarrama, ver aquí intentaré seguir un orden
más o menos cronológico o secuencial de los puentes y puentecillos que nos
podemos encontrar en estos itinerarios. Sin duda, el más cercano es éste sobre el Arroyo del Cacho en una tajadura profunda, cuando ya se ha unido con el Arroyo Grande.
Bien es cierto que, los primeros
accesos al recinto palaciego y monacal de El Escorial se hacían por la
antiquísima Carrera de Castilla la Vieja, también denominada Camino de
Valladolid o de Galicia, itinerario muy semejante a la actual carretera nacional
N-VI o A-6 (Autovía del Noroeste). En llegando al pueblo de Guadarrama se
tomaba una vieja colada ganadera hacia el W que accedía al primitivo pueblo de
El Escorial y a las obras del nuevo palacio-residencia real. Sería algo
parecido a la actual carretera autonómica M-600. Para acortar este itinerario
se diseña un camino más recto cruzando el río Guadarrama a la altura de Las
Rozas y que se dirige a Colmenarejo. Es el conocido Camino del Cerro del
Paredón o de Pedro de Ribera ya que fue éste quien lo termino hacia el año
1.740 en tiempos del reinado de Felipe V.
Debido a las dificultades que
entrañaba esta vía, con continuos derribos de terraplenes y ruinas en la
calzada, el maestro de obras Marcos de Vierna inicia un nuevo camino que parte
desde el propio Puente del Retamar y cuyas primeras obras pontoneras son las
que presento en esta entrada. Parece ser que este nuevo camino lo termina
Vierna en 1.765 y entre otras estructuras pontoneras ya desaparecidas, cabe
destacar el puente de fábrica sobre el Arroyo del Cacho y un pontón, muy cercano
al anterior, sobre el Arroyo del Pontón. Más adelante, donde conjugan el
viejo camino del Cerro del Paredón con su nueva obra (Camino de Marcos de
Vierna) y para salvar las zonas encharcadas que produce en ocasiones el Arroyo
del Tercio, construye un pontón con un largo muro de acompañamiento que es
conocido como Puente del Tercio, actualmente bajo las aguas del embalse de
Valmayor.
Características de la obra
actual: Se trata de un puente con
una longitud aproximada de 60 metros, incluyendo estribos y largos muros de
acompañamiento. Dispone de un bello arco de medio punto peraltado con una luz
de 9 metros. El ancho regular de la calzada se aproxima a los 9 metros, siendo
el del paso central de 7,30 metros que coincide con la anchura de bóveda. Está
reforzado por fuertes pretiles de un metro de alto y 35 centímetros de ancho de
excelente factura donde cabe diferenciar la zona correspondiente al vano con
ortostatos de granito y canto superior redondeado y las protecciones de
estribos y muro que disponen de grandes sillares con canto superior biselado.
La estructura de pretiles es difícil de ver si circulamos en vehículo pues
están tapados por las actuales biondas de protección de la calzada.
El vano está retranqueado con
respecto a los muros de acompañamiento haciendo un efecto de baluartes, al
estilo de la arquitectura militar de la época. Dispone de una imposta en la que
reposan los pretiles y en zona central sobre claves un imbornal en cada canto
para los desagües. Hay otra moldura sobresaliente en la zona de arranque del
propio arco, hacia media altura, ya que se encuentra peraltado aproximadamente
15 metros sobre lámina de aguas. Estos sencillos elementos son la decoración
que posee la obra civil, austera aunque sólida y eficaz.
Lo más destacable del puente es
su factura. Si bien es cierto que en la zona de muros y estribos prevalece la
mampostería más o menos grosera aunque bien dispuesta, la construcción de la
bóveda y sus caras externas es sobresaliente. Toda la fábrica es de granito en piezas
de sillar del tipo romano opus quadratum,
perfectamente ensambladas a hueso, con cantos de un metro de largo en hiladas
dispuestas con gran cuidado. El intradós es espléndido manteniendo la misma
regularidad en la disposición del dovelaje. En caras externas, destacan las
boquillas con amplias dovelas uniformes y los pequeños espacios que quedan como
tímpanos, bien solucionados, con piezas trapezoidales que se ajustan bien a la
curvatura de boquillas. En general, la estereotomía aplicada a los trabajos de
montea (cantería) es de gran calidad. Hay una cuidada talla en cuña en el
dovelaje, clave en auténtica cola de milano y la singularidad en la forma de
las dovelas inferiores y los sillares de salmeres hacia la base de los muros
con ángulo obtuso en su cara externa para seguir el abocinamiento o aletas de
los propios muros es indicativo de una obra muy cuidada y de gran
profesionalidad de su autor o proyectista. A mi juicio, es evidente la autoría
de Marcos de Vierna e incluso hay detalle de fábrica que nos recordarán a otras
obras cercanas como son el Puente del Tercio o el del Toril y que subiré pronto
al blog al estar relacionadas con los caminos a El Escorial. También es
llamativa la mezcla y contraste que producen los diferentes tonos del granito,
desde un blanco casi inmaculado, hasta el rosa, pasando por los habituales
grisáceos.
En el interior de la bóveda se
aprecian oquedades que pudieran corresponder a la colocación de la cimbra
aunque se han abierto desmesuradamente o son producto de un pillaje de la
piedra por parte de algún desaprensivo. Aunque se aprecia cierto abandono en su
mantenimiento, debió de sufrir alguna rehabilitación a principios del siglo XX
-era carretera provincial- y se observan llagados de cemento en algunas zonas e
incorporación de ripio menudo en muchas de las juntas, incluyendo dovelas. El último mantenimiento corresponderá a los años 60 del siglo XX cuando también se intervino en el puente del Retamar y el cauce del río Guadarrama y se actuaría sobre la calzada pues bien es cierto que en la bóveda no se aprecian filtraciones.
En cubierta y como decía,
abocinamientos en zona de estribos con pretiles más bajos y sobre bóveda
enormes piezas de ortostatos muy bien tallados y enjuntados a hueso, quizás con
algún bulón interior de hierro para fijar sus uniones; canto superior
redondeado. Se mantienen en muy buen estado, pese al ostensible abandono de la
obra civil. Subsiste una vieja capa de rodadura asfáltica que no está mal, teniendo en cuenta el mínimo
tránsito de vehículos que mantiene este sector de carretera. Los tráficos
generales de la actual M-505 discurren por un tramo nuevo, incluyendo el cruce
del río Guadarrama por puentes modernos. Por demás, señalar que aunque lo llamo
puente, debería llamarlo pontón, siguiendo las directrices que marcó José
Eugenio Ribera en función de sus luces y atendiendo a su famoso tratado
titulado "Puente de fábrica y hormigón armado".
Para saber más: Aunque
estas dos estructuras pontoneras situadas junto al Puente del Retamar han
pasado bastante desapercibidas para los estudiosos de los viejos caminos reales
al complejo de San Lorenzo de El Escorial, siempre es interesante releer
algunos trabajos interesantes sobre el tema: El Inventario de documentos sobre
el R.M. de El Escorial existente en el propio archivo de la Biblioteca
escurialense para la época comprendida entre 1631-1882, obra de Benito
Mediavilla Martín, donde existe correspondencia oficial sobre la necesidad de
crear o rehabilitar determinados puentes y pontones de la red caminera al Real
Sitio. El mapa levantado por Juan de Ugarte en 1844 que sigue el itinerario
desde Madrid a los RR.SS. de El Escorial y La Granja también ubica algunas
obras pontoneras. La intervención arqueológica que hizo Jesús Rodríguez Morales
en el año 2007 estudiando la cronología de la Calzada de Galapagar así como el
Camino Viejo y el Camino Real, con inclusión del Mapa de la Comprensión. La vía
romana del Puerto de la Fuenfría desde Segovia a Galapagar, obra del citado Jesús Rodríguez Morales en colaboración con
Isaac Moreno Gallo y Javier Rivas López y publicada en Traianvs, 2007. Existe
un buen mapa del Estado Mayor del Ejército de 1.851 con el itinerario
Galapagar-Navacerrada vía R.S. de El Escorial. Otro mapa del Estado Mayor
republicano de la Sierra de Guadarrama, confeccionado en 1.935. Una obra
importante es la de Pedro Navascués, titulada "Puentes de acceso a El
Escorial", de 1.985. El muy interesante trabajo de Rosario Martínez
Vázquez de Parga y Teresa Sánchez Lázaro, titulado "Puentes del Retamar y
del Herreño sobre el río Guadarrama", publicado en la ROP de 1994 tomo
3336. Los pasos históricos de la Sierra de Guadarrama es una obra de Leonardo
Fernández Troyano, publicado en 1.990 por la CAM y el CICCP de Madrid. Para la
reconstrucción del Puente en el Camino de Monesterio ver el Pliego de cláusulas
y condiciones de la CAM en expediente 09-CO-22-1/2004. Existe un folleto de la
Ruta 9 correspondiente a la Red de Sendas del Parque Regional Medio de la
Cuenca del Guadarrama editado por la CAM en colaboración con los ayuntamientos
del entorno y que aportan itinerarios de los caminos reales y monumentos. Por
último, en la revista del Ministerio de Fomento, Luis Solera Selvi publicó un
artículo extenso sobre estos caminos y sus obras civiles bajo el título Huellas del pasado. Caminos Reales al Monasterio de El Escorial en su número 660 de fecha abril de 2.016.
Como sé positivamente que me dejo
información y fuentes relativas a otros puentes de estos caminos que iré
subiendo al blog, oportunamente iré aumentando o enriqueciendo este apartado de
"para saber más".
Cómo llegar: Desde la
capital, por la A-6 (Autovía del
Noroeste) hasta llegar al PK 18 donde nos desviaremos por la derecha
para coger la M-505 desde su PK 0 (Carretera de Ávila). Transitaremos por ella
hasta pasado el PK 7 que aún mantiene un bello mojón de los antiguos, los del
Plan Peña, y llegar a una rotonda que informa sobre una área de recreo a la
izquierda. En esa zona de recreo y descanso de excursionistas, donde existe un amplio
aparcamiento, está el Puente del Retamar
al que se accede por su cabecera izquierda y unos cientos de metros más
adelante, encontraremos este otro puente. Si se transita desde Ávila por la
propia M-505, al bajar el Puerto de Galapagar, aproximadamente en el PK 8,700
nos desviaremos a la derecha siguiendo la indicación de Zona Recreativa; se
trata de un retazo de la vieja carretera C-505 -cuando era comarcal- y que se
corresponde con el viejo camino del siglo XVIII donde está nuestro puente. No
existe ninguna señalización de información viaria o monumental. Hay un viejo
cartel de cuando era carretera comarcal C-505 con la leyenda: Las Rozas, 9
kilómetros. Como digo, hay un abandono absoluto en el monumento y carece de
caminos o veredas que nos permitan un acceso seguro a la base del puente. Se
necesita un buen machete para romper la fronda de matorrales y zarzas que
proliferan en los taludes que bajan al lecho del arroyo (y estábamos en febrero
cuando acometí la aventura de bajar al jodido arroyo, momento en el que aún no ha
explotado la naturaleza salvaje).
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