PONTÓN DEL TERCIO SOBRE EL ARROYO
DEL TERCIO. Términos municipales de El Escorial y Colmenarejo.
Madrid M-505 PK
20
Dentro del desarrollo de los
caminos reales hacia el Real Sitio y Monasterio de San Lorenzo de El Escorial,
ya he indicado en entradas anteriores algunos itinerarios. Cuando el
maestro-cantero Marcos de Vierna Pellón, a la sazón Comisionado de Guerra y Comisario de
Obras y Puentes en tiempos de Carlos III decide proyectar una nueva vía hacia
el palacio, desde el puente del Retamar que serpentea por el puerto de
Galapagar entiende que con llegar y unirse al viejo camino construido por Pedro
de Ribera a la altura del Valle de
Valmayor es suficiente, pues el tramo restante era bastante recto y horizontal,
de fácil tránsito aun en tiempos de lluvias o lodazales en el camino.
En el punto donde se unían los
dos trazados se ubicaba la cruz de término conocida como Cruz del Tercio, por
encontrarse precisamente a orillas del arroyo homónimo, poco antes de unirse al
río Aulencia. Estos postes o cruces, de gran altura, se generalizaron desde
época de Felipe II para señalar no sólo términos jurisdiccionales sino como indicativos
de cruces de caminos reales o hitos carreteros, bastante visibles a distancia
para que caminantes y jinetes pudieran orientarse en sus viajes. La idea de
Vierna era fusionarse con el camino viejo y adecentar el vado de aquel arroyo.
No obstante y dado que por aquellas fechas las copiosas lluvias y deshielos
ocasionaban múltiples riadas y encharcamientos en la zona baja del valle,
decidió aterrazar ambas orillas con un fuerte y largo talud, dejando en su zona
central un vano lo suficientemente ancho como para permitir el desalojo de
aguas en los momentos de mayores caudales. Hasta entonces, bien por cuestiones
económicas o porque era más fácil adaptarse al terrero, no era frecuente la
construcción de puentes-terraza sino que lo habitual era hacer el vado
practicable con algún solado de piedra (en los mejores casos) en la zona
central de ese cauce y que carros y carretas lo cruzaran con normalidad.
Ocurría a menudo que la corriente o la altura de aguas -o los embarramientos por
lodos- impedía o dificultaba el tránsito de vehículos, muchos de ellos quedaban
clavados en la arena, volcaban o la misma corriente los llevaba aguas abajo. Es
común leer en las vivencias de muchos viajeros del siglo XVII o XVIII la
auténtica aventura y peligro que representaba ya no sólo el simple tránsito por
nuestros caminos de aquellas épocas, sino los riesgos al cruzar estos famosos y
traicioneros vados, por donde muchas veces era muy dificultoso no sólo el cruce
de carros, sino el de jinetes a caballo o los rebaños de ganado en
trashumancia.
Marcos de Vierna, era un cantero
que se había cultivado en la tradición de alarifes trasmeranos pero que también
debió de conocer las nuevas corrientes ingenieriles francesas de la época que
ya se difundían a través de los tratados de Gautier y Trudaine, decide hacer
camino y prescinde del vado. Tanto las obras de la nueva calzada como el propio
puente los concluye en 1.765. Desgraciadamente, al construirse el embalse de
Valmayor en 1.976 esta obra quedó anegada por sus aguas, salvo contadas
ocasiones en que por sequías prolongadas baja su nivel hasta cotas en las que
se puede apreciar parte de su estructura. Recientemente -en este caso, por un
vaciado parcial para construir una torre de extracción de aguas junto a la
presa, Ver información en ABC en 10.03.2016 - sus aguas bajaron tanto que se pudo ver
parte de la calzada en ambas orillas, el tablero completo, pretiles y algo de
los muros, sin llegar al vano que permaneció oculto bajo la lámina de aguas. Lo
visité un par de veces pero en ningún momento pude tener visión de la obra
plena. La famosa Cruz del Tercio, cuya antigüedad data de la segunda mitad del
siglo XVII, quizás en tiempos de Carlos II, se trasladó a la villa de El
Escorial donde permaneció depositada hasta que en 1.985 se decidió exhibirla en
una bella rotonda conocida como la Plaza de los Sexmos.
Ahora que lo pienso, mientras
esto escribo, me acuerdo de cuando inicié un fichero para "Noticias
pontoneras en los medios de comunicación" y efectivamente, aunque raras,
raras, en esta ocasión creo recordar que hasta la TVE le dedicó algún flash
informativo y en mis archivos observo que mantengo la noticia que le dedicó El
País, en su ejemplar de fecha 28.11.2015. Euhh..., ¿Tendencia de la prensa a
cultivar o difundir una nueva área monumental poco explotada...? No, que va.
Era la novedad de descubrir algo extraño y viejuno que aparecía y desaparecía
bajo las aguas lo que creaba -o podía inducir a crear- cierta curiosidad en el
lector. Efectivamente, durante aquellos días, el puente del Tercio se convirtió
en una auténtica romería y yo me alegré un montón pues pude comprobar que un
modesto pontón podía tener tan aceptable interés para determinado público.
Características de la obra
actual: Se trata de un pontón con un pequeño vano en forma de arco de medio
punto con una luz aproximada a los 6 metros y que dispone de un largo muro de
acompañamiento con una longitud entre 80 y 84 metros y con restos de su calzada
original que se prolongan otros 110 metros en sentido NW. El ancho del tablero
es de 8 metros. La fábrica visible es de muy buena factura, con sillares de
piedra berroqueña de buena labra, cubicaje regular y bien asentada en hiladas
perfectas. La longitud del tablero se protege con pretiles de granito en una
simple hilada de sillares excelentemente tallados y sobre ellos y en toda su
extensión otras piezas con canto superior
redondeado que hacen de albardillas. Su estado de conservación, teniendo en
cuenta que llevan 40 años normalmente bajo las aguas, es muy bueno. En los
extremos de pretiles se acota la línea con unas pilas cuadrangulares que
soportaba cada una un pináculo terminado con una bola maciza, todo ello de
granito. Protegiendo los pretiles, sucesivos guardarruedas en forma de cuarto
de esfera, aunque quedan muy pocos. Rebasada la protección de pretiles y en
ambas cabeceras, subsisten muchos guardarruedas muy bien trabajados en su forma
y tamaño regular, cosa poco habitual en este tipo de piezas.
Es una obra soberbia en su
construcción y hasta en su línea estética que conjuga bien con su aparente
estado de fortaleza. Hay que añadir que no es frecuente encontrar restos
arqueológicos tan amplios de una calzada de época clasicista. Quizás, por encontrarse
bajo las aguas durante tanto tiempo, muchos elementos de piedra carreteriles se
mantienen porque no han podido ser esquilmados para construir muros o tapias en
fincas cercanas. Allí, abunda el ganado y es común ver cercas de piedra de
granito cuyo origen -muchas veces- está en la ruina de edificios y otras
construcciones abandonadas en aquellas
dehesas desde hace siglos. Me viene a la memoria la alcantarilla conocida como
Puente del Toril, obra cercana a esta y que dispone de poca más de cien metros
de empedrado de lajas de granito -precisamente como solución para reforzar un
vado que solía estar encharcado o con cienos- cuyo origen se creía romano hasta
que se ha investigado en profundidad y resulta ser obra barroca y que tiene
demasiadas calvas o sea, que faltan muchos lienzos de calzada empedrada y que
probablemente se han llevado con plena impunidad los ganaderos, a lo largo de
más de cien años de abandono, para completar cercas en diferentes fincas o para
los zócalos de sus majadas o viviendas.
He hecho algunas fotos de
pequeños tramos de la antigua calzada, donde predominan los muros de
contención, taludes recubiertos de sillares y mampuestos, refuerzos o
contrafuertes de factura impecable, pequeñas tajeas y hasta los variados
estratos o capas que componen un firme que ha sufrido modificaciones en los dos
últimos siglos hasta llegar a los hormigones asfálticos que se aplicaron en los
años 60 del siglo XX. Una auténtica muestra de una vieja calzada con muchos de
sus elementos esenciales que podría servir como centro de interpretación de una
obra carreteril. Resulta curioso el esmero y calidad de esta obra donde hasta
los simples guardarruedas -muchos de ellos- se han hecho de buena labra y
tienen muy poco que ver con los que el mismo Vierna construyó para su famoso
Camino Real de Reinosa, más rústicos. Evidentemente, en este caso, el camino en
su conjunto debía de ser espléndido y admirable para que lo pudiera contemplar
el rey, su corte y hasta los muchos diplomáticos extranjeros que por allí
pasaban, como una señal más del poderío nacional.
Por demás, comentar que el
proyecto de Marcos de Vierna acababa ahí, unos cientos de metros más adelante
de su soberbio pontón, donde se juntaba con el viejo camino hacia el Real
Sitio. También hubo polémica sobre los miles de varas que faltaban para llegar
al palacio-monasterio. En un principio, y para seguir manteniendo la calidad
que le había dado Vierna a su camino, se propuso seguirlo por otro derrotero
hasta su destino pero lo cierto es que era sensiblemente más costoso que
adecentar el antiguo aunque se encontraba en muy mal estado. Se aprobó un
presupuesto de 534.000 reales de vellón para renovar este último tramo de
calzada de 7180 varas castellanas -aproximadamente 6 kilómetros- y se encomendó
la dirección de la obra al insigne monje Fray Jerónimo Antonio de San José
Pontones, conocido como Padre Pontones, gran experto en construir puentes,
calzadas y reputado arquitecto que, por aquellas fechas, estaba trabajando en
algunas dependencias del Real Sitio. El camino se concluyó en 1.772.
Bueno, ya metidos en harina -por
decirlo de algún modo- tengo que añadir que trasteando entre aquellos arenales pues también me fijé en el soberbio puente de hormigón pretensado que se construyó para salvar las aguas del pantano al que llaman Puente Nuevo del Tercio. Ver aquí.
No he conseguido ninguna foto de
la obra completa del viejo puente de Marcos de Vierna y me resulta vergonzoso
pues no necesitaba cazar fotos por internet. De joven, es muy probable que haya
cruzada el pontón del Tercio más de cien veces por viajes familiares y no
recuerdo nada del asunto. Ni una triste foto. Bueno, se conoce que estaba a
otras cosas.
Para saber más: El
Inventario de documentos sobre el R.M. de El Escorial existente en el propio
archivo de la Biblioteca escurialense para la época comprendida entre
1631-1882, obra de Benito Mediavilla Martín, donde existe correspondencia
oficial sobre la necesidad de crear o rehabilitar determinados caminos, puentes
y pontones de la red caminera al Real Sitio. El mapa levantado por Juan de
Ugarte en 1844 que sigue el itinerario desde Madrid a los RR.SS. de El Escorial
y La Granja también ubica algunas obras pontoneras. La intervención arqueológica
que hizo Jesús Rodríguez Morales en el año 2007 estudiando la cronología de la
Calzada de Galapagar así como el Camino Viejo y el Camino Real, con inclusión
del Mapa de la Comprensión, levantado en 1.764. La vía romana del Puerto de la
Fuenfría desde Segovia a Galapagar, obra del citado Jesús Rodríguez Morales en colaboración con
Isaac Moreno Gallo y Javier Rivas López y publicada en Traianvs, 2007. Existe
un buen mapa del Estado Mayor del Ejército de 1.851 con el itinerario
Galapagar-Navacerrada vía R.S. de El Escorial. Otro mapa militar del Estado
Mayor republicano de la Sierra de Guadarrama, confeccionado en 1.935. Una obra
importante es la de Pedro Navascués, titulada "Puentes de acceso a El
Escorial", de 1.985. El muy interesante trabajo de Rosario Martínez
Vázquez de Parga y Teresa Sánchez Lázaro, titulado "Puentes del Retamar y
del Herreño sobre el río Guadarrama", publicado en la ROP de 1994 tomo
3336. Los pasos históricos de la Sierra de Guadarrama es una obra de Leonardo
Fernández Troyano, publicado en 1.990 por la CAM y el CICCP de Madrid. Para la
reconstrucción del Puente en el Camino de Monesterio ver el Pliego de cláusulas
y condiciones de la CAM en expediente 09-CO-22-1/2004. Existe un folleto de la
Ruta 9 correspondiente a la Red de Sendas del Parque Regional Medio de la
Cuenca del Guadarrama editado por la CAM en colaboración con los ayuntamientos
del entorno y que aportan itinerarios de los caminos reales y monumentos. Por
último, en la revista del Ministerio de Fomento, Luis Solera Selvi publicó un
artículo extenso sobre estos caminos y sus obras civiles bajo el título Huellas del pasado. Caminos Reales al
Monasterio de El Escorial en su número 660 de fecha abril de 2.016. Esta
información es genérica para la serie de obras de los caminos reales que iré
subiendo al blog. Recientemente también trata esta obra el artículo de Luis Solera Selvi titulado "Puentes bajo el agua I" publicado en la revista del Ministerio de Fomento, número 681 de fecha marzo 2.018.
Ver los otros puentes del camino:
Puente del Retamar
Puente del Arroyo del Cancho
Pontón del Arroyo del Pontón
Cómo llegar: Desde la
capital, por la A-6 (Autovía del
Noroeste) hasta llegar al PK 18 donde nos desviaremos por la derecha
para coger la M-505 desde su PK 0 (Carretera de Ávila). Transitaremos por ella
hasta el PK 20 (Urbanización Los Arroyos y un viejo mojón del Plan Peña con la
leyenda tachada en negro) para tomar su desvío y acceder a una zona de
aparcamiento a orillas del pantano. Por un camino de tierra que pasa bajo el
puente nuevo, llegaremos a la vieja calzada de Vierna y con suerte, se podrá
vislumbrar algo del puente.
No hay señales de tráfico que indiquen el monumento aunque si existen carteles -junto al aparcamiento- que informan de la obra, del embalse y su presa en escollera y otros que se refieren a la Red de Sendas, Ruta 10 del entorno (Colmenarejo a Las Zorreras y San Yago) conocido como Parque Regional del Cauce Medio del río Guadarrama.
Un carboncillo bastante fiel cuyo autor no consigo localizar. Tomado del blog Aquadirrama.
Foto inserta en los carteles de información junto al puente. Probablemente de los años 90 del siglo XX y donde se puede apreciar el vano del pontón.
Tanda de fotos realizadas el 29.11.2015
Dos fotos de fecha 30.12.2015 cuando empezaba a desaparecer de nuevo el puente.
Mapa con los tres itinerarios del camino al Real Sitio.
Cruz del Tercio. Foto tomada el 30.12.2015
DETALLES DE LOS RESTOS DE LA CALZADA
Tanda de fotos realizadas el 29.11.2015 y el 30.12.2015
Señalización del embalse en la carretera M-505
Mojón junto al desvío al pantano, en el PK 20 de la carretera M-505
Punto del corte de la antigua carretera con la nueva M-505 y por donde también se puede acceder al Pontón del Tercio.
Zona de aparcamiento al que se accede por el desvío de la Urbanización Los Arroyos.
Artículo que recogía El País con fecha 28.11.2015 descubriendo el Puente del Tercio.