PUENTE SOBRE EL RÍO ESLA
MANSILLA DE LAS MULAS. LEÓN
N-601 PK 309-310
N-601 PK 309-310
Se trata de una obra medieval,
posiblemente levantada sobre un antiguo puente romano del que no queda rastro.
En el Bajo Medievo, hacia el siglo XII, esta localidad era conocida como
Mansiella del Ponte y era el único lugar en muchas leguas a la redonda por
donde se podía vadear con seguridad el río Esla en estiaje o bien, cruzarlo con
toda seguridad por su antiguo puente cuando el nivel de caudal desaconsejaba
vadearlo.
Las intervenciones en época barroca y neoclásica, muy necesarias pues el puente estaba en la ruina, han transformado la impronta del mismo, como ocurre en la mayoría de los puentes leoneses o palentinos, que tienden a conformar un estilo propio, ecléctico, donde se conjugan elementos medievales en algún arco, en pilas, en muros de acompañamiento o en tajamares y siempre, mezclados con lienzos de sillares o nuevos arcos, generalmente de medio punto que se corresponden con las restauraciones renacentistas o barrocas del siglo XVI y XVII. Completan el ciclo, las reformas y rehabilitaciones, más abundantes, producidas desde la llegada de los Borbones a nuestro país y la predisposición de los ministros ilustrados por mejorar y potenciar los caminos peninsulares. Se reforman los puentes en mal estado, muchos de ellos con tableros de madera desde tiempo inmemorial y se obra con un estilo más regular, ya sea en cantería, en muros, en bóvedas y baluartes de contención en cabeceras; predominan los arcos rebajados y tajamares-espolones en forma de huso; ligero ensanchamiento de tablero, buenos pretiles de fábrica y un aspecto o forma sencillo, de robustez y recuperando las líneas clásicas. Se sigue la escuela de cantería propia de los maestros trasmeranos aunque empieza a imponerse la forma, planimetría y técnicas más académicas, propias de los ingenieros militares.
Registro histórico: La
información que aporta Aramburu-Zabala en su obra "Arquitectura de puentes
en Castilla y León entre 1.575 y 1.650" editada en 1.992 por la propia
Junta de CyL. es muy escueta: Terminado en 1.571 sufrió reparos en 1.573 y
tiene información de que en 1.650 estaba en muy mal estado. Por su parte, Inocencio Cadiñanos
es más explicito en su trabajo titulado "Puentes de León. Revista Tierras
de León, nº 113 del año 2.001". Lo cita como una de las obras civiles más
importantes del Camino de Santiago. En tiempos de Carlos I (1516-1556) estaba
arruinado y lo repara el maestro cantero Juan Mondragón que facturó 4.700
ducados por la obra que satisface el Almirante de Castilla, Luis Enriquez y
Téllez-Girón y la propia villa ya que eran los que lo llevaban o lo explotaban cobrando el correspondiente pontazgo. De
nuevo, el municipio informa de su ruina en 1.569 y lo inspeccionan Rodrigo de
la Tijera, Juan del Ribero y Vicente del Río aunque la obra la remata en 4.690
ducados el equipo formado por Bernabé de Vega y Juan López Rojas actuando sobre
un estribo, un paredón y manguardias. En 1.727 las riadas producen nuevos
deterioros en manguardias, muro de contención y las cepas de algunas pilas. Lo
inspecciona en primera instancia Miguel de la Fuente y posteriormente, Félix de
la Fuente Velasco y Felipe Álvarez de la Viña. El remate final y acometida de
obra lo efectuará Bernardo de la Teja por 5.800 ducados. Los maestros canteros
Félix de la Fuente y Andrés Gato añadieron algunas obras precisas. En 1.779 se
producen nuevos reparos encargados a Pedro Arnaiz, Diego Martínez y Juan
Antonio de la Riva cuyo coste es de 313.000 reales. A la muerte de J.A. de la
Riva le sucede José de la Riva aunque éste, fue recusado por el insigne
arquitecto Ventura Rodríguez que propuso a Bernardo Gracedo e Ignacio de la
Portilla. Las últimas restauraciones se producen con el ensanche del tablero en
los años 60 del siglo XX para homologar el ancho con el de nuestras carreteras
nacionales.
Por otra parte, existe un
espléndido estudio sobre el tema de María José Redondo Cantera en colaboración
con el ya citado Miguel Ángel Aramburu-Zabala titulado "La construcción de
puentes en el siglo XVIII: Innovación y tradición" que figura en las Actas
del primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción celebrado en Madrid
en septiembre de 1.996 y editado por CEHOPU donde se analizan las disputas de
la época entre la cantería de tradición secular y las nuevas corrientes
ilustradas auspiciadas por las Reales Academias donde aprenden arquitectos con
formación más científica o artística y más tarde, ingenieros militares que
construían puentes, carreteras y fortalezas. Independientemente de que existen
discrepancias con algunos personajes que intervienen en las diferentes obras de
restauración o rehabilitación del puente de Mansilla de las Mulas en relación
con lo que expone Cadiñanos, Redondo y Aramburu-Zabala aportan información
sobre los roces e interferencias así como la diferencia de criterios
constructivos en este puente entre personalidades de la talla de Marcos de
Vierna, fiel observador de la tradición del gremio canterano, aunque aceptando
algunas innovaciones del propio siglo en que vivía con la visión de otros
técnicos como las de los arquitectos Sancho Menéndez y José Ortíz de Solares,
el ingeniero José Santos Calderón de la Barca o el propio director de esta
obra, Pedro Arnaiz que fue, al fin y al cabo, quién ejecutó la última gran
reforma, añadiendo los dos arcos fantásticos que aún podemos admirar. La vieja
escuela de maestría se resistía a abdicar ante los técnicos y academicistas
llevando a cabo su máxima, en palabras del propio Arnaiz: solidez, firmeza,
arte, estabilidad y hermosura, como principios básicos en la construcción de un
puente. La web del Patrimonio Hidráulico de la Confederación Hidrográfica del Duero aporta fotos e información sobre esta obra. Por último, La Nueva Crónica de León en la edición del 05.08.2017 divulga un interesante artículo de Luis Solera Selvi sobre esta obra civil incorporando varias fotos.
Características de la obra:
Posiblemente, en origen y en virtud de las obras de aterramiento en cabeceras
del siglo XVI para nivelar la rasante y que aún podemos observar, era un puente
con tablero a dos aguas. Actualmente, presenta un tablero rectificado que no
llega a la horizontalidad, aunque lo intenta, con 166 metros de longitud y un
ancho total de 7,87 metros, correspondiendo a calzada 4 metros y el resto a las
aceras que en realidad, son voladizos de hormigón correspondientes a una
reforma llevada a cabo en los años 60 del siglo XX. Los casi dos metros de cada
acera son muy necesarios ya que por este puente cruzan miles de peregrinos, a
veces en grandes grupos, al estar ubicado en plena ruta jacobea.
Dispone de 8 vanos con luces que oscilan entre los 15 y 9 metros siendo los más reducidos los de cabecera derecha; se configuran en arcos de medio punto salvo un par de ellos, más rebajados. Las aguas discurren normalmente por los
tres primeros arcos de la derecha (desde aguas arriba) y un regato por el
cuarto. Por el octavo, discurre un viejo camino de origen medieval que
circunvala la muralla de esta villa. Buen trabajo en bóvedas, especialmente en
las reconstruidas y desigual trabajo en el dovelaje de boquillas.
La fábrica es muy variada en
estilo, forma, tamaño y calidad. Predomina la piedra arenisca, aunque hay algo
de toba, caliza y cuarzo en canto
rodado. Existen lienzos de sillar apropiado, con calidad en la talla, mezclado
con sillarejo y mampuestos hasta la línea de impostas. En la cabecera izquierda
es donde se aprecia obra más antigua, incluida la correspondiente a lo que fue
muro de acompañamiento, ahora invadido por casas construidas sobre éste, y los
de refuerzo para encauzar las aguas bravas cuando había grandes avenidas. Aguas
arriba se pueden ver tres tajamares en forma de huso y otros 4 en forma de
cuña, probablemente los de origen medieval. Aguas abajo, existe un espolón
medieval de características semejantes a sus opuestos tajamares, otro cuadrangular
a modo de contrafuerte y el resto, también antiguos, muy disminuidos por
derrumbes y con mucho lodo circundante, parecen también en forma de cuña.
El tablero dispone de 4
descansaderos triangulares en cara "aguas arriba" que son los propios
tajamares que llegan hasta rasante y en el lado contrario sólo dos
descansaderos en cada extremo, uno en forma rectangular y el otro triangular,
siguiendo las formas de sus propios espolones. Hacia la villa se ensancha la
cabecera. En bordes, viejas barandillas de hierro, farolas y semáforos para
regular el tráfico pues debido a su angostura el tráfico es de una sola
dirección, alterna. Calzada con variados recrecidos de asfaltos y no existe
limitación de tonelaje para su cruce. Como decía, se ha ensanchado el tablero
con dos voladizos de hormigón con tornapuntas de acero también cubierto de
hormigón. Subsiste una línea de piedra sobresaliente en impostas, como único
motivo decorativo desde su origen sobre la que se asentarían los pretiles de
piedra ahora desaparecidos.
En ambas cabeceras se aprecia parte
de los muros de aterramiento, con obra en sillares de calidad, muy antiguos y
otras partes con predominio de canto rodado asentado con fuerte mortero; en
margen izquierdo se pueden apreciar algunos hitos de piedra con la típica forma
acuchillada hincados en el suelo y que se corresponden con antiguos
guardarruedas, muy habituales en el siglo XVIII.
Su estado actual es más que
deficiente: Se ha perdido la conexión de algún tajamar con la pila, quizás por
deslizamiento. Los paramentos de los primeros tajamares, desde margen
izquierda, tiene grietas muy acentuadas que predicen la caída de varias hiladas
de sillares; algunas piezas ya han caído. Se aprecian bastante las groseras
lechadas de cemento en los pies de algunas pilas que por cierto, se están
descalzando, quizás por las fuertes avenidas de este mismo año. Y como siempre
ocurre y aquí no va a ser menos, la nula visión de los organismos oficiales
-especialmente la CHD (Confederación Hidrográfica del Duero), la Diputación de
León o el propio Ayuntamiento- en adecentar el lugar, anejo al monumento,
habilitando paseos o caminos por los que pueda acceder el visitante a las
partes bajas del puente para admirarlo y fotografiarlo. Son determinantes las
podas de arbolado y la entresaca permanente de maleza y arbustos que aquí, no
se producen desde hace años. Es prácticamente imposible contemplar esta obra plena
o bajar hasta el cauce por lo intrincado de la fronda de ribera que en muchas
ocasiones, disminuye la capacidad de desagüe de los vanos. Excesivos ramajes,
líquenes y eflorescencias en paramentos, bóvedas y muros. Se mantiene una
cutre canaleta a lo largo de uno de los bordes del tablero que tapa la zona de
claves de los arcos y que dice muy poco por el interés institucional en
mantener en buen estado una obra de estas características. En fin, parece que
la estructura ha perdido parte de esa hermosura que le dio en su día, su
constructor Pedro Arnáiz.
No hay señalización de tráfico que
informe sobre este monumento. Tampoco hay cartela que informe sobre las características e historia
del puente. Existe un cartel -no obstante- en cabecera izquierda, junto al
crucero jacobeo que informa del itinerario del Camino de Santiago hasta León y,
curiosamente, exhibe una foto de la conocida y cercana estructura de Puente Villarente sobre el río Porma, a un par de kilómetros de este lugar.
Cómo llegar: Se encuentra en la carretera nacional N-601 en
su PK 309,500, a la salida de la villa en dirección a León. Otra opción rápida
es la autovía A-231 (León-Burgos) cogiendo la salida 21 que enlaza con la ya
citada N-601 en dirección N/NW hasta la localidad de Mansilla de las Mulas. De
esta localidad también parte la inigualable carretera nacional N-625 que cruza
entre otras maravillas el Parque Nacional de Picos de Europa para terminar en
la N-634, pasado Arriondas tras recorrer la distancia de 155 kilómetros.
Alzado y planta del puente con mediciones. Libro Puentes de Castilla y León de Chías y Abad, página 385.
Dos tomas de fecha 04.08.2012
Tanda de fotos realizadas el 27.06.2016
Tanda de fotos de fecha 08.02.2020
FOTOGRAFÍAS ANTIGUAS
Interesante imagen del puente con una barca en primer término, sistema muy habitual para el cruce de ríos cuando el caudal lo permitía. Datada en los años 30 del siglo XX según se informa en el blog etnoleon.blogspot.com de donde tomo esta fotografía.
Imagen de los años 30 del siglo XX que figura en el MOSA (Archivo Monasterio de San Agustín) de la Diputación de Burgos.
Imagen del año 2007 que publica la web Patrimonio Hidráulico del Duero y que administra la propia CHD.
Una buena aunque rara instantánea en la que se pueden observar -al menos- cinco de sus arcos. Tomada en abril de 2012 y que se puede ver en la web del catálogo de puentes del Camino de Santiago.
TAJEAS DEL CAMINO REAL
Cerca del puente histórico y debido al elevado aterramiento de la calzada para evitar inundaciones o encharcamientos en la misma, se diseñaron desde antiguo una serie de tajeas que permitían el paso de esas aguas provenientes del río Esla. El juego de 2 tajeas es una reliquia de cuando se acondicionó esta vía en época decimonónica y como se observa en las fotografías, se compone de buena sillería de caliza así como mampostería, ésta quizás posterior, incorporada en algún arreglo. Los vanos son adintelados y sus bóvedas se cubren por medio de gruesas losas de piedra al viejo estilo romano o ancestral; también dispone de pequeñas aletas de fábrica. El otro juego de 3 tajeas es más moderno, quizás sustituye o amplia a otro original semejante al primero que puede que este embebido en estos hormigones. Es una obra que se construiría hacia los años 60/70 del siglo XX, cuando se amplía esta calzada para adaptarla al ancho regular de las carreteras nacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario